19/01/2024 (Ciudad de México). En Guatemala el presidente del Congreso, el diputado Samuel Pérez, que con 31 años es una de las más jóvenes autoridades del nuevo esquema de gobierno, en conferencia de prensa informó que la bancada legislativa del “Movimiento Semilla” ha decidido respetar la decisión de la Corte de Constitucionalidad que observó la elección de la junta directiva congresal que dirige.

Se trata de la decisión del Constitucional sobre una impugnación que, a nombre de la oposición de derecha, presentó la diputada Sandra Jovel, argumentando que Pérez no puede ser parte de la directiva congresal porque su partido está suspendido. Jovel se basó en una resolución del Juez Freddy Orellana que hace un mes suspendió la personería jurídica del “Movimiento Semilla” bajo acusaciones de que, cuando esa personería se tramitó hace cuatro años, no todas las firmas de adherentes fueron validadas. La suspensión era un intento por evitar que Bernardo Arévalo asuma el gobierno, pues Semilla es la organización política que lo llevó de candidato a la presidencia. Para más pruebas de la conjura política que intentó evitar que asuma un nuevo gobierno que tome medidas contra la corrupción, la medida cautelar contra Semilla la dictó el juez –Orellana- que forma parte del sistema de corrupción pública en los tribunales guatemaltecos, al punto que su nombre figura en una lista de funcionarios corruptos, elaborada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. 

El diputado Samuel Pérez, en su conferencia de prensa, afirmó que en el Congreso se repetirá la votación para elegir nueva directiva y que Semilla no formará parte de la nueva conducción para no dar ningún argumento de nulidad de actos a la oposición. Esta decisión de Pérez, que en los hechos resigna su autoridad, aunque significa un paso atrás en el acompañamiento del Congreso a la gestión del nuevo presidente Bernardo Arévalo, se la toma priorizando los intereses democráticos de la nación y la estabilidad del gobierno popular.

De esta forma, Arévalo podrá seguir adelante desde el gobierno con los cambios por los que votó el pueblo guatemalteco, sin ningún tipo de cuestionamientos pues vale la pena resaltar que la Corte de Constitucionalidad validó plenamente los actos de posesión y juramentación al cargo que hizo Arévalo hace unos días.

La situación del proceso de cambio en Guatemala es ahora similar a la que tiene el proceso colombiano, donde su presidente Gustavo Petro no tiene mayoría parlamentaria Lo mismo pasa en Chile, donde la coalición gubernamental del presidente Gabriel Boric es minoritaria. Situación similar ocurre en Brasil, donde el presidente Lula da Silva tiene que lidiar con un Congreso controlado por las bancadas de la derecha.

Las experiencias latinoamericanas de transformación muestran que, cuando la situación es de debilidad de los gobiernos de izquierda en el Poder Legislativo, hay que impulsar procesos de construcción de poderes populares, como contrapeso a la erosión política que en todo momento intentarán las fuerzas conservadoras, pero también como la única forma de seguir avanzando y profundizando las transformaciones.

En el caso guatemalteco, esos poderes populares ya se vienen gestando desde hace meses, en las movilizaciones de los pueblos indígenas por el respeto a la soberanía popular. Lo mismo ocurre con otros sectores sociales de trabajadores y trabajadoras en las ciudades, a las que se sumaron juventudes universitarias. En en esos sectores que Arévalo debe basar su gobernabilidad, una gobernabilidad social más que sólo institucional.