20/08/2024 (Ciudad de México). En Argentina, el presidente Javier Milei se vio obligado a suspender su viaje a México, donde debía asistir a una “Conferencia de Acción Política Conservadora” (CPAC), un foro de ultraderechistas que es promovido por varias fundaciones extremistas conservadoras que apoyan la candidatura de Donald Trump en Estados Unidos.
El vocero presidencial Manuel Adorni anunció la cancelación del viaje atribuyendo tal cosa a una sobreposición de agenda, pues en la misma fecha Milei debe asistir a una reunión con agroempresarios argentinos en la ciudad de Rosario. Nadie creyó la explicación oficial, pues hace un mes, el neofascista no asistió a una reunión de presidentes del “Mercado Común del Sur” (Mercosur) para ir a una reunión política organizada por su amigo Jair Bolsonaro en Brasil. La verdadera razón es que en la Casa Rosada (así se llama el Palacio) tomaron conocimiento de una encuesta efectuada por la prestigiosa empresa “Zubán Cordoba”, que muestra un gran rechazo ciudadano a los continuos y costosos viajes de Milei.
Pero el malestar social con el gobierno también se da en Argentina por los impactos de un ajuste económico que no está resolviendo la crisis, pero sí ha llevado a una situación de empobrecimiento y parálisis productiva. Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de Naciones Unidas, coloca a Argentina con la peor evolución del Producto Interno Bruto en América Latina, reducido en un 3,6%, la peor caída del salario mínimo real, que perdió un 32% de su poder adquisitivo, y el peor impacto sobre el salario promedio real, disminuido en un 14%.
Retomando el punto de las reuniones internacionales de los ultraderechistas, lo que llama la atención es que, este año 2024, están pecando de exceso (demasiadas en poco tiempo) y de un triunfalismo presuntuoso. Curiosamente esto sólo parece preceder a derrotas electorales de quienes a ellas asisten.
Ocurrió en la reunión de la CPAC realizada a finales de febrero de este año en la ciudad de Washington. Allí, un exultante Trump quiso convertirla en su propia tribuna global, anunciando su muy probable triunfo en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Por entonces el republicano competía con un declinante Joe Biden y parecía tener asegurado el camino de retorno a la Casa Blanca. En mayo, Trump fue condenado por un Tribunal de Nueva York y en julio, Biden anunció su declinación a postularse a la reelección y su respaldo a la vicepresidenta Kamala Harris. Desde entonces, el ultraderechista se ha estado deslizando por una pendiente inclinada que le llevó a perder el favoritismo y que ahora aparezca una mujer del Partido Demócrata por delante suyo en casi todas las encuestas.
Pasó también con la reunión organizada por el partido español Vox, denominada “Viva24”, en la ciudad de Madrid en mayo pasado. Asistieron el presidente de Hungría, Viktor Orban, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni y el mandatario de Argentina, Javier Milei. Y entre los oradores estuvo la francesa Marine Le Pen que, dicho sea de paso, se sintió muy incómoda durante el discurso de Milei, que criticó sus ideas proteccionistas, al punto de salirse de la sala a mitad de la participación de Milei, como un agravio hacia él. Retornaría a su asiento cuando acabó el argentino y clausuraba el evento Santiago Abascal, el neofranquista español que era también el anfitrión.
La reunión madrileña, que entre otras cosas se realizaba para ensalzar la casi segura victoria en las elecciones legislativas adelantadas en Francia de la extrema derecha -precisamente del partido de Le Pen- sólo sirvió como preámbulo para su derrota en las urnas. Recordemos que el “Nuevo Frente Popular” de las izquierdas le arrebató lo que Le Pen consideraba una victoria que le daría el acceso al control de una parte del gobierno francés y la convertiría en referente europeo de la extrema derecha. Ni una cosa ni la otra pasaron.