Se realizan las elecciones anticipadas en las que 50 millones de personas habilitadas en el padrón, eligen un nuevo gobierno. Todas las tendencias de opinión pública señalan una ventaja de al menos 20 puntos porcentuales del Partido Laborista, de centroizquierda progresista, sobre el Partido Conservador, la derecha belicista y actualmente en el poder. Incluso las encuestas de salida (exitpoll) que ya se conocen superan este escenario.
Gran Bretaña se apresta a iniciar un nuevo ciclo político, con una gran mayoría legislativa nunca antes alcanzada por los laboristas, que convertirá en Primer Ministro a Keir Starmer.
Starmer tiene 62 años, nació en Oxted, un pueblo pequeño al sur de Londres, de padre fabricante de herramientas y madre enfermera. Este último dato es importante pues Josephine Baker, su mamá, vio cómo el gobierno conservador de Margaret Thatcher (1979 – 1990) desmanteló el Servicio Nacional de Salud en que trabajaba para favorecer a lucrativos centros médicos privados, y esto ocurría cuando comenzó a sufrir una grave enfermedad que con el tiempo llevó a que le amputaran una pierna.
Un segundo hecho relevante en la vida de Starmer es que, habiéndose titulado como abogado en 1987, dedicó sus primeros años de ejercicio profesional a brindar apoyo legal gratuito a trabajadores en litigio con grandes empresas como la Shell o McDonald’s.
El tercer antecedente sobre el líder laborista es que, el año 2016, fue un tenaz opositor al Brexit, vale decir la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Llegó a pedir un nuevo referéndum para intentar revertir la ola antieuropeísta con fuerte dosis de proteccionismo económico, que promovió el Partido Conservador para afianzarse en el gobierno.
Pero, para no hacerse demasiadas ilusiones con lo que todo indica será un nuevo gobierno laborista, también hay que tomar nota de que, el 2019, cuando KeirStarmer gana la conducción de su partido, lo hizo representando a una corriente pragmática y centrista, opuesta a la del anterior líder Jeremy Corbyn, que con tintes socialistas había propuesto cosas como nacionalizar las empresas de producción de energía y los servicios de agua potable y alcantarillado, además de anular la matrícula universitaria para que la educación pública sea gratuita.
Desde entonces, la orientación moderada de Starmer ha logrado proyectar a su partido hacia la primera posición, de forma tal que ahora nadie discute ya el triunfo de la centroizquierda, se debate por cuanto será y si alcanzarán a conformar un gobierno con el mayor apoyo parlamentario en muchas décadas, aprovechando la caída en desgracia del Partido Conservador.
Los Conservadores tuvieron 14 años continuos de sucesivos gobiernos, cada vez más decadentes y desgastados. El listado de primeros ministros derechistas consigna a David Cameron, Theresa May, Boris Johnson, Elizabeth Truss y el actual Rishi Sunak. Dicho sea de paso, Sunak lucha en las últimas horas no por quedarse como primer ministro, sino por no perder su curul parlamentario, lo que, de darse, sería una humillación histórica para un gobernante británico.
Importante decir que en Gran Bretaña (también conocida como Reino Unido) el primer ministro es el líder político y el jefe de gobierno, responsable de seleccionar a todos los miembros del gabinete y decidir cuándo convocar a elecciones generales para la Cámara de los Comunes, que es la cámara baja donde se le elige por mayoría absoluta.
A quien asuma el poder, le espera una compleja situación económica que exigirá rápidas decisiones.