05/09/2023 (Ciudad de México). Entre el jueves 31 de agosto y el lunes 4 de septiembre se registraron varios enfrentamientos entre presuntos sicarios de la Familia Michoacana y pobladores de Vista Linda, localidad de la sierra de San Miguel Totolapan, al noroeste del estado de Guerrero. Por su parte, el viernes 1 de septiembre se registró la primera víctima; se trata de Hugo Cortés Barragán, excomisario de 24 años.
Desde el jueves pasado, alrededor de mil hombres de distintas comunidades de la sierra en San Miguel Totolapan se organizaron como guardia local y confrontaron al grupo criminal conformado por cerca de 200 sicarios.
Mientras tanto, mujeres, menores y adultos mayores se resguardaron en la iglesia. Otros se desplazaron en camionetas hacia la región de la Costa Grande o hacia la comunidad de Toro Muerto, en donde existen reportes de la presencia de elementos del Ejército. Sin embargo, estos no han avanzado hacia las comunidades en donde han ocurrido los eventos violentos porque los sicarios están uniformados con camuflaje tipo militar y los habitantes podrían confundirlos y atacarlos.
Cabe aclarar que la primera incursión violenta de este grupo criminal fue registrada desde hace dos semanas, cuando un artefacto explosivo casero dirigido por drones impactó en una parcela a las afueras de la comunidad, hiriendo a un jornalero agrícola.
Por otra parte, el lunes fueron suspendidas las clases en cerca de 50 escuelas en los municipios de Heliodoro Castillo, San Miguel Totolapan y Leonardo Bravo en la región serrana. Además, también se suspendió el servicio de transporte público desde que iniciaron los ataques el pasado jueves.
Sin embargo, este martes 5 de septiembre, el comisario de Linda Vista, Juan Nazario, habría informado al medio El sur que los ataques de los sicarios cesaron y que éstos se trasladaron al municipio Petlacala, a una hora de distancia, aproximadamente.
La violencia armada no es nueva en el municipio. En octubre del año pasado, un comando armado baleó la presidencia municipal de San Miguel Totolapan, asesinado al alcalde perredista Conrado Mendoza, a su padre y a siete policías.
Un factor para el incremento de la violencia en la región deriva de la disminución del precio de la amapola que previamente se cultivaba localmente. Esto a raíz del incremento de la importancia del fentanilo y sus derivados como los principales opioides comercializados en Estados Unidos. Al ser más económicos y fáciles de trasladar, han desplazado a la heroína como opioide que se producía con la amapola de manera orgánica.
Aunque el gobierno federal había podido disminuir la dependencia al cultivo de amapola mediante el impulso del programa Sembrando Vida en la región, hasta casi erradicarlo, los recursos mineros y forestales terminan siendo atractivos para los grupos criminales. Aunado a ello, los pobladores también han apuntado a la disputa por el agua que llega a las comunidades de las faldas de la sierra de Totolapan como factor de la violencia.
En ese sentido, los comisarios de las comunidades han pedido la ayuda del gobierno federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador mediante distintos medios. A través de una entrevista con el medio El Sur, por ejemplo, el comisario de Vista Linda habría pedido que “no le den la espalda al pueblo que en su momento les echó la mano”, refiriéndose a que localmente se votó en favor del proyecto de la Cuarta Transformación. “Que no nos desconozcan ahora, que nos ayuden, queremos que los niños vayan a la escuela, queremos que los grupos de Sembrando Vida hagan su trabajo, que los médicos vengan a dar atención”, dijo el comisario.
Por su parte, en una carta dirigida al gobierno del presidente AMLO, así como al de la gobernadora Evelyn Salgado, comisarios de distintas comunidades en el municipio solicitaron que atendieran los problemas de seguridad pública y así se evite “una guerra civil, porque nosotros como pueblo vamos a responder y a nadie le conviene el derramamiento de sangre.”
Según lo documentado por el medio El Sur, los soldados han mantenido la versión de que estos enfrentamientos se deben a un conflicto entre las bandas de la Familia Michoacana y de Los Tlacos, señalando a los pobladores como integrantes de ésta última. Sin embargo, sostienen los pobladores, esta participación no ha sido voluntaria, sino que algunos hombres en la comunidad se han visto forzados a colaborar con ellos mediante la coacción.