27/10/2023 (Ciudad de México). Un interesante reportaje aparecido en el periódico español “El País” ha confirmado lo que varios estudios académicos y referentes del feminismo hace años venían afirmando: los movimientos sociales de mujeres se han convertido en un muro de contención al neofascismo.

Las estadísticas electorales de la primera vuelta realizada en Argentina el anterior fin de semana, y de las elecciones legislativas efectuadas en Polonia el 15 de octubre, confirman que las mujeres votan menos a los partidos y candidatos de partidos de extrema derecha. En Argentina, sólo un 25% de las mujeres votaron por el neofascista Javier Milei y el 45% por el centrista Sergio Massa. De esta forma, lo que parecía ser una marcha triunfante del economista que se autodenomina “libertario”, siendo en realidad un autoritario defensor de las leyes del mercado, quedó frenado por el momento, en espera de lo que vaya a suceder en la segunda vuelta a realizarse el 19 de noviembre.

No es un dato de poca importancia que la mujer que quedó en tercera posición en esos comicios y por tanto fuera del balotaje, Patricia Bullrich, ha decidido seguir su ideología derechista –Bullrich en realidad es un caso de reconversión en la política argentina, en su juventud fue militante de la izquierda más radical, ahora es una defensora a ultranza del neoliberalismo- y, contrariamente a la tendencia de voto de la mayoría de las mujeres que no quieren una regresión en sus derechos, le ha dado su apoyo a Milei para la segunda vuelta.

En Polonia, en las legislativas, el 35% de las mujeres votó por el partido ultraconservador “Ley y Justicia” que ya lleva ocho años en el gobierno, pero el 50% del voto femenino fue para partidos liberales, centristas y la izquierda que pueden ahora, en el Congreso polaco, formar un nuevo gobierno que desplace a la derecha extrema. Fueron elecciones con un nivel de participación del 74% del padrón electoral, un récord para Polonia, y mucha de esa nueva participación fueron mujeres jóvenes.

Estos dos casos confirmaron la tendencia que ya se vio en Chile, Brasil y España. En el caso chileno, en la primera vuelta presidencial realizada en noviembre de 2021, el candidato de la extrema derecha y declarado defensor del régimen de Pinochet, José Antonio Kast, logró ganar por poco al centroizquierdista Gabriel Boric. Ambos fueron al balotaje.

En ese balotaje se dio vuelta la tortilla, pasando Boric a Kast y logrando así la presidencia. Según estadísticas oficiales sistematizadas por la “Plataforma Chile Decide”, el 68% de las mujeres menores de 30 años respaldó a la centroizquierda, pensando más en frenar al pinochetista que en hacerse ilusiones con el joven presidente.

En Brasil a fines del 2022, el enorme porcentaje de mujeres pobres y afrodescendientes que votaron por Lula da Silva fue decisivo para la victoria frente al neofascista Jair Bolsonaro. En ese país, según datos del Tribunal Superior Electoral, el 53% del padrón electoral son mujeres, lo que significa que hay 8 millones más de votantes mujeres que de hombres.

Finalmente, en España, la alevosía con que la derecha tradicional del Partido Popular, con la derecha neofascista de la agrupación Vox, se dirigían a un triunfo, encontró su “tate quieto” cuando el protagonismo de los movimientos feministas se hizo sentir en julio de 2023, votando masivamente por una centroizquierda plural expresada por el PSOE y por Sumar, lo que ha permitido alejar al conservador Nuñez Feijoó del Palacio de la Moncloa y acercar la posibilidad de que Pedro Sánchez pueda conseguir un nuevo mandato como presidente del gobierno español.