En el “Día Internacional de la Tierra” es necesario entender la degradación que ha sufrido el planeta por el fortalecimiento de modelos agroindustriales de exportación y de actividades como la minería.
23/04/2024 (Ciudad de México). Desde el 2009 la Asamblea General de las Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 22 de abril de 2024 como el “Día Internacional de la Tierra”. El objetivo de esta fecha es concienciar acerca de la conservación y la sostenibilidad del medio ambiente e implementar medidas urgentes para un futuro más saludable. Asimismo, se enmarca en el “Decenio de la Restauración de Ecosistemas”, también designado por la ONU para alertar sobre la importancia de tomar acciones para regenerar el mundo natural.
“Aunque un decenio puede parecer mucho tiempo, estos diez próximos años son los que más importancia tendrán, según los científicos, en la lucha por evitar el cambio climático y la desaparición de millones de especies”, señala el Programa de Naciones Unidas Para el Medio Ambiente (PNUMA).
El modelo comunal frente al modelo industrial
En De Raíz entrevistamos a la Dra. Leticia Merino Pérez del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien desde la década de 1980 se dedica a la investigación relacionada con el uso integral-sostenible de los recursos naturales en diferentes regiones del país y quien el pasado 18 de abril, en compañía de varias personas de la comunidad académica, presentó la Agenda Socioambiental 2024.
En su diagnóstico sobre la realidad socioambiental de México, Merino señaló que la mayor parte de la biodiversidad en el país se encuentra en territorio comunitario, por lo que es necesario voltear hacia estas experiencias y su papel en la restauración de ecosistemas.
“Hay cientos de comunidades en el país que están haciendo esfuerzos de manejo forestal y de agroecología, que son muy poco conocidas y son muy importantes. La presencia local es fundamental para proteger contra todas estas presiones que acarrea el cambio climático, las plagas, los incendios y las sequías. En Chiapas está una experiencia llamada Monte Sinaí, en Oaxaca están las comunidades de Sierra de Juárez que llevan más de 30 años trabajando los problemas de los bosques”, enumeró la Dra. Merino como parte de la experiencias comunitarias que aportan a la conservación de ecosistemas en México
Asimismo recordó las adversidades a las que deben hacer frente las comunidades para emprender proyectos de aprovechamiento de recursos naturales, a diferencia de las grandes industrias agrarias.
“Esas comunidades están en condiciones muy adversas de clima, de crimen, de caída de presupuesto institucional y de imposición de requisitos engorrosos para el aprovechamiento de recursos naturales. También hay que sumar la migración de jóvenes, la existencia de mercados donde las personas no pueden cubrir sus costos de producción. Mientras la agroindustria no tiene ninguna regulación o problema”, señaló la investigadora del IISUNAM.
Al identificar los diversos factores y actores que atentan contra los territorios comunitarios, la Dra. Merino señaló a las políticas públicas que favorecen modelos agroindustriales de exportación y a actividades como la minería, que se les concesiona gran parte del territorio nacional junto con los recursos hídricos.
“Hay un tema por parte de las políticas públicas desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio (1994), ya que los proyectos comunitarios no reciben atención y por el contrario se ha privilegiado la economía de exportación, como el aguacate que provoca deforestación. También está el caso de las mineras que tienen el 45 por ciento del territorio ubicado en bosque templado concesionado por hasta 100 años, en donde tienen derechos para expropiar la tierra, toda el agua que se encuentren y en la mayor parte de las veces operan sin manifestación de impacto ambiental, violando la ley y ni quien los moleste”, subrayó la Dra. Merino