09/08/2024 (Ciudad de México). En Bogotá, durante un acto oficial de rendición de cuentas del despacho a su cargo, el ministro de Defensa, Iván Darío Velásquez, confirmó que el pasado sábado 20 de julio los organismos de inteligencia del Estado detectaron y frustraron un plan de atentado contra la vida del presidente Gustavo Petro.

Esto explica que, en esa fecha, que es el aniversario patrio de Colombia, el mandatario llegara con horas de retraso a los actos conmemorativos, debido a las labores de seguridad, que procedían a efectuar un rastrillaje del lugar.

El ministro Velásquez, sin entrar en mayores datos sobre la fracasada intentona, informó que se ha reforzado el anillo de protección presidencial, en vista de que Petro, el primer mandatario de izquierda en la historia política del país, tiene varios factores de riesgo.

Por una parte, peligrosas bandas criminales que ven amenazados sus negocios. Por otra, grupos armados que se niegan a desmovilizarse dentro del proceso de paz.

Hoy el presidente, en su cuenta de redes sociales, escribió un mensaje que da más detalles respecto de la conspiración: “Le preguntaría a alias ‘Iván Mordisco’ si es cierto que se ha aliado con la autodenominada ‘Nueva Junta del Narcotráfico’ con sede clandestina en Dubai, desde donde delinquen, para matarme con francotiradores pagos. Creo que el campesinado y sus propias bases armadas ilegales deberían saberlo. Ese camino no es el de las banderas rojas que usa. Es hora de desmantelar negocios ilícitos y hacer la paz con el pueblo de Colombia”.

Es muy grave la acusación que realiza Petro de que está operando una simbiosis entre coaliciones de narcotraficantes y los saldos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una de cuyas facciones está dirigida por Néstor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco”, que tiene presencia en el suroeste del país, en los departamentos de Guaviare, Vaupés, Meta y Vichada.

Mordisco es un dogmático violentista, que desprecia la actividad política en el seno de la sociedad civil, y siempre se aferró a la vía armada, incluso cuando ya no existen condiciones básicas para sostenerla. Fue el primero en abandonar los diálogos de paz de las FARC con el ex presidente Juan Manuel Santos el año 2016 y, en los siguientes años, en la búsqueda desesperada de financiamientos y reclutamientos para su grupo armado, ha utilizado métodos cada vez más contrarrevolucionarios y delictivos. Fue así que se convirtió en funcional a la estrategia de la ultraderecha colombiana que dirige otro ex presidente, Álvaro Uribe, que pretende llevar al fracaso el proceso de transformaciones sociales y lucha contra la impunidad impulsado por Petro, manchándolo de inseguridad, violencia y muerte.

Las amenazas contra la vida de Gustavo Petro desestabilizan un proceso político que -junto al proceso mexicano- ha generado muchas esperanzas en América Latina, por su base plebeya y por la constante convocatoria que realiza a los movimientos sociales para que respalden las reformas políticas y los cambios sociales.

Sabe la derecha continental que la izquierda gobernante en Colombia, puede convertirse en un nuevo referente para la región, que revitalice otros procesos de transformación en Sudamérica. Por ello, la posibilidad de que se acuda a grupos criminales para intentar un magnicidio no puede descartarse, siendo absolutamente pertinente el anuncio del ministro Velásquez, encargado de la seguridad en Colombia, de redoblar esfuerzos para proteger la vida del hombre que gobierna desde Palacio de Nariño.

Lo mismo a nivel internacional. La orientación de política exterior de Gustavo Petro ha llevado a Colombia a formar parte de un bloque geopolítico continental -junto a Brasil y México- que se ha convertido en un contrapeso al hegemonismo de Estados Unidos, cada vez más abiertamente expresado por el Departamento de Estado, pero ahora también por Laura Richardson, jefa militar del Comando Sur estadounidense.