Faltan apenas tres días para el balotaje presidencial en este país sudamericano. El tiempo se agota para las campañas electorales de los dos contendientes: la candidata de izquierda Luisa Gonzáles de la izquierda, y el candidato Daniel Noboa que ha aglutinado a toda la derecha. Están en juego dos modelos de país –no tan sólo modelos económicos- que pasan por lo ambiental, lo político, la seguridad pública, el Estado de derecho, la gobernabilidad y, por supuesto, lo económico.
La campaña electoral ha estado marcada a fuego por la violencia y el crimen político. Ecuador es un país que hace diez años tenía uno de los mejores niveles de protección ciudadana y control del delito pero hoy, luego de la crisis mal manejada por los neoliberales y la pandemia, los ha perdido por completo. El descontrol gubernamental, tanto de las calles como de las cárceles, permite que ocurran cosas como el asesinato hace un mes de uno de los candidatos, Fernando Villavicencio, a manos de un grupo de sicarios colombianos, mismos que, una vez detenidos y presos, son a su vez asesinados en recintos penitenciarios, seis de ellos en una cárcel de Quito y el séptimo en otra prisión en Guayaquil.
En conversación con De Raíz, Nataniel Castillo, componente del Observatorio Político de la Universidad Andina Simón Bolívar con sede en Quito, a la pregunta de qué impacto político-electoral tendrán el asesinato de Villavicencio y la ejecución de sus matones, afirmó: “La ecuatoriana se ha convertido en una sociedad que ha perdido gran parte de la capacidad de asombro e indignación, la vorágine de noticias desde hace un mes sobre el crimen del candidato Villavicencio, en vez de esclarecer genera más y más dudas. Con la muerte de los autores materiales no se podrá subir al nivel de los que dieron la orden criminal. Ahora se agrega un elemento más a esta trama: si pudieron matar en cuestión de horas a los siete en dos cárceles ubicadas a gran distancia, ¿no significa eso que hay una estructura muy peligrosa de protección oficial?”. Encima de la impunidad, la guerra sucia contra la izquierda ha seguido en estos días con la declaración de uno de los encausados por el caso Villavicencio que mencionó a Rafael Correa, lo que dio pie a una campaña para intentar implicar al ex presidente, extremo rechazado de plano por el partido correista “Revolución Ciudadana”.
La recta final de estas elecciones se da bajo estrictas medidas de seguridad y protección policial y militar de los candidatos Gonzáles y Noboa, así como de sus candidatos a la vicepresidencia Andrés Aráoz y Verónica Abad, que tienen que caminar con chalecos antibalas y casco casi todo el tiempo. Es una imagen que a su vez potencia la sensación de inseguridad, por lo que el tema de las políticas contra el delito organizado y el narcotráfico se convirtieron en el eje más importante de la campaña.
El doctor en ciencias políticas Castillo, es enfático en este punto: “El bloque conservador ha logrado que casi todos los debates giren en torno a este tema, lo que no es lo mejor para la izquierda que siempre va a buscar que la campaña toque primordialmente los temas de salida a la crisis económica y las políticas sociales, pero a Luisa Gonzáles la ha faltado tiempo en una campaña corta y congestionada por los crímenes, para desplegar todo su programa”.
El otro tema que dominó este último tramo de la campaña fue el de la moneda, si seguirá siendo el dólar o se volverá nuevamente a la moneda nacional. La derecha emprendió una arremetida contra Luisa Gonzáles acusándola de querer hundir la economía con una supuesta “desdolarización”. Para esto el cuartel de campaña de Noboa aprovechó las conclusiones de una reunión del “Grupo de Puebla” hace unos días en que propusieron abandonar el dólar pero a escala internacional, no refiriéndose al caso ecuatoriano.
“Fue una falta de tino político por parte de Rafael Correa participar en un evento internacional, una de cuyas principales conclusiones retomaba una palabra que para el ciudadano ecuatoriano es muy sensible, desdolarización. Extraña que Correa no hubiera anticipado esta situación, que no se diera cuenta que lo debatido por el Grupo Puebla sería retomado por la campaña del bloque conservador. Entre las filas mismas de la izquierda se preguntan si no era mejor postergar esa reunión para después del balotaje”, sostiene Castillo.
Finalmente, la franja de indecisos, que está entre el 12% y el 18%, sigue siendo muy significativa por lo que en estos últimos tres días la lucha será por atraer ese voto que puede cambiar el escenario. Segmentos de jóvenes, indígenas y mujeres son parte de este grupo de indecisos. Hace pocas horas el dirigente nacional indígena Leónidas Iza hizo una declaración en la que afirma que nunca los indígenas podrían respaldar a quien representa a la oligarquía. Fue un espaldarazo para Luisa Gonzáles, el domingo sabremos si fue suficiente.