18/10/2023 (Ciudad de México). Un bombardeo destruyó el Hospital Al-Ahli en Gaza y mató a más 500 palestinos, entre hombres, mujeres, niñas y niños que se encontraban en el lugar recibiendo atención médica, creyendo que era el lugar más seguro al ser un centro de salud. El ataque ha tenido todas las características de los bombardeos que las fuerzas armadas de Israel están realizando en la Franja de Gaza: destrucción masiva e indiscriminada de construcciones civiles, arrasamiento de vecindarios enteros sin importar que civiles inocentes se encuentren habitándolos, utilización de misiles, cohetes y bombas incendiarias, incluyendo las de fósforo blanco prohibidas por convenciones internacionales.

Esta destrucción de una infraestructura hospitalaria se trata del mayor crimen de lesa humanidad en forma de genocidio cometido contra el pueblo palestino que se encuentra sitiado por las fuerzas armadas de Israel. Aunque el presidente Benjamín Netanyahu ha querido sembrar dudas sobre la autoría del bombardeo, no da credibilidad a sus palabras su absoluta negativa a aceptar la llegada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. 

La reacción mundial ante la violencia desatada en Palestina es de creciente y unánime condena. Las manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino –que sus protagonistas mismos dicen que no deben confundirse con respaldo a las acciones terroristas del grupo islamista radical Hamás- aumentan en todo el mundo. En las ciudades estadounidenses de New York y Washington se reportaron  concentraciones y mítines en los que el clamor fue por la paz y el inmediato cese del genocidio en Gaza, aunque también y por separado la comunidad judía hizo sentir su condena a las acciones de Hamás.

Particularmente importante fue la manifestación por la paz en New York, donde en la sede de las Naciones Unidas, en la reunión del Consejo de Seguridad, una iniciativa presentada por Brasil que en su parte saliente decía que “los civiles en Israel y el territorio palestino ocupado, incluido Jerusalén Este, deben ser protegidos de acuerdo a la legislación internacional” logró el respaldo de 12 países (Brasil, Albania, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Ghana, Gabón, Japón, Malta, Mozambique, Suiza, Francia y China), 2 se abstuvieron (Gran Bretaña y Rusia), pero no pudo ser aprobada por el veto de Estados Unidos, que puso como pretexto que no mencionaba el derecho a defenderse que tiene Israel. Luis Charbonneau, director de Human Rights Watch para la ONU, expresó que Washington “bloqueó la demanda en la que tan a menudo insiste en otros contextos, pero además lo hizo en un momento de carnicería sin precedentes en Gaza”.

Recordemos que la administración del presidente Joseph Biden está respaldando abiertamente a su par Netanyahu, al punto que ayer el mandatario estadounidense efectuó un viaje de urgencia a Israel, suspendiendo luego su programado paso hacia Jordania, seguramente informado de que en los países árabes aumenta a cada hora la presión popular a sus respectivos gobiernos para que tomen acciones contra Israel y sus aliados.

Y no sólo en el mundo árabe crece la condena. En Sudáfrica, donde se lleva a cabo un Seminario Internacional sobre “Dilemas de la Humanidad”, Leila Khaled, respetada militante del Frente Popular para la Liberación de Palestina y alineada con el presidente del Estado de Palestina, Mahmud Abbás, que declaró un luto nacional de 3 días por el genocidio en Gaza, denunció al gobierno sionista de Israel. Sus vibrantes palabras fueron: “Somos un pueblo de fuerza, de voluntad, de dignidad, de humanidad. Estamos defendiendo a la humanidad en Palestina. Si Palestina está ocupada, no hay paz en el mundo. Palestina no es sólo para los palestinos, es una causa humana, un problema de la humanidad. Ellos nos consideran bombas, no seres humanos. Ellos tienen bombas nucleares pero hablamos de ellos como seres humanos. No olvidaremos ni perdonaremos hasta que Palestina sea libre”.