La embestida mediática figura una falsa dicotomía de cara a las siguientes elecciones: democracia o dictadura. Se alerta que la democracia es amenazada por Morena y se señala, abiertamente, como la salvación a la precandidata opositora: Xóchitl. ¿Hasta dónde se está simplificando? ¿México pierde libertades?

19/01/2024 (Ciudad de México). En 2024 se disputarán las elecciones más grandes de la historia de México con 20,375 cargos en disputa y más de 97 millones de personas convocadas a las urnas el domingo 2 de junio de este año. Los medios corporativos lo saben muy bien, y el trabajo de construir una narrativa contra el oficialismo no es reciente, de hecho, lleva años adaptándose. Sin embargo, hoy sorprenden con discursos tan manidos como “dictadura o democracia”.

Síntomas de una desesperación: ¿democracia y dictadura?

En una de sus últimas apariciones el payaso Brozo, personaje del comediante Víctor Trujillo, lanzó una advertencia al electorado: “Aquí nada más hay de dos sopas: o se vota por la dictadura o se vota por la democracia”, y para que quedase claro que ellos eran los destinatarios remató: “La narrativa son ustedes, cabrones”.

Para Brozo, la democracia está representada por la alianza conformada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que, mes con mes, se resquebraja más gracias a las revelaciones de los pactos entre las cúpulas de sus dirigencias en lo “oscurito” y la pérdida de confianza en su precandidata presidencial, Xóchitl Gálvez, que no puede articular un discurso político sin un teleprompter.

Por el otro lado, como símbolo del autoritarismo, está el oficialismo integrado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y aliados, quienes en las últimas elecciones presidenciales obtuvieron el 53.1% de votos del electorado, y han ganado por la vía del voto 22 entidades federativas desde 2018. Tal inercia ha provocado que desde el partido se hable del “Plan C”, el cual llama a votar todos los puestos en disputa en la papeleta electoral a favor de la alianza que tiene como precandidata a Claudia Sheinbaum, lo cual es considerado como el signo de mayor preocupación tanto por la oposición mediática y política.

Esta dicotomía olvida los matices y simplifica la realidad, al punto de “saltarse” a Movimiento Ciudadano (MC), como sostiene el propio Brozo, quien podrían constituir una fuerza política importante en el país. En lugar de observar una tercera fuerza o un equilibrio, el payaso les relega a depender de su comportamiento político en relación con las otras dos alianzas.

De populismo a dictadura: tomando en serio la mediatización

El discurso de los medios corporativos ha avanzado. Así, en un lejano 2020, Brozo señalaba al gobierno del hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador, como populismo. En sintonía, su compañero de medio, Carlos Loret de Mola, publicaba un artículo con el título “Los populistas y sus ejércitos”.

Aunque la simplificación de la realidad no es nada nuevo, desde las ciencias sociales tomó relevancia el concepto de “populismo” para describir, usualmente de manera negativa, la forma en la que ejercen el poder gobiernos, regularmente, progresistas. De tal forma que se ha desarrollado una diputa intelectual que continúa.

Autores como Kirk A. Hawkins y Cristóbal Rovira Kaltwasser han caracterizado los discursos “progresistas” bajo tres ejes 1) maniqueos, 2) centrados en la noción de “pueblo” y 3) dirigidos a señalar a una élite corrupta. En el mismo sentido, el sociólogo Pierre Rosanvallon ha considerado al populismo como un “régimen de pasiones“.

Del lado opuesto, las izquierdas han resaltado su naturaleza inherentemente democrática, como lo resaltó el filósofo argentino Ernesto Laclau, o considerado como una nueva “alternativa a las izquierdas”, según la teórica feminista Nancy Fraser.

No obstante, el tono ha experimentado un cambio drástico con las elecciones a la vuelta de la esquina. El líder del partido que ganó las elecciones en 2018 ya no gobierna de manera “populista”, sino dictatorial, según el payaso de LatinUs. Del mismo modo, el principal conductor de Atypical TE VE, el medio de referencia para la extrema derecha, Carlos Alazraki, difunde el mismo mensaje.

De acuerdo con el politólogo y filósofo Norberto Bobbio, la dictadura es “una forma de ejercer el poder temporalmente para resolver un conflicto específico, y a lo largo del siglo XX, esta se asoció, en los países occidentales, con cualquier forma de gobierno que no fuera democrática”.

No obstante, el filósofo mexicano Enrique Dussel observó que en la contemporaneidad estamos frente a un nuevo tipo de dictaduras que se estructuran a través de las élites del capital, las burocracias políticas estatales, las masas adormecidas y la mediocracia. En este contexto, esta última tiene la tarea de favorecer los intereses de quienes poseen el dinero.

La dictadura de cerca: más allá del término, hechos

Con motivo de que Brozo pusiera en el centro de la atención pública la palabra “dictadura“, es importante recordar que a lo largo de nuestra región latinoamericana han existido, al menos, 13 dictaduras desde República Dominicana en 1930 hasta Argentina en 1983.

Conforme al actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, estos regímenes fueron instaurados bajo el pretexto de “traer estabilidad“, invocando la seguridad nacional, y se caracterizaron por tener presos políticos, violaciones de los derechos humanos, presencia de paramilitares y restricción de la libertad de prensa.

El ejemplo, quizás, más destacado por su brutalidad y conmemoración reciente es el caso chileno. El 11 de septiembre de 1973, se estableció la dictadura militar dirigida por Augusto Pinochet, la cual perduró durante 17 años.

Durante este período, se implementó un régimen sistemático de violación a los derechos humanos, resultando en una crisis humanitaria que dejó un saldo de 2,296 víctimas por homicidio político, un total de 28,459 personas detenidas por motivos políticos, la mayoría de las cuales fueron torturadas, y una cifra oficial de al menos 3,200 desaparecidos.

¿La libertad está en riesgo?

El ideal de libertad es algo imposible de medir, pero como parte de los esfuerzos de cuantificación en la realidad, el Instituto Cato y el Instituto Fraser llevan a cabo el “Índice de libertad humana” (Human Freedom Index, en inglés) anualmente.

En este índice, se evalúa la libertad económica, civil y personal. Según dicho estudio, México ocupa el puesto número 95, justo por debajo de Kenia y por encima de Colombia. En detalle, el país obtiene su puntuación más baja en libertad personal con 6.22, seguida por la libertad humana con 6.55.

Sin embargo, es necesario abordar críticamente estos índices, ya que los 10 primeros países de la lista son en su mayoría de Occidente, específicamente de Europa. Mientras que los 10 países menos libres, según el informe, pertenecen en su mayoría a una región con costumbres distintas a las cuales se toma como referencia, el Medio Oriente.

No obstante, al evaluar la libertad en México, es crucial realizar un análisis profundo que permita diferenciar entre la opresión derivada de medidas gubernamentales y el fenómeno de inseguridad, que continúa siendo una característica común en México con 30 mil asesinatos a lo largo de 2023, a pesar de una reducción del 20% en los últimos 5 años.