12/02/2024 (Ciudad de México). El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ordenó a las Fuerzas Armadas de su país preparar “la evacuación a gran escala” de la población palestina para continuar la ofensiva sobre Rafah, una pequeña ciudad que queda en el extremo sur de la Franja de Gaza, hacia donde tuvieron que huir desde el norte un millón trescientas mil personas que ahora están en situación de hacinamiento allí.

Luego de completar lo que él mismo denomina “la primera fase de la guerra contra el terrorismo”, Netanyahu se dispone a continuar su plan, cuya primera etapa dejó un saldo de 28.000 civiles palestinos asesinados, todas las ciudades de Gaza destruidas, pero la mayor parte de los rehenes todavía en manos de Hamás, cuya situación de derrota parece que sólo existe en la propaganda israelí.

Sin que haya ninguna evacuación, el ataque comenzó en Rafah este fin de semana causando la muerte de más de cien civiles en una sola acción de militares israelíes. El mortífero despliegue fue para liberar a dos rehenes de nacionalidad argentina, Israel presenta a la comunidad internacional como el resultado de la solicitud que le hizo el presidente argentino, el neofascista Javier Milei, de acelerar la liberación de sus connacionales, durante la reunión que ambos sostuvieron el pasado miércoles 7 de febrero.   

Ante la gravedad de las nuevas matanzas generadas por las decisiones de Tel Aviv, el alto representante para las Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, inmediatamente ha sugerido un embargo de armas a Israel para forzarle a detener la enorme tasa de muertes civiles en Gaza. Borrell ha dicho lo siguiente: “Las operaciones de Israel en el sur de Gaza son excesivas, desproporcionadas y ponen en riesgo la situación humanitaria de millones de palestinos. Se habla de una evacuación pero nos preguntamos, ¿adónde serán evacuados?, ¿a la Luna? Corresponde que Estados Unidos imponga un embargo de armas a Israel para bajar el número de muertos en la Franja. Hay que hacer algo más que sólo expresar preocupación”.

Borrell también ha dicho que la “Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo” (UNRWA), cuenta con el respaldo europeo ante los ataques de Israel acusándola de tener vínculos con Hamas: “Una cosa clara para mí es que la UNRWA hace un trabajo que nadie puede realizar. No es un secreto que el gobierno israelí quiere quitarse de en medio a la UNRWA porque así se puede quitar el problema de los refugiados”.

A momentos las declaraciones del español superan los límites del protocolo diplomático, lo que evidencia la enorme preocupación que significa para la Unión Europea la prepotencia de Israel. Es como otra piedra en el zapato, que ya lleva adentro el pedrón de la derrota militar en Ucrania.

Peor es la situación para el gobierno de Egipto. El presidente Abdelfatah El Sisi ha amenazado con suspender el tratado de paz con Israel si Netanyahu continúa atacando Rafah, que queda en la zona fronteriza con Egipto. Hasta ahora El Cairo estuvo brindándose a apaciguar la situación, tratando de impedir por todos los medios que el genocidio en Gaza se convierta en un conflicto a escala regional. Su paciencia se puso a prueba con la situación en el Mar Rojo, luego de los ataques Hutíes a los barcos que cruzan por el estrecho que lleva hacia el Canal de Suez (en Egipto) y los ataques estadounidenses y británicos en respuesta al ejército yemení. El más perjudicado de esta escalada es la economía egipcia, cuyos ingresos provenientes del tráfico de navíos por el Canal se han reducido en las últimas semanas.

El tratado de paz al que se refiere el presidente El Sisi fue firmado en marzo de 1979, por Anwar Sadat y Menájem Beguín, en ese tiempo mandatarios egipcio e israelí respectivamente. Hablar de romper ese acuerdo son palabras mayores.

En cuanto a Estados Unidos, la Casa Blanca ha afirmado que no apoyará las nuevas acciones militares de Israel, si es que no existe un plan creíble de seguridad para los civiles palestinos. Pero el Secretario de Estado Antony Blinken ha ido perdiendo credibilidad a lo largo de esta crisis.