25/11/2024 (Ciudad de México). En el balotaje presidencial de Uruguay, el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, venció al candidato de derecha, Álvaro Delgado. Orsi se convertirá así en el tercer presidente progresista, luego de Tabaré Vásquez (gobernó entre 2005 al 2010 y 2015 al 2020) y José Mujica (gobernó del 2010 al 2015), en el país rioplatense, luego de un período de cinco años (2020 – 2025) en que el poder ejecutivo recayó en manos del derechista Luis Lacalle.
El gobierno de Lacalle, del Partido Nacional (derecha liberal) en alianza con el Partido Colorado (derecha conservadora), se caracterizó por el intento, hasta cierto punto logrado, de desmontar los avances sociales de los gobiernos del Frente Amplio. En esto, la derecha oficialista acudió al clásico argumento neoliberal de que los programas sociales pueden darse en épocas de expansión económica, pero no en épocas en las que se presentan signos de recesión, que obligan al ajuste fiscal.
La teoría económica keynesiana, a la que adhiere buena parte de la izquierda progresista en América Latina, postula que es exactamente al revés: cuando la economía comienza a estancarse porque los inversionistas privados disminuyen su actividad, se necesita ejecutar más gasto público para así generar más movimiento económico desde la iniciativa estatal contracíclica, incentivando la demanda y reactivando el aparato productivo.
La primera parte del gobierno de Lacalle no tuvo muchas dificultades, salvo la pandemia, pero luego comenzaron a acumularse los problemas por la denuncia de varios casos de corrupción, siendo el más grave el de tráfico de influencias desde las oficinas de la Presidencia, para favorecer el año 2021 con la otorgación de un pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset. Desde hace varios años, Marset era buscado por Interpol, por la agencia estadounidense antidrogas (DEA) y por Europol, que trataba de detenerlo en Paraguay, Bolivia y Brasil, por casos de tráfico de drogas, así como por su supuesto involucramiento en el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci.
El caso Marset copó la agenda pública, impulsado por la denuncia que realizó nada menos que la vicecanciller Carolina Ache Batlle, al momento de renunciar a su cargo. El escándalo se llevó por delante al Canciller Francisco Bustillo, al ministro del interior Luis Alberto Heber, al subsecretario del interior, Guillermo Maciel y al asesor político de la presidencia, Roberto Lafluf. Fue un daño político que Lacalle ya no pudo remontar.
La victoria de Orsi, que conforma binomio con Carolina Cosse, hasta hace poco intendenta de Montevideo y que ahora pasa a ser vicepresidenta del país, es un resultado que tiene repercusión continental. Contribuye a frenar, desde la izquierda y con el pueblo, el sostenido avance de las fuerzas regresivas ultraliberales y neofascistas en América, expresadas en Donald Trump, Javier Milei y Nayib Bukele.
El Frente Amplio se fundó el 5 de febrero de 1971, juntando a las fuerzas nacionalistas de izquierda, socialistas, comunistas e insurgentes por la liberación nacional. Se definió como un movimiento de masas progresista, democrático, popular, antioligárquico y antimperialista. Ha cumplido 53 años de existencia, como un ejemplo paradigmático de unidad superior de las izquierdas, respetuosa de las diferencias pero que prioriza las coincidencias programáticas y que procura no alejarse de las organizaciones sindicales y populares.
El presidente electo Yamandú Orsi, de inmediato se comprometió a dirigir un gobierno cuya prioridad será el crecimiento económico nacional, la consolidación de los derechos sociales y el diálogo político permanente, ya que tiene mayoría en el Senado, pero no en la Cámara de Representantes.