En los últimos días, el cantante de Peso Pluma fue amenazado de muerte; además, atacaron al staff de Fuerza Regida, asesinando a un escolta del grupo.
20/09/2023 (Ciudad de México). Durante la última década, la música regional mexicana se ha transformado radicalmente. Lejos quedaron aquellos años del esplendor de agrupaciones como Los Tigres del Norte en el que las armonías, aún con ritmo de vals –chún-ta-ta, chún-ta-ta–, dejaban ver claramente la influencia de la polca austriaca que el emperador Maximiliano trajo a México a mediados del siglo XX, cuando gobernó este país como un imperio.
Hoy en día, la influencia de otros ritmos como el trap y el reguetón han dado lugar a nuevos subgéneros cuyo alcance puede ser catalogado como global. La influencia no sólo se observa en los bajos más complejos y saturados –técnica ahora conocida como el bajoloche–, los ritmos más agresivos y rápidos o las letras más explícitas y con anglicismos, sino también en la imagen y la producción musical.
De hecho, gran parte de los exponentes más importantes del regional mexicano hoy viven en Estados Unidos, visten “tumbado” (con ropa holgada) y graban en estudios de Los Ángeles o Nueva York. Lejos quedó también la imagen del cantante de regional con botas vaqueras, jeans, sombrero y bigote, vestimenta característica del norte del país.
Pero algo que permanece constante es el uso del género musical como propaganda para líderes del narcotráfico, quienes llevan a cabo “encargos” a los cantantes a cambio de un corrido – ahora identificado como corrido tumbado– que vanaglorie su imagen, valentía y capacidad para traficar con sustancias o utilizar la violencia.
Así, por ejemplo, Fuerza Regida y Natanael Cano cantan “en el gabacho se parte el queso pa’ la Ch y la pizza”, haciendo referencia a cómo se reparte el dinero de la “Chapiza”, la facción del Cártel de Sinaloa dirigida por los hijos de El Chapo Guzmán. Peso Pluma, por su parte, canta “JGL traigo en las cachas orgullosamente”, las iniciales de Joaquín Guzmán Loera.
A pesar de ese carácter transnacional, algo que aún parece ser una constante es la violencia y las amenazas hacia los exponentes del regional por parte de grupos criminales. Apenas el pasado martes 12 de septiembre, en las calles de la ciudad de Tijuana fueron halladas tres “narcomantas” dirigidas al cantante de la agrupación Peso Pluma, Hassan Emilio Kabande Laija. En ellas, lo amenazaban de muerte, exigiéndole que no se presentara en el concierto que estaba programado para el siguiente 14 de octubre.
Las narcomantas estaban firmadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), presente en Tijuana desde 2015 y considerada la segunda organización más grande del país, además de ser el principal rival del Cártel de Sinaloa. Debido a ello, este martes 19 de septiembre, la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez, anunció que el concierto de Peso Pluma será cancelado para salvaguardar a los asistentes de un posible atentando.
Por su parte, el pasado 29 de agosto, el staff de la agrupación Fuerza Regida sufrió un atentado mientras se desplazaban en camioneta en la autopista Puebla-Córdoba. Los hechos ocurrieron en un punto cercano a Cumbres de Maltrata, municipio del estado de Veracruz. Un comando armado los detuvo y, ante la negación de los pasajeros de la Suburban de bajar, abrieron fuego en su contra, asesinando a uno de los escoltas del grupo.
Estos eventos hacen rememorar los asesinatos en contra de exponentes del regional ocurridos hace años. Por ejemplo, mucho se ha dicho sobre que el asesinato de Valentín Elizalde, que ocurrió el 25 de noviembre de 2006, habría sido por un tema del narcotráfico. El asesinato ocurrió luego de un concierto del también conocido como “Gallo de Oro” en el Palenque de la Expo-Feria de Reynosa, en Tamaulipas. Dos camionetas le cerrarían el paso al vehículo en el que viajaba, disparando una ráfaga de más de 70 balazos con rifles de asalto, matándolo a él y a dos de sus acompañantes, Mario Mendoza y Reynaldo Ballesteros.
En aquella ocasión, cantaría “A mis enemigos”, cuya letra hace referencia a un capo del municipio de Navojoa, en Sinaloa. En aquel entonces, las autoridades hablaban de una batalla abierta entre el Cártel de Sinaloa y la alianza del Cártel del Golfo y Los Zetas, debido a que el primero habría intentado ingresar a la plaza de Tamaulipas desde, por lo menos, 2003.
Otro de los eventos que marcarían la escena del regional mexicano fue el asesinato de Rosalino Sánchez Félix, mejor conocido como Chalino Sánchez, ocurrido el 16 de mayo de 1992. Se ha dicho que durante un concierto en el Salón Bugambilias, en Culiacán, Sinaloa, habría recibido una nota en el que lo amenazaban de muerte. El momento en el que recibe la nota quedó registrado en video y se puede ver en diversas réplicas del material en redes sociales, pero el contenido de la nota jamás fue corroborado. Sin embargo, luego de ese concierto, fue asesinado, apareciendo su cuerpo solo un día después, a la orilla de un canal en Culiacán.
Otro de los exponentes asesinados del regional mexicano ha sido Sergio Gómez, vocalista del grupo K-Paz de la Sierra. Aunque no se ha esclarecido su asesinato, ha sido investigado como una venganza de la Familia Michoacana contra Los Zetas. El vocalista de la agrupación fue secuestrado, torturado y finalmente asesinado en Michoacán. Su cuerpo fue hallado el 3 de diciembre de 2007 en la carretera Morelia-Chimiquito, en aquel estado.