22/01/2025 (Ciudad de México). En las últimas 48 horas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado varias órdenes ejecutivas que materializan lo que adelantó en su investidura, cuando en su discurso en el Salón Redondo del Capitolio afirmó: “No va más el Green New Deal”.
Se refería Trump al nuevo acuerdo verde que, desde febrero de 2019, hizo suyo el ala más progresista (que en el lenguaje de la política estadounidense llaman liberalista) del Partido Demócrata, una de cuyos portavoces es Alexandria Ocasio-Cortéz, joven y carismática legisladora en la Cámara de Representantes. El Green New Deal (GND), que propone conjugar la lucha contra el cambio climático con las políticas contra la desigualdad social, sin descuidar la generación de empleo, fue aplicado a medias por la administración de Joe Biden y Kamala Harris.
Es una propuesta que tuvo sus orígenes en las ideas ecologistas de Al Gore, vicepresidente en la administración de Bill Clinton, y que el año 2000 ganó las elecciones presidenciales por una diferencia de medio millón de votos en urnas frente al republicano George W. Bush, pero terminó perdiéndolas en el Colegio Electoral, en aplicación de las cada vez más cuestionadas reglas del peculiar sistema político estadounidense.
El aporte del ecologismo burgués de Gore fue posicionar el calentamiento global como un hecho fáctico, identificando con base científica su carácter antropogénico, vale decir causado por las actividades humanas. Su limitación consiste en que se niega a reconocer que el problema sea la matriz capitalista del sistema industrial planetario, que funciona a base de energéticos fósiles (carbón, petróleo, gas) cuya combustión genera los gases de efecto invernadero. Así se explica que haya elaborado propuestas como la de implantar un “capitalismo verde”, que asigne valores económicos a los bienes comunes naturales, incorporándolos dentro de un mercado de capitales.
Un largo debate que comenzó en 1972 (cuando en Estocolmo se reunió la Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente Humano) en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, sumado a la creciente presión de cada vez más países afectados por los desastres climáticos, llevaron el año 2015 a la firma de los “Acuerdos de París”, que es así como se conoce a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Tal Convención fijó objetivos de reducción de emisiones mundiales para el año 2030, con mayor carga de responsabilidad en los países más desarrollados y contaminantes, con el objetivo de evitar incrementos de temperaturas que extingan las formas de vida en el planeta.
Como estos acuerdos limitan las inversiones de la industria petrolera, era lógico que en las potencias productoras y exportadoras de petróleo (Estados Unidos, Arabia Saudi, Rusia, Irán) comenzara a gestarse la reacción regresiva, asumiendo como ideología el “escepticismo ambiental” o, peor, el “negacionismo climático”. Trump y su tosco negacionismo representan los intereses de las poderosas corporaciones petroleras estadounidenses, que hicieron millonarios aportes para su campaña, confiados en que, con el republicano en la Casa Blanca, comenzaría la “era dorada” de sus ganancias y se acabarían las regulaciones ambientales.
Y se acabaron. Las órdenes ejecutivas, firmadas por el magnate convertido nuevamente en presidente, oficializan el retiro de su país de los Acuerdos de París (un proceso que formalmente tomará un año, aunque sus efectos prácticos sean inmediatos), paralizan las ayudas federales a la industria de los coches eléctricos, limitan las inversiones y el uso de la energía eólica, y fomentan la industria de combustibles fósiles priorizándola frente a la energía renovable, acabando con cualquier noción de transición energética.
Todas estas decisiones son ahora duramente criticadas por autoridades ambientales de las Naciones Unidas, de Europa y de América Latina, que las calificaron como un enorme retroceso en la agenda climática mundial, que causará daños a la sostenibilidad de vida en el planeta, que ya está en riesgo por el ritmo acelerado y las temperaturas a que está llegando el calentamiento global.