23/12/2024 (Ciudad de México). “Turning Point” (Momento Crucial) es el nombre de una organización que se declara sin fines de lucro, fundada en 2012 por Charlie Kirk, un ultraconservador evangélico que, desde el primer gobierno de Donald Trump (2016-2020), comenzó a captar millonarios aportes de fundaciones de derecha y políticos republicanos, con los que realiza activismo en las universidades y centros de educación. La TPUSA ha sido denunciada por efectuar declaraciones fiscales engañosas sobre sus captaciones de recursos económicos. También se la denunció por acciones de acoso sistemático contra los docentes que realizan, según su criterio, “propaganda de izquierda” en las universidades.
Turning Point organizó hace dos días un evento en la ciudad de Phoenix (Arizona), que fue aprovechado por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, para realizar la siguiente declaración: “Desde el primer día de mi gobierno, todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados y designaré inmediatamente a los carteles como organizaciones terroristas extranjeras (FTO, en inglés). Lo haré de inmediato”.
Trump fue más allá en Phoenix, asegurando que, “una vez declarados como FTO, ordenará al Pentágono prepararse para utilizar fuerzas especiales, guerra cibernética y otras acciones encubiertas y manifiestas”.
Estas declaraciones, se suman a otras que ha efectuado el próximo mandatario estadounidense, sobre deportaciones masivas de migrantes que ingresaron por la frontera sur, y sobre el incremento de aranceles a México y Canadá.
El gobierno de México demostró tener capacidad de reacción inmediata ya que, a las pocas horas de que Trump habló en los citados términos, hubo otro acto realizado en la ciudad de Mazatlán, en el Estado de Sinaloa, donde la presidenta Claudia Sheinbaum respondió con firmeza. “México es un país libre, soberano e independiente y no aceptamos injerencismos. Nosotros colaboramos, coordinamos, trabajamos juntos, pero nunca nos vamos a subordinar”.
Este nuevo impasse se entiende mejor si es que lo remitimos al concepto de crimen organizado transnacional, que maneja la “Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito” (UNODC, en inglés). Se trata de redes delictivas fluidas que se benefician de la venta de productos ilegales, siempre que haya demanda de ellos. Constituyen formas de crímenes transnacionales: el tráfico de drogas, el tráfico ilícito de migrantes, la trata de personas, el tráfico de armas, el tráfico de órganos vitales, el blanqueo de dinero, las falsificaciones, el delito medioambiental, los delitos contra la propiedad intelectual y el patrimonio, agregándose en el último tiempo, el cibercrimen.
El crimen organizado transnacional requiere la mayor colaboración entre países soberanos en el seno de la comunidad internacional, por eso se fueron aprobando Convenios Internacionales sobre todos los delitos detallados líneas arriba, al punto que hoy se cuenta con un importante marco regulatorio mundial, que es parte de lo que se ha denominado “Orden Mundial conforme a Reglas”. De ahí que tiene plena consistencia y coherencia lo afirmado por Sheinbaum: se requiere, bajo el principio del respeto mutuo, de colaboración y coordinación entre países para enfrentar al crimen transnacional; no puede ser aceptable el intervencionismo que sólo generará más violencia e incrementará los problemas con países que, a su vez, cuentan con mecanismos judiciales, de inteligencia y de fuerzas de seguridad (policiales y militares) propias para perseguir los delitos cometidos dentro de sus fronteras.
La estrategia de Donald Trump, en realidad, pretende utilizar el argumento de que hay una amenaza criminal que requiere operaciones de fuerza armada (de ahí que hable del Pentágono), que terminarán convirtiéndose en abiertas acciones violatorias de la soberanía de otros países, en este caso, de México, bajo pretexto de luchar contra un peligro terrorista para la seguridad de los Estados Unidos. Es parte de lo que la ultraderecha estadounidense denomina la recuperación de la “gobernanza mundial”. Por lo que indican las iniciales declaraciones de Trump, sus nombramientos de primera línea de su futuro gobierno, comenzando por la de Marco Rubio como Secretario de Estado, el gobierno republicano (que inicia el 20 de enero de 2025) intentará someter a gobiernos de países de América Latina que no están alineados con Washington, utilizando la guerra arancelaria, la guerra migratoria, estableciendo sanciones económicas unilaterales y preparando las condiciones para intervenciones militares, en escala limitada o ampliada.
La valiente respuesta de la presidenta mexicana no es sólo la del país que dirige, ya que adquiere proyecciones latinoamericanas.