26/02/2024 (Ciudad de México). Una multitud que llegó desde varios Estados del país se reunió en la ciudad de San Pablo, para demostrar la fuerza de la extrema derecha opositora al gobierno de Lula Da Silva. No es de extrañar tomando en cuenta la enorme votación (58 millones) alcanzada por el político de extrema derecha en las últimas elecciones presidenciales de octubre de 2022, que sin embargo fue superada por el respaldo electoral (60 millones) obtenida por el izquierdista Lula Da Silva.
Desde que asumió Lula como presidente, Bolsonaro anunció que pasaría un tiempo fuera del país, a sabiendas que ya tenías varios procesos judiciales activados en los tribunales brasileños y en la judicatura internacional. Uno de los más relevantes era la denuncia presentada por el “Partido Democrático Trabalhista” (algo así como los Laboristas brasileños) por un encuentro que el entonces presidente Bolsonarosostuvo con todo el cuerpo diplomático de embajadores extranjeros. La reunión fue el 18 de julio de 2022 en el Palacio da Alvorada (residencia oficial del presidente) y fue transmitida por la televisión pública. En la ocasión Bolsonaro hizo graves señalamientos al sistema político, al tribunal electoral y presentó lámina con desinformación sobre las urnas electrónicas empleadas en Brasil, sugiriendo que las Fuerzas Armadas sean las que “corrijan las fallas”. Sin ofrecer ninguna prueba, aseguró que se había montado una “maquinaria fraudulenta” en su contra.
El juicio instaurado a raíz de esta reunión fue por abuso de poder, así como por uso indebido de los medios de comunicación del Estado. Concluyó en junio de 2023, con una condena que inhabilita al ex presidente de postular a cualquier cargo público elegible por ocho años.
Los hechos que motivaron esta sentencia fueron posteriormente relacionados con los actos golpistas de Brasilia, el 8 de enero de 2023, cuando miles de bolsonaristastomaron y vandalizaron los edificios de los tres poderes públicos: el Palacio de Planalto, el Congreso Federal y el Tribunal Supremo de Justicia. Una minuta con instrucciones para dar un golpe de Estado, que fue encontrada en la requisa policial efectuada en la casa de Anderson Torres, ex ministro de justicia, fue admitida como prueba en la investigación del golpe de Estado fallido de enero.
Conforme avanzaba la investigación, una cinta de video con la grabación de una reunión con su gabinete de ministros en julio de 2022, encontrada en el ordenador personal del coronel Mauro Cid, confirmó que el ex presidente tuvo que ver con la planeación e incitación de esos violentos hechos en Brasilia. La semana pasada, cuando tuvo que asistir a declarar a la sede de la Policía Federal en Brasilia, Bolsonaro, asesorado por sus abogados respecto a su compleja situación legal, decidió acogerse al derecho constitucional a guardar silencio. Para entonces ya había convocado a sus seguidores a la ciudad de San Pablo.
En el mitin realizado en la Avenida Paulista, subido sobre un enorme camión, ante una concentración estimada en 180.000 personas, Jair Bolsonaro se declaró “perseguido político por el poder judicial”. Pidió al Congreso que apruebe una ley de amnistía para los 1.290 enjuiciados por perpetrar un golpe de Estado el 8 de enero de 2023, en lo que constituye el ataque más grave contra la democracia en Brasil desde el fin de la dictadura militar-cívica en 1985.
En el acto masivo, agarrando con su mano derecha una bandera de Israel con cuyo primer ministro Benjamín Netanyahu tiene una amistad de décadas, Bolsonarohizo algunas afirmaciones como: “hay que concentrarnos en el futuro, yo estoy dispuesto a borrar el pasado, lo que busco es la pacificación, por eso estamos pidiendo a los 513 diputados un proyecto de amnistía”, “no es cierto que la irrupción de manifestantes en Brasilia sea un golpe de Estado, eso es desmedido, un golpe es un tanque en la calle”.
Su referencia al tanque en la calle, inevitablemente recuerda que, una vez conocida la derrota de la extrema derecha en las urnas en octubre de 2022, miles de bolsonaristas noviembre comenzaron la escalada de protestas, realizando manifestaciones frente a los cuarteles militares pidiendo a las Fuerzas Armadas que “salven a la nación y que impidan que Lula asuma la presidencia”. Pedir a los militares que actúen es exactamente pedir que los tanques salgan a las calles, que es lo que la investigación policial y judicial está demostrando que era el plan bolsonarista. En cuanto a la posibilidad de una amnistía aprobada por el Parlamento, no hay que olvidar que la derecha tiene la mayoría de las bancas.