24/06/2024 (Ciudad de México). Luego de que Mike Pompeo, ex secretario de Estado de Estados Unidos, se lanzara en contra de la reforma al Poder Judicial, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, advirtió que esto se enmarca en una típica política estadounidense consistente en “meter las narices en todas partes”.
El ex secretario de Estado bajo el gobierno de Donald Trump afirmó que de concretarse la reforma propuesta ésta sería un desastre para México y haría naufragar las relaciones con Estados Unidos.
Además, el ex funcionario estadounidense declaró que al someter a elección a jueces, magistrados y ministros, esto sólo beneficiaría al narcotráfico y reiteró que la única política posible contra estos grupos criminales es “aplastarlos” y tratarlos “como los terroristas que son y responsabilizar a todos aquellos que se asocian con ellos”.
Por su parte, el mandatario mexicano negó tales afirmaciones y apuntó a que lo que sí podría dañar las relaciones sería la continuación de las prácticas injerencistas con las que se han mal acostumbrado en Washington. López Obrador recordó durante su habitual conferencia matutina que este tipo de políticas ya se han intentado aplicar en México, como con el operativo “Rápido y Furioso”. Sobre esto, el mandatario resaltó que su aplicación fue un fracaso que sólo llevó a la exacerbación de la violencia, por lo que, si bien respeta el punto de vista de Pompeo, no lo comparte.
Además, el tabasqueño señaló que la opinión del ex secretario “no es un asunto personal, simplemente estudió en una escuela donde la formación tiene que ver con buscar resolver todo con el uso de la fuerza; y yo estudié en una escuela donde me enseñaron que los seres humanos no somos malos por naturaleza, no nacimos malos, nadie nace malo, son las circunstancias las que llevan a algunos a tomar el camino de la delincuencia”, por lo que su postura se mantiene firme en atender las causas estructurales que generan condiciones adversas entre la población.
La relación bilateral México-Estados Unidos
Actualmente México es el primer socio comercial con Estados Unidos, sin embargo, ambos países mantienen varios diferendos, algunos en tribunales internacionales, como sucede con la controversia por la prohibición en la importación del maíz transgénico decretada por el gobierno de López Obrador. Otros, directamente entre la administración mexicana con empresas estadounidenses, como el desastre medioambiental provocado por la empresa Vulcan Materials, en la mina Calica-Sac-Tun ubicada en la península de Yucatán.
En el primer caso, las empresas estadounidenses han presionado a su gobierno para que éste obligue a México a comprar su grano genéticamente modificado. Esto pese a las evidencias científicas sobre el daño a la salud y aun con los pequeños agricultores estadounidenses en contra del cultivo y consumo de este maíz y productos derivados.
En el segundo caso, la empresa Vulcan Material también ha utilizado a su gobierno para presionar y mantener la explotación de la mina. Para esto han recurrido a una amenaza común en las relaciones comerciales entre ambos países: la afectación en la percepción de los inversionistas extranjeros sobre un país dispuesto a expropiar empresas.
Sin embargo, López Obrador ha señalado en reiteradas ocasiones que México está abierto a la inversión extranjera en sectores estratégicos, pero que “no queremos inversión a cualquier precio”.
Por su parte, a diferencia de Mike Pompeo, actualmente sin cargo alguno en el gobierno estadounidense, el embajador de este país en México, Ken Salazar, ha reconocido la importancia de un sistema de justicia mexicano fuerte, por lo que si México decide realizarla está en su pleno derecho ya que se trata de un gobierno soberano al que Estados Unidos no puede imponer su opiniones sobre este tipo de reformas.