23/09/2024 (Ciudad de México). Una marcha de centenares de miles de personas llegó a la ciudad de La Paz, sede de gobierno, encabezada por el ex presidente Evo Morales y dirigentes de organizaciones indígenas, obreras y populares. Había partido hace una semana de la ciudad de Caracollo, ubicada al sudeste a 200 kilómetros de distancia, un enorme tramo que los marchistas, a paso forzado, recorrieron a razón de 30 kilómetros por día.
Fracasó el intento del presidente Luis Arce de frenar la movilización, acusándola de sediciosa. Arce demostró que no tiene la experiencia de luchas sociales como para poder hacer una buena gestión del conflicto. Se equivocó en un primer mensaje presidencial, transmitido por medios estatales el domingo 15 de septiembre, cuando en un tono desafiante se dirigió sólo a Evo Morales, olvidando que confronta una movilización social.
Arce cayó en ese error porque terminó creyéndose la narrativa construida por el aparato de propaganda gubernamental y que podemos resumir en una frase: “los conflictos políticos en Bolivia son resultado de las ambiciones personales de Evo Morales, que no le deja gobernar a Luis Arce y que, a cualquier costo, quiere volver a ser candidato a la presidencia”.
Lo curioso es que una parte de la izquierda latinoamericana repitió esa visión tan limitada, por lo que conforme se agravaban las tensiones internas en Bolivia, cada vez menos entendía las razones que puedan explicar semejante ruptura en el campo nacional-popular.
Precisamente para entender la disputa puede sernos muy útil la noción de Desplazamientos Ideológicos, referidos a los cambios en las formas de pensar, decir y hacer de los sujetos políticos.
Luis Arce como presidente y David Choquehuanca como vicepresidente, llegaron al gobierno el año 2020 como candidatos del “Movimiento al Socialismo” (MAS), unaenorme organización política que se define como el “instrumento político de los movimientos sociales”. Una vez en el poder, paulatinamente Arce y Choquehuanca se fueron alejando, tanto de la organización política como de los movimientossociales, prefiriendo coordinar directamente como gobierno con las dirigencias sindicales, creando al mismo tiempo su propia estructura política, bajo el argumento de que Evo Morales monopolizaba la conducción del MAS. Exactamente el mismo curso que en Ecuador siguió Lenin Moreno para adueñarse de la organización política “Alianza País”, desplazando a Rafael Correa.
Como en Ecuador, que esa disputa por la sigla política era en realidad la expresión de un desplazamiento ideológico hacia la derecha del gobierno de Lenin Moreno, en el caso boliviano también se dio un desplazamiento -aunque menos marcadoque en el caso ecuatoriano- hacia posiciones conservadoras. El precursor de este corrimiento fue el vicepresidente David Choquehuanca, que comenzó a utilizar en sus discursos una metáfora sobre un ave rapaz de la cordillera de Los Andes: “Así como el cóndor necesita de su ala izquierda y de su ala derecha para volar, así también el país necesita del consenso para avanzar”.
Arce, que optó por conformar un gobierno de la tecnocracia, lo decía con más claridad en sus reuniones de gabinete: “Si Evo Morales es la izquierda radical y Luis Fernando Camacho es el ala radical derecha, nuestro gobierno debe estar al centro”. Recordemos que Camacho fue uno de los artífices del golpe de Estado del año 2019.
Mientras eso pasaba con el gobierno, Evo Morales se hizo fuerte en la izquierda, ganando poco a poco a los sectores sociales disconformes o decepcionados por el gobierno arcista. Y sobre este desgaste político gubernamental, vino el deterioro económico con síntomas de crisis (devaluación, inflación). Es en ese contexto queel “Estado Mayor del Pueblo” conformado por organizaciones indígenas, obreras y populares, lanzó la “Marcha para salvar Bolivia”.
La línea dura gubernamental, de generar confrontación entre funcionarios públicos y sectores sociales oficialistas con las masas sociales que se movilizaron, concluyó en fracaso. Ahora el gobierno de Luis Arce tendrá que lidiar con la marea social en contra.
La llegada de la marcha a la ciudad de La Paz, el recibimiento multitudinario que tuvo, es un triunfo político de Morales, que así logra cohesionar al Movimiento al Socialismo (MAS) y se posiciona como el candidato de izquierda con mayor respaldo para las elecciones del 2025. Pero está aún por verse cómo acabará este conflicto.