02/12/2024 (Ciudad de México). En la ciudad de Canberra, capital australiana, avanza en el Parlamento la aprobación de una rigurosa “Ley de seguridad digital”, que tiene medidas regulatorias sobre las plataformas digitales de redes sociales. Esta ley fuepropuesta por el gobierno laborista de centroizquierda, logrando en el Congreso bicameral el apoyo de la oposición conservadora.
Al momento de exponer los motivos de la norma, el primer ministro Anthony Albanese afirmó: “Con esta ley Australia se sitúa a la vanguardia de los esfuerzos para proteger la salud mental y el bienestar de los niños, de los efectos perjudiciales de las redes sociales, como el odio o el acoso en línea”.
Problemas reales como la peligrosidad de algunos juegos de reto, cuya práctica causó daños permanentes e incluso muertes en adolescentes, se convirtieron en argumentos para votar en favor de una norma que pretende “evitar la difusión de contenidos en línea extremadamente dañinos para los menores de 16 años”. La prohibición tiene efectos diferidos lo que, en términos jurídicos, significa queotorga a las empresas que operan esas plataformas un año para desarrollar una serie de restricciones a su uso para menores de 16 años, que hoy acceden regularmente, sin filtros, a las aplicaciones TikTok, Facebook, Instagram, Snapchat y X.
Los alcances de la regulación no llegan a afectar los servicios de mensajería por internet (WhatsApp, Telegram, Facebook Messenger, WeChat, Signal), tampoco las aplicaciones de juegos, ni los contenidos de YouTube, que se considera tienenbastantes resguardos.
Aceptando que el veloz desarrollo de nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs), mucho más ahora con la reciente irrupción de la Inteligencia Artificial, pueden traer grandes beneficios, pero pueden también abrir grandes peligros para las sociedades, el debate no es si los Estados (que son la cristalización y estabilización del orden social) deben regularlas, sino hasta qué punto deberían hacerlo sin convertirse en formas de autoritarismo.
Y no sólo es un debate que se está dando en Australia, que es el país que estáoptando por la prohibición de acceso a dichas plataformas digitales para menores de 16 años, sino en varios otros países que ya están poniendo límites a la difusión en línea.
Gran Bretaña aprobó hace un año su “Ley de seguridad en la Red”, que obliga a las grandes empresas proveedoras de plataformas y aplicaciones, a cuidar los contenidos que se difunden y a controlar, mediante el uso de la Biometría, la edad de los usuarios. Este año, Brasil bloqueo judicialmente la red social X de Elon Musk durante varias semanas, hasta que el multimillonario aceptó someterse a las leyes brasileñas, dejando de acudir al embuste de que, siendo una tecnología global, no podrían sus inversiones ser limitadas por legislaciones nacionales. La Unión Europea aprobó su “Ley de Servicios Digitales” que tiene un contenido dirigido más a regular a las empresas dueñas de las plataformas, antes que prohibirel acceso a un segmento de usuarios. Canadá cuenta con una “Ley de daños digitales”, que protege a las personas de los crímenes cometidos a través de las redes.
Los sondeos de opinión pública, muestran que la regulación australiana tiene gran apoyo (77% de encuestados) entre la ciudadanía. Sin embargo, los legisladores que no la votaron, observaron que, en su construcción legislativa, no se tuvo el cuidado de efectuar consultas con los menores de 16 años. Han surgido inmediatamente grupos de adolescentes activistas digitales, que expresan su queja respecto a que el Estado no entiende la importancia de las redes sociales en su vida, y que termina prohibiéndoles del todo el acceso.
Recordemos que una persona de 15 años, sea varón o mujer, está apenas a unos meses de cumplir la edad (16 años precisamente) con la que, en países como Austria, Bélgica, Malta, Alemania y Grecia, ya tienen derecho a votar.
Finalmente, de esta ley australiana, así sus propósitos sean loables, se ha observado que la vía coercitiva y prohibitiva puede resultar estéril, por la facilidad con la que se pueden encontrar maneras de burlar las prohibiciones tratándose de acceso tecnológico, que no es lo mismo que prohibir la venta a menores de cigarrillos o bebidas alcohólicas.