08/03/2024 (Ciudad de México). Este 8 de Marzo, en el marco del Día Internacional de las Mujeres, las mexicanas volvieron a salir a las calles a exigir justicia por aquellas víctimas de feminicidio y desaparición. Salieron para pedir que disminuyan las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, pero también pare solidarizarse con otros movimientos sociales.
Este año, la marcha contó con la asistencia de al menos 40 mil asistentes, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), que llegaron al Zócalo la tarde de este viernes.
Desde muy temprano, las mujeres se dieron cita en diversos puntos a lo largo de Paseo de la Reforma. Uno de los principales puntos de concentración fue en el Monumento a la Revolución, alcaldía Cuauhtémoc, en donde se dieron cita los primeros contingentes: estudiantes, infancias, trabajadoras sexuales, adultas mayores y colectivas.
“Creo que sin las primeras mujeres que comenzaron está lucha ni siquiera nos conoceríamos, ni siquiera tendríamos la libertad de venir aquí”, contó una de las manifestantes a las reporteras de De Raíz.
Consignas de lucha y reivindicación se cantaron al unísono, en coro. Las calles lucían inundadas de una marea morada, no faltaban los pañuelos verdes que recordaban una de las conquistas más relevantes de este siglo: el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
La marcha comenzó alrededor de las cuatro de la tarde, en la Glorieta de las Mujeres de Lucha y el punto principal de llegada fue el Zócalo.
Las madres en búsqueda de justicia también se hicieron oír
“Soy abuela de Melanie que fue violada por su padrastro., quisiera yo, que ya no permita el gobierno que se dejen vender los jueces”, dijo una de las entrevistadas.
Así como también padres que acudieron para denunciar el caso de sus hijas, hermanas y madres, como John, hermano de Dalia Carolina Morales Pascual, víctima de desaparición. “No es una lucha solo de mujeres porque también habemos hombres buscando precisamente mujeres, buscando mujeres que nos arrebataron, mujeres que no regresaron a casa”, dijo.
Pero las mujeres reconocen la lucha de quienes nos antecedieron como Tere Solalindequien compartió que “muchas mujeres en la historia han luchado por todos los privilegios de los que hoy gozamos. También hay mujeres que se oponen aún a estás luchas y a visibilizar todas las violencias que vivimos”.
Pero en esta marcha se observaban a jóvenes, principalmente: son ellas las herederas de las luchas. Lo saben y salen motivadas para denunciar que todavía hay pendientes en la garantía de nuestros derechos, pero que reivindican el origen.
“Es un día de lucha y de memoria por todas las que ya no están. No es un día de festejo. No queremos que nos feliciten. Lo que queremos es que las cosas estén en paz, estar tranquilas. Tranquilidad. Es un día de lucha”, aseguró Lucy quien a sus 16 años considera importante salir a marchar porque detrás de ella está su hermana menor, y quiere inspirarla “para no tener miedo”, dijo a las reporteras.
Y entre la masividad también sobresalió el apoyo a Palestina y el rechazo a los ataques perpetrados por Israel y en contra de la ocupación ilegal sobre el territorio de Gaza. Palestina, dijeron, “está presente porque en México somos solidarios y Palestina está presente”.
Los contingentes caminaron uno a uno bajo los insolentes rayos del sol, que no lograron atemorizar a las manifestantes que se dirigieron a la Glorieta de las Mujeres de Lucha en donde se llevaron a cabo actividades como tendederos y un micrófono abierto a las víctimas y sobrevivientes.
Pero las mujeres avanzaron, mano a mano e hicieron suyo el espacio público. Luego de casi siete horas, las manifestantes entraron al Zócalo con el ánimo triunfante. Alrededor de las seis de la tarde, aún había mujeres que llevaban sus carteles y se apresuraban.
Una vez en el Zócalo las manifestantes encontraron enormes vallas que no se salvaron de llevar las consignas de lucha, además se leyó un posicionamiento en el que se recalcó que la lucha de las mujeres continúa por salud, vivienda, por los territorios, por estar vivas.
Y es que en este 8M sí, hubo algarabía y fiesta, pero también la reivindicación combativa: las mujeres al pie de lucha.