29/10/2024 (Ciudad de México). Finalizaron los escrutinios de las elecciones municipales, las primeras en realizarse en la democracia contemporánea de Chile con voto obligatorio, desde que se aprobó una Reforma Constitucional en diciembre de 2022, que repuso la naturaleza más amplia de este derecho popular: registro electoral automático y votación obligatoria. 

Chile en el siglo veinte tuvo uno de los sistemas políticos más democráticos de América Latina, que fue ampliando cada vez más su base social, con la incorporación del voto para las mujeres, para obreros, campesinos y pueblos originarios. Esto dio lugar al triunfo de la Unidad Popular, un frente de izquierda que iba desde el Partido Socialista hasta el Partido Comunista y varias otras organizaciones sociales, que en 1970 llevaron a la presidencia a Salvador Allende.

Vino luego la larga dictadura militar de Augusto Pinochet, que comenzó en 1973 con el sangriento derrocamiento del socialista Allende, y culminó en 1990 con la entrega de mando por el dictador a Patricio Aylwin, un político del Partido Demócrata Cristiano elegido presidente en las urnas.

La dictadura, en sus primeros años, anuló por completo la votación popular. Pero luego, cuando la resistencia interna y el repudio externo, obligaron a una apertura, la hizo, pero limitando en la Constitución de 1980 el derecho al voto, bajo el falaz argumento de que no debería obligarse a nadie a ejercerlo, por lo que debería ser voluntario.

Durante tres décadas, hubo una concertación entre la derecha tradicional chilena y la moderada izquierda institucional, que convivieron con las reglas políticas y el modelo económico neoliberal dejados por los militares. Hasta que en octubre de 2019 ocurrió el “Estallido Social”, cuando millones de personas salieron a las calles, se enfrentaron con la policía enviada por el presidente derechista Sebastián Piñera, y abrieron un proceso constituyente. Ese proceso constituyente luego fracasó en su intento de cambiar la Constitución dejada por Pinochet, pero al menos se lograron cambios constitucionales como esta ampliación del derecho al voto.

Aplicando en estos comicios la nueva regla de obligatoriedad pudo incrementarse notablemente (en un 85%) la participación electoral para elegir autoridades en los 345 municipios que existen en Chile. Sin embargo, la mayor participación no llevó al fortalecimiento de proyectos de transformación social de izquierda.

Ha sido la derecha tradicional de la coalición “Chile Vamos”, la que se fortaleció y logró ganar 122 municipios, potenciando a Evelyn Matthei como posible candidata a la presidencia nacional. 

La centroizquierda institucionalizada, que gobierna el país con el presidente Gabriel Boric, se presentó con la coalición “Contigo Chile Mejor”, perdió varias importantes alcaldías como la estratégica de la capital Santiago de Chile, pero pudo ganar en 111 municipios, quedando como segunda fuerza nacional.

Los independientes alcanzaron 103 municipios y la extrema derecha del Partido Republicano, que reivindica el legado pinochetista, no logró muchas alcaldías, peroavanzó en número de Concejalías. 

Un dato llamativo es que, a modo de reivindicación popular del perseguido lídercomunista Daniel Jadue, triunfó en la Comuna de Recoleta, otro candidato del Partido Comunista llamado Fares Jadue. Cabe aclarar que entre Daniel y Fares no hay ningún parentesco.