Del viernes 29 de septiembre al domingo 1 de octubre se realizó en Puebla, precisamente la ciudad mexicana donde nació esta plataforma progresista, la reunión del “Grupo de Puebla”.
Estas reuniones congregan a personalidades políticas y en esta ocasión estuvieron los ex presidentes Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, Ernesto Samper de Colombia y Martín Torrijos de Panamá. Por Cuba llegó el canciller Bruno Rodríguez y de Venezuela estuvo la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Destacó el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo. Pero la presencia que más expectativa concitó fue la de Claudia Sheinbaum, recientemente elegida coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación de México. Sheinbaum puede convertirse, en la eventualidad de ganar el 2024 la presidencia del país de habla hispana más poblado de América Latina, en un referente imprescindible para las y los progresistas.
En la inauguración Rafael Correa marcó el tono de los debates con afirmaciones tales como “los vaivenes que ha sufrido el progresismo, especialmente durante la contraofensiva de la ultraderecha con Donald Trump al frente, lamentablemente el progresismo dejó de estar en contacto”, y “estamos en época de disputa y el progresismo se está recuperando, en una segunda ola que requiere la unidad y la integración para hacer frente a quienes se oponen al cambio”.
En su intervención Evo Morales calificó de vergonzoso que todavía impere en la mentalidad de los dirigentes de Estados Unidos la “Doctrina Monroe”. En realidad, esa doctrina que se expresa en la frase “América para los americanos” fue elaborada por John Quincy Adams en 1823 como una reacción al colonialismo europeo, y la presentó el presidente James Monroe, que terminó dándole su apellido a lo que con el tiempo fue la justificación ideológica de las acciones imperialistas norteamericanas. Continuando con su disertación, Morales planteó que: “En lugar de la América colonial que dejaron los europeos, o la América neocolonial que crearon los estadounidenses, debemos trabajar para hacer de estas tierras una América Plurinacional independiente y soberana”. En sus conclusiones, el Grupo incorporó una versión –descafeinada, hay que decirlo- de este planteamiento: la unidad en la diversidad.
En la parte económica del debate, el progresismo latinoamericano afirma que no basta sólo hablar de “superar el neoliberalismo”, sino que se debe construir “un Modelo Solidario de Desarrollo que se base en la inclusión social, la generación de valor, la transición ecológica y energética, en una nueva institucionalidad social y en la construcción de una ciudadanía democrática”. El encuentro valoró muy positivamente las propuestas que en Colombia desarrolla el gobierno de Gustavo Petro.
Se aclaró que la propuesta de “Desdolarizar la economía significa que en vez de utilizar una única moneda para intercambio se utilice una canasta de monedas como hace Brasil, los BRICS o varias regiones de Europa”. La aclaración se tenía que hacer por la campaña que la derecha realiza en Ecuador contra la candidata de izquierda Luisa Gonzáles, acusándola de querer hundir la economía al abandonar el dólar como medio de pago interno (recordemos que Ecuador es una economía dolarizada desde el año 2000).
El Grupo de Puebla se pronunció abiertamente por el fin del bloqueo contra Cuba y el levantamiento de sanciones unilaterales contra Venezuela, en consonancia con la postura y las resoluciones de Naciones Unidas. De igual forma se emitió un abierto respaldo al presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, por los intentos de escamotear la voluntad popular expresada en las urnas y que le dieron un amplio triunfo.
Dos cosas llamaron la atención de este encuentro. La ausencia de liderazgos de Argentina, por lo que el riesgo de un triunfo electoral del neofascista Javier Milei –la mayor amenaza al progresismo hemisférico en este momento- se menciona pero sin analizarla en profundidad en la declaración final. La segunda es la ausencia de líderes populares, indígenas o de trabajadores, tal vez el único participante de estas características fue Evo Morales, pero el resto de participantes le dieron un aire elitista e institucionalista al evento. He aquí el punto débil del “Grupo de Puebla”.