Tras el incremento de las cuotas por presuntos miembros de la Familia Michoacana, los habitantes de Texcapilla, municipio de Texcaltitlán, emboscaron a los extorsionadores. La organización criminal habría privado de su libertad al menos a una familia como represalia.
17/01/2024 (Ciudad de México). Este martes 16 de enero fue anunciado el hallazgo de siete de las 14 personas reportadas como desaparecidas luego del enfrentamiento entre ejidatarios y extorsionadores presuntamente pertenecientes a la Familia Michoacana, ocurrido el pasado 8 de diciembre de 2023 en el municipio de Texcaltitlán, Estado de México. Como resultado de aquel enfrentamiento hubo 14 decesos, 10 de ellos pertenecientes a los extorsionadores, mientras que otras cuatro víctimas eran pobladores.
La comunidad de Texcapilla, en Texcaltitlán, se caracteriza por la producción agrícola – particularmente del haba y el frijol– en tierras aún ejidales. Como dato, el ejido representa una unidad productiva organizada de manera colectiva heredada del reparto de tierras derivado de la Reforma agraria postrevolucionaria del siglo XX. Quizás, es en ese carácter de organización colectiva que se explica la acción organizada de la comunidad que, hartos de las extorsiones y la violencia, emboscaron a los presuntos delincuentes aquella mañana del viernes 8 de diciembre.
Sin embargo, la economía criminal de la extorsión en el Estado de México resulta cada vez más compleja y violenta. De hecho, se ha señalado que, como reacción a esta emboscada, los miembros de la organización criminal secuestraron a 14 personas, siete de las cuales fueron halladas con vida este 16 de enero de 2024 por la Fiscalía General del Estado de México.
Las autoridades informaron que, tras un operativo conjunto entre la Fiscalía estatal, el Ejército mexicano y la policía Municipal de Zinacantepec, fueron halladas tres mujeres y cuatro menores de edad en las faldas del Nevado de Toluca, todos miembros de una familia que había sido retenida por presuntos miembros de la Familia Michoacana mientras algunos de sus miembros eran atendidos en el hospital derivado de sus heridas luego del enfrentamiento de inicios de diciembre.
A pesar del hallazgo, debe destacarse que aún permanecen en calidad de desaparecidos otros dos miembros de la familia sustraída, ambos hombres mayores de edad, además de cinco personas más de las que aún no se tienen datos sobre su paradero, incluyendo un policía municipal. Debido a ello, la Fiscalía del estado continuará las indagaciones correspondientes.
Durante los últimos años, la extorsión se ha disparado en varias regiones del Estado de México a partir del ingreso de diversas organizaciones criminales en territorio mexiquense, incluyendo a la Familia Michoacana que habría sido desplazada de su estado originario debido al conflicto entre diversos actores armados (Cártel Jalisco Nueva Generación, Caballeros Templarios, Autodefensas y Ejército mexicano, entre muchos otros).
De tal suerte, se ha atribuido gran parte del incremento de los delitos de extorsión a esta organización criminal, destacando cómo ha abarcado cada vez más actividades de las cuales depende la economía popular, como, por ejemplo, la venta de pollo en Toluca y Zinacantepec, el transporte público en Coacalco y, en el caso de Texcapilla, la producción agrícola.
Por otro lado, trascendió que un día anterior al enfrentamiento, elementos del Ejército mexicano llevaron a cabo un operativo en Villa Guerrero, comunidad ubicada a menos de 100 kilómetros de Texcaltitlán. En él, fueron decomisadas armas de alto calibre, incluyendo un fusil Barret.
En ese sentido, se puede observar cómo la búsqueda de las organizaciones criminales por incrementar sus ganancias mediante la extorsión de la población civil podría también estar fomentada por la necesidad de contar con recursos constantes ante las necesidades de costear las pérdidas por las operaciones del Estado mexicano, así como, seguramente, el pago de sobornos hacia algunas autoridades clave.
Debido a ello, resulta necesario consolidar mecanismos que prevengan de manera emergente esta afrenta contra el pueblo mexicano en aquellos lugares en donde se llevan a cabo las operaciones clave de combate a la delincuencia organizada, así como en sus áreas limítrofes.
En ese tenor, el despliegue masivo de elementos de las Fuerzas Armadas que suele realizarse por parte del Gobierno Federal inmediatamente después de los operativos clave –en coordinación con los gobiernos estatales– puede inhibir la violencia derivada de la extorsión de manera temporal, pero siempre harán falta mecanismos de prevención a largo plazo para cuando las Fuerzas Armadas disminuyan su presencia con el tiempo. Ese es el reto.