28/11/2024 (Ciudad de México). Acaba de darse en Bolivia otro paso más hacia la definitiva ruptura de la base social del proceso de cambio, luego que el Tribunal Supremo Electoral, por presiones ejercidas a través del control del gobierno de Luis Arce de una sala del tribunal constitucional, reconoció una dirección del Movimiento al Socialismo (MAS) distinta al liderazgo de Evo Morales.
Así se va configurando un empate catastrófico en el enfrentamiento entre el actual presidente Luis Arce con el ex presidente Evo Morales, lo que a su vez es la expresión de la confrontación de fuerzas sociales que apoyan a uno y a otro. Esta confrontación abarcó los últimos tres meses.
Comenzó en septiembre, con una marcha multitudinaria encabezada por Morales que logró llegar, tras enfrentamientos con grupos arcistas minoritarios, a la ciudad de La Paz, articulando la oposición social de izquierda a un gobierno que no ha podido resolver los graves problemas de abastecimiento de carburantes, así como de subida de precios de los productos de la canasta básica.
Continuó en octubre, con el bloqueo nacional de caminos, convocado por el “Estado Mayor del Pueblo”, una coalición de organizaciones sociales articulada por el MAS de Evo Morales. El bloqueo logró paralizar el céntrico y estratégico departamento de Cochabamba, pero no se extendió a otros departamentos como La Paz, donde las organizaciones campesinas aymaras optaron por respaldar a la marcha, pero no sumarse al bloqueo.
Concluyó a principios de noviembre, cuando el gobierno de Luis Arce y su vicepresidente David Choquehuanca, ordenaron a la policía, con el inconstitucional apoyo del ejército, reprimieron a los bloqueos campesinos, causando numerosos heridos y más de un centenar de detenidos. Estos detenidos, entre los que están los dirigentes campesinos Humberto Claros y Ramiro Cucho, fueron encausados por el gobierno nada menos que por terrorismo, que en la legislación penal boliviana tiene penas de 20 a 30 años de cárcel.
Fracasaron los bloqueos, pero el malestar social persiste en Bolivia, ya que la escasez y la especulación de carburantes se mantienen, así como el encarecimiento de varios productos alimenticios. En noviembre se han visto manifestaciones sociales de protesta, esta vez en varias ciudades, que agitan consignas abiertamente contrarias a Luis Arce.
En términos de correlación de fuerzas políticas, luego de este trimestre caliente queda un saldo de empate catastrófico, que tiene los siguientes componentes: 1) Evo Morales termina ganando la mayor parte del respaldo social campesino, 2) tiene en sus filas a un potencial candidato para las elecciones presidenciales del año 2025, como es el joven presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, 3) pero está perdiendo la disputa jurídica por la sigla política del MAS, 4) Luis Arce está ganando la disputa burocrática por la sigla, 5) pero ha perdido popularidad en las ciudades por la crisis y no podrá recuperar respaldo de los campesinos a quienes ordenó reprimir, 6) Arce no tiene ninguna posibilidad electoral propia.
El proceso boliviano de cambios sociales, económicos y políticos, se fue gestando al menos desde el año 2000. Fue en la ciudad de Cochabamba que se activó un conflicto regional debido a la privatización del servicio de agua potable y alcantarillado sanitario, que llevó a una subida de tarifas que la población rechazó. La historia registra como “la guerra del agua” este episodio, que significó el primer triunfo político de la movilización conjunta de trabajadores campesinos respaldados por organizaciones populares urbanas, contra un gobierno neoliberal, tras quince años de hegemonía ideológica de los partidos de derecha.
Hace 24 años se constituyó el sujeto histórico de las transformaciones en Bolivia: un bloque social revolucionario de composición indígena, obrera y popular. Este bloque de movimientos sociales, impulsó liderazgos plebeyos como el de Evo Morales, y un nuevo instrumento político, el “Movimiento al Socialismo” (MAS). El 2006, Evo Morales ganó contundentemente una elección presidencial y se convirtió en presidente de Bolivia, abriendo camino a una Asamblea Constituyente y a la nacionalización de los hidrocarburos y del litio, que cambiaron la fisonomía de Bolivia. El MAS se convirtió en el partido con más arrastre electoral en la historia del país.
Hoy todo eso está en riesgo. Arce podría quedarse con una sigla política (la del MAS) casi convertida en cascarón vacío, en tanto Evo Morales, aunque debilitado, mantiene vigencia como líder social, pero va quedando despojado del partido con el que obtuvo tantas victorias. La derecha boliviana observa esto y se frota las manos para las elecciones del próximo año.