Estados Unidos argumenta que las medidas mexicanas son inconsistentes con los compromisos del T-MEC y carecen de base científica.
08/05/2024 (Ciudad de México). La controversia en el panel de trabajo sobre maíz transgénico se acrecienta luego de que Estados Unidos respondió a la defensa de México presentada en marzo, al señalar que ésta no demuestra que el maíz genéticamente alterado es inseguro y un problema de seguridad alimentaria.
La defensa presentada por la parte mexicana señala que Estados Unidos no mostró ningún estudio científico que demuestre que es seguro comer grandes cantidades de maíz transgénico, expuesto al glifosato, durante la vida de una persona. Por el contrario, México presentó una serie de estudios científicos que consignan los daños de dicho consumo.
Los contraargumentos mexicanos
David Rivero, abogado y defensor del maíz nativo, integrante del colectivo “Sin Maíz No Hay País”, advierte que los argumentos del gobierno de Estados Unidos están muy alejados de la realidad mexicana, además de que sus pruebas presentan un grave conflicto de interés e incluso tienen un sesgo “colonialista”.
En primer lugar, Rivero señala que las pruebas presentadas por Washington están basadas en los hábitos de consumo de los estadounidenses, punto importante ya que “en México el maíz es parte de su dieta diaria; nosotros consumimos maíz tres veces al día durante todas las etapas de nuestras vidas desde la infancia hasta la hasta la muerte”.
Además de esta base errónea para sus pruebas científicas, el abogado señala que estos mismos son financiados por las grandes compañías que promueven los alimentos transgénicos, como la transnacional Monsanto, hoy propiedad de la empresa Bayer. En estos estudios el equipo científico incluso agradece el apoyo financiero otorgado por dicha empresa agrotóxica, por lo que “obviamente, no van a generar un artículo en contra de las personas que les están pagando“.
Finalmente, el activista apunta que la negación de las pruebas científicas ofrecidas por México corresponde a una visión “colonialista”, puesto que su refutación no se basa en la metodología utilizada sino en argumentos que se reducen a que sus científicos son lo únicos “que puede generar este conocimiento y todas las demás no lo pueden hacer, ya que [los de los mexicanos] no vienen de un centro de investigación europeo o del norte global”.
López Obrador: les hemos propuesto hacer estudios conjuntos
Por su parte el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha declarado que en medio de esta controversia le ha propuesto al gobierno estadounidense “que de manera conjunta hagamos la investigación para que ni en México ni en Estados Unidos se consuma maíz transgénico y hasta ahora no lo han aceptado” y criticó que estas empresas consideren que son las únicas que pueden hacer los estudios pertinentes.
Además, adelantó que México puede acudir a tribunales internacionales si esta discrepancia continúa. Mientras tanto, el mandatario reiteró que en México “mantenemos nuestro decreto de no utilizar maíz transgénico para consumo humano”.
Los argumentos estadounidenses
A través de un documento, Estados Unidos solicitó que el panel, iniciado desde agosto del año pasado, concluya que las barreras impuestas por el gobierno mexicano contra su maíz genéticamente modificado son incompatibles con los compromisos del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Entre otros argumentos del gobierno estadounidense se encuentra que la postura mexicana para prohibir el uso de maíz transgénico no está basada en normas internacionales relevantes, ni están sustentados en hallazgos científicos. Además, expone que durante décadas la comunidad científica internacional ha considerado que los cultivos genéticamente modificados son seguros para el consumo humano y para la vida y la salud de animales y plantas.
Finalmente, el documento señala que las medidas de México son una discriminación arbitraria o injustificable, ya que en su defensa se argumenta que las medidas impugnadas por Washington no tienen efectos comerciales. Las exportaciones estadounidenses de maíz blanco disminuyeron significativamente de un año a otro en 2023.
Mercado mexicano, de gran relevancia para las exportaciones de maíz de EE.UU.
A mediados de febrero de 2023, México publicó modificaciones a un primer decreto de finales de 2020, en el que suavizó su postura en torno al maíz genéticamente modificado y permitió su uso como forraje y para la elaboración de alimentos para personas. Sin embargo, mantiene su prohibición para productos de consumo humano como las tortillas.
Desde la promulgación del decreto por el que se establecen diversas acciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado en febrero de 2023, las compras de maíz blanco de México a Estados Unidos han disminuido aproximadamente 40 por ciento interanual en volumen y 50 por ciento en valor total, de acuerdo al documento presentado por Estados Unidos.
De acuerdo con la Secretaría de Economía, México compra anualmente alrededor de 5.8 mil millones de dólares de maíz en 2023, de los cuales el 60 por ciento son a Estados Unidos. La mayor parte del grano importado es amarillo (genéticamente modificado) para alimentación de ganado y forraje.