21/09/2023 (Ciudad de México). Cuando en julio de este año el presidente Andrés Manuel López Obrador designó a Alicia Bárcena como nueva Canciller lo hizo con la seguridad de estar efectuando un nombramiento de alto perfil. La designación de Bárcena era una señal más, entre varias otras, que este es el tiempo de las mujeres. La nueva secretaria de relaciones exteriores, a juzgar por sus últimas apariciones internacionales, está respondiendo a la altura que se esperaba, al punto que la estela de Marcelo Ebrard, el anterior canciller, se va difuminando.
En la 78ava. Asamblea General de las Naciones Unidas, efectuada en la ciudad de Nueva York, Bárcena tomó recientemente la palabra en el Consejo de Seguridad, el espacio que mayor cuidado diplomático requiere de entre todos los de Naciones Unidas. El Consejo de Seguridad fue conformado después de la segunda guerra mundial y refleja lo que era –ya no lo es- la correlación de fuerzas de entonces: sus cinco miembros permanentes eran Estados Unidos, la Unión Soviética (que hoy ya no existe y su puesto lo ocupa Rusia), Gran Bretaña y Francia (dos potencias en descenso), y la República Popular China que se sumó en 1971.
México no ocupa este 2023 un puesto de miembro no permanente del Consejo como sí lo fue en 2022, pero tiene derecho a expresar su voz y lo hizo pronunciándose sobre la situación en Ucrania.
En su intervención Alicia Bárcena ratificó que: “México coincide en aplicar los principios fundamentales de la Carta de Naciones Unidas, a través del multilateralismo efectivo para mantener la paz y la seguridad en Ucrania”. Acá la clave geopolítica es el multilateralismo efectivo, que permite a la diplomacia mexicana dialogar por igual con todos los países, desde el rol que tiene en el MIKTA, que es el acrónimo –los acrónimos están de moda- que refiere a la asociación no formal creada el 2013 entre México, Indonesia, Turquía, Corea del Sur y Australia.
“La guerra en Ucrania ha cobrado ya centenas de miles de víctimas, combatientes y civiles, afectando desproporcionadamente a mujeres, niños y niñas, por tanto urge un cese inmediato de las hostilidades”. Bárcena planteó la necesidad de analizar la situación en Ucrania desde lo humanitario, incluyendo la aplicación del derecho humanitario a los refugiados, así como el auxilio a los civiles conforme a la Resolución IS-11/2 de la ONU promovida por Francia y México.
“Que no quepa duda: todos los Estados tenemos la obligación de respetar y hacer respetar el derecho internacional humanitario”, por lo que la posición de México es condenar el uso de armas explosivas en áreas pobladas así como el uso en cualquier lugar y por cualquiera de municiones en racimo y de minas antipersonales, que fueron proscritas por el derecho internacional. Así también condenó la retórica nuclear que ha resurgido con esta guerra, así como la preocupación por las acciones bélicas en cercanías de centrales nucleoeléctricas, particularmente la Central de Zaporiyia.
México expresó su preocupación por la proliferación de armas en la zona por el enorme riesgo de que, una vez cesen las hostilidades, esas armas puedan llegar a manos de actores no estatales, delictivos, lo que desencadenaría nuevos riesgos para la comunidad internacional. En relación a la acción multilateral para alcanzar la paz, Bárcena expresó la postura mexicana de que sólo se podrá obtener una pacificación duradera si se pone fin al uso de la fuerza, respetándose la integridad territorial de Ucrania.
“Hasta ahora las iniciativas de paz no han prosperado, pero debemos seguir intentándolo, creando las condiciones para la confianza”. Por ello, México propone trazar una hoja de ruta para alcanzar la paz, reiterando su plena disposición a formar parte de este esfuerzo para la paz.