Dentro de las 66 personas, había 22 niños, niñas y adolescentes. 58 personas ya fueron liberadas

29/03/2024 (Ciudad de México). Entre el viernes 22 y el sábado 23 de marzo, 66 personas fueron secuestradas de manera paralela en Culiacán, Sinaloa. Según se informó en medios de comunicación locales, grupos fuertemente armados llegaron simultáneamente a distintos hogares de la ciudad en el noroeste del país y privaron de su libertad a grupos enteros de personas, algunos de los cuales conformaban parte de las mismas familias. 

Sin embargo, para el lunes 25 de marzo, ya se había anunciado la liberación de 58 de las personas secuestradas, mientras otras ocho personas permanecen en calidad de desaparecidas hasta este 27 de marzo. Por los hechos ocurridos durante el fin de semana, la Fiscalía General del Estado de Sinaloa (FGES) anunció la apertura de 9 carpetas de investigación por la desaparición múltiple de personas. 

Trascendió que el sábado 23 de marzo, mientras se daba a conocer la primera información relativa a la desaparición, el gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), invitaba a la población a no tener miedo, ya que son “cosas que pasan”. Para el martes, el gobernador emitió un nuevo mensaje a través de su cuenta oficial de Facebook en el que volvió a invitar a la población a que “no tengan miedo” y “disfruten las vacaciones en santa paz”, ya que Sinaloa es “un estado tranquilo”

En respuesta, desde el viernes se mantiene un operativo de alrededor de 1800 elementos federales, mismo que para este miércoles 27 continuaba desplegado en la capital sinaloense debido a las ocho personas que se mantienen en calidad de desaparecidas. Durante el domingo 24, de este operativo derivó un enfrentamiento con civiles armados en el Bulevar Diego Valadez, cuyo saldo fue un soldado muerto, un policía herido y tres civiles detenidos, los únicos hasta ahora. 

Durante todo el fin de semana se especuló sobre las razones de la desaparición múltiple, ya que no se solicitó ninguna suma a cambio de la liberación de las personas privadas de su libertad. En un inicio, se atribuyó al conflicto particular entre dos facciones del Cártel de Sinaloa: la de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, conocida como “Los Chapitos” o “Los Menores”, y la liderada por Aurelio Guzmán Loera, hermano de El Chapo conocido como “El Guano”. 

Esta versión fue parcialmente repetida por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su conferencia matutina del lunes 25, quien también atribuyó la desaparición múltiple al conflicto entre bandas. Sin embargo, señaló que no puede dar mucha información para no afectar las investigaciones. 

Sin embargo, durante la mañana del martes 26, diversas mantas fueron colocadas alrededor de la ciudad las cuales estaban firmados con las iniciales IAG, por lo que se atribuyeron a Iván Archivaldo Guzmán, uno de Los Chapitos. En éstas, se descartaba la supuesta guerra entre organizaciones, aunque sugiere que la desaparición múltiple correspondió a “castigos” ejercidos por esta organización en contra de una banda de extorsionadores y ladrones de casas operando en la ​ciudad. Las mantas indicaban que “aquí no se permite el robo, secuestro, extorsión, ni cobro de piso. Ya saben cuáles son los principios de la organización.” 

Destaca que la desaparición múltiple ocurrió apenas un día después de un enfrentamiento en Badiraguato, región ubicada en la sierra sinaloense e identificada por ser el lugar de origen de El Chapo Guzmán. Como saldo del enfrentamiento, distintos vehículos fueron incinerados y tres hombres perdieron la vida; dos de ellos aparecieron decapitados. 

Desde 2017, con la extradición a Estados Unidos del líder histórico del llamado “Cártel de Sinaloa”, El Chapo Guzmán, el alcance de la organización y la relación entre sus facciones comenzaron a ser cada vez más difusas, lo que se ha manifestado en niveles de violencia que hace tiempo no se observaban en la entidad. Hechos como el enfrentamiento en Badiraguato también colocan de relieve la posibilidad de una guerra abierta entre la facción de los Guanos y la de Los Chapitos. 

Los Chapitos, además, se han visto presionados de manera particular por el gobierno de Estados Unidos, que buscó la extradición de uno de ellos, Ovidio Guzmán, inmediatamente después de haber procesado a su padre, El Chapo Guzmán. Derivado de la orden de extradición ejecutada por la Fiscalía General de la República de Ovidio, se desataron dos grandes operativos de las Fuerzas Armadas para capturarlo, los cuales son conocidos como los “culiacanazos”.

El primero de ellos ocurrió en 2019 y resultó fallido, debido a que grupos de civiles armados reaccionaron de manera violenta y rodearon una unidad familiar donde habitaban familiares de militares, amenazando con atacarla. Aunque habían logrado extraer a “El Chapito”, el gobierno Federal tomó la decisión de liberarlo para evitar a toda costa la pérdida de vidas. 

El segundo de ellos ocurrió en enero de 2023 y se consideró exitoso, principalmente porque se logró la detención del presunto líder criminal. Posteriormente a este segundo evento, conocido como el “Culiacanazo 2.0”, se desplegó un fuerte operativo de las Fuerzas Armadas en las principales regiones identificadas con el tráfico de drogas, incluyendo Culiacán y Mazatlán, con la finalidad de prevenir el incremento de la violencia derivada de la potencial lucha entre las distintas facciones de las organizaciones, como suele ocurrir luego de las capturas de líderes o capos. 

A pesar del operativo que buscó disuadir la posible violencia, es necesario reconocer que el negocio de la delincuencia organizada continúa a pesar de la detención de líderes de organizaciones. Sin embargo, la ausencia de éstos con su captura deja libres espacios centrales para las distintas economías criminales que, muchas veces, terminan siendo disputados por distintos actores relevantes en éstas. Debido a ello, la violencia podría haberse contenido con la presencia de las Fuerzas Armadas, pero las tensiones perduran. En el caso de Sinaloa, no queda tampoco clara la relación que existe entre Los Chapitos y el otro líder histórico del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, lo que también ha sido motivo de especulación sobre tensiones entre las distintas facciones y la relación con el incremento de la violencia.