05/12/2023 (Ciudad de México). Superado el momento de perplejidad luego de los resultados de las elecciones presidenciales en Argentina, con el triunfo de la ultraderecha, las y los trabajadores rápidamente comienzan a reaccionar y se unifican.
Ocurrió ayer en la ciudad de Buenos Aires. En un acto masivo, la Confederación General de Trabajadores (CGT), la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) conformaron un solo bloque para enfrentar el ajuste económico (despidos masivos) y social (cierre de los programas de ayuda a sectores vulnerables) anunciados por el gobierno entrante del neofascista Javier Milei. Se trata de una inédita unidad en la acción de la clase obrera tanto del sector formal (asalariados) como del denominado sector informal (cuentapropistas). De esta forma comienza a gestarse en Argentina un Frente Popular de Resistencia.
Ante miles de laburantes (que es así como gustan llamarse a sí mismos los obreros argentinos), hablaron varios referentes de los movimientos sociales argentinos. Fueron emotivas las palabras del fundador y asesor de la UTEP, que además fue precandidato presidencial, Juan Grabois: “Nosotros, con los medios que nos permite la Constitución, defendiendo cada derecho conquistado de los estudiantes, de las mujeres, de los trabajadores, de cada uno de los sectores de nuestro pueblo que va a defenderlo. Nosotros, como fuerza política, como fuerza social que no está atornillada a ningún cargo, que no depende de ninguna manera de los resortes del Estado para pelear, nosotros vamos a estar poniendo el cuerpo, la cabeza y el corazón por la Argentina. Si nos toca sufrir la persecución, si nos toca sufrir la difamación, si nos toca sufrir la prisión, esa va a ser la forja en la que se temple el acero para cuando volvamos mejores, muchísimo mejores”
El dirigente de la CTA, Hugo Godoy, afirmó: “Este espacio de unidad va a decir con claridad lo trágico de lo que estamos atravesando: no solo son neoliberales sino una experiencia neofascista terrible para la sociedad”.
Una mujer trabajadora, la dirigente Johana Duarte sostuvo: “Es una compleja etapa. No solo es el neoliberalismo, muchos de nuestro pueblo lo votaron (al nuevo gobierno). Nunca el pueblo es el culpable de los retrocesos, habrá que asumir las cosas que no hicimos, las que nos faltaron. Nos queda la tarea enorme de reconstruir el campo popular”.
Es raro que se encuentren –y que, cuando se encuentran, se reconozcan- estos dos grandes segmentos de la clase obrera: la formal asalariada, que tiene estabilidad laboral y cuenta con seguridad social de corto y largo plazo, y que puede formar sindicatos, con la informal que es resultado de las transformaciones en el mundo laboral que se originaron en las revoluciones industrial primero y tecnológica después, que crearon una enorme capa de trabajadores “independientes” y “autónomos” desde el punto de vista de que no tienen vínculo formalmente establecido con la parte empresarial. En Argentina, a las y los trabajadores pertenecientes a este enorme conglomerado se les llama en términos genéricos como pertenecientes a la “Economía Popular”; en Colombia le denominan “Economía Solidaria”; en México se le suele calificar como “Economía Social”.
El sistema capitalista separa y enfrenta la una con la otra y lo hace a través de la competencia en el mercado laboral, y también la competencia en el mercado de consumo, cuando el despido masivo de trabajadores del sector formal significa que el sector informal no regulado los absorbe, pero al hacerlo (en un contexto recesivo de la economía) disminuye las potenciales ventas del conjunto.
La historia parece reconfigurarse ahora en Argentina, donde la magnitud de la amenaza, las junta. Una nueva lección, esta vez positiva, que nos viene desde las tierras del Sur.