El 29 de junio de 2023, uno de los principales líderes de las autodefensas en Michoacán, Hipólito Mora, sufrió un atentado mientras se desplazaba de una de sus parcelas hacia su lugar de residencia, en la comunidad conocida como La Ruana, en la región michoacana conocida como Tierra Caliente. En este atentado, tanto los cuatro escoltas que lo acompañaban, como el exlíder de los grupos autodefensas perdieron la vida luego de que los vehículos en donde viajaban recibieron más de 1000 disparos por aproximadamente 25 sujetos armados.
Hipólito Mora era uno de los principales líderes de las autodefensas que se formaron durante los primeros años del sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018), quienes entrenarían y armarían a civiles para hacerle frente a las organizaciones criminales que asechaban a las comunidades de hacendados y campesinos en gran parte de la Tierra Caliente, en Michoacán. Estos grupos de civiles armados emergerían en un contexto donde las instituciones del Estado mexicano parecían ceder ante las organizaciones criminales. En ese entonces, era la Familia Michoacana y, después, los Caballeros Templarios, las organizaciones que asediaban a las y los michoacanos en búsqueda de extraer ilegalmente recursos mediante la extorsión, entre otros delitos.
Aunque una gran parte de las autodefensas fueron disueltas o desarmadas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, incluyendo el grupo de Hipólito Mora, el también hacendado nunca dejó de ser un actor preponderante en la política local. En entrevista para De Raíz Media, el periodista michoacano, Heriberto Paredes, comentó que “Hipólito constituía una oposición al control territorial, económico y militar de algunas organizaciones criminales”.
El asecho.
Debido a su papel, Hipólito sabía que los grupos criminales lo estaban asechando, pues el 3 de junio, 26 días antes de su muerte, pronunciaría las palabras que se convertirían en su sentencia: “A mí me queda poco tiempo aquí; […] yo no llego vivo a Navidad”. De hecho, no era la primera vez que atacaban a Hipólito, pues el pasado 4 de marzo también habría sido blanco de un atentado que buscó acabar con su vida, pero que fracasaría en el intento.
Las versiones que han circulado apuntan a que el atentado fue perpetuado por el grupo criminal conocido como Los Viagras, ya que Hipólito los había señalado como uno de los principales causantes de la violencia en la región. Además, también acusó al gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedoya, de estar coludido con esta organización criminal.
Al respecto, Heriberto Paredes señaló que La Ruana es un territorio que resulta “de paso” para distintos negocios tanto legales, como ilegales. Dentro de estos, se encuentra el trasiego de los precursores químicos para el fentanilo y otros opioides sintéticos, pero también de la extorsión en las comunidades y los caminos, así como en los cultivos de distintos alimentos, tales como el limón. Debido a ello, la región es disputada por distintos grupos del crimen organizado, entre los que se encuentran Los Viagras, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Cárteles Unidos, entre otros.
Paredes señala que el grupo de Los Viagras ha mantenido alianzas muy volátiles con los distintos grupos operando en la región, lo que también crea incentivos para la inestabilidad. Así, por ejemplo, es conocido mediáticamente que Los Viagras se habían resistido a la entrada del CJNG, manteniendo una alianza con un grupo liderado por otro exlíder de autodefensas conocido como “El Abuelo”. Sin embargo, recientemente, Los Viagras habrían buscado aliarse con el CJNG, consiguiéndolo en los últimos días, según lo que nos comenta el periodista de Michoacán: “Entonces, lo que parece ser ahora es que finalmente logran hacer un pacto Jalisco Nueva Generación y Viagras para tratar de controlar todo el estado.”
Hipólito, renuente a ceder.
Es conocido que Hipólito fue renuente a que los municipios de Tierra Caliente cayeran en manos de la delincuencia organizada, lo que sellaría su tumba a manos de estas organizaciones: “Y sus enemigos [del CJNG] económicos son la gente de El Abuelo y, por supuesto, las otras voces que de alguna manera denuncian o evidencian este tipo de alianzas y de negocios, y uno de ellos era específicamente Hipólito Mora. Hipólito Mora se mantuvo muy firme a esta situación de que ninguna organización criminal controlara los municipios de Tierra Caliente, ¿sabes? […] y de Michoacán en general.”
El caso de Hipólito Mora no es el único que ha ocurrido en el estado, pues diversas comunidades y líderes han sufrido embates o amenazas de la delincuencia organizado. Tal es el caso del comandante “Germán Ramírez” del grupo de defensa comunitaria de Aquila, quien ha sido blanco no solo de intentos de asesinato por parte de los grupos delincuenciales, sino incluso de “campañas de desprestigio” por parte del gobierno estatal, según señala Heriberto. Por su parte, el gobierno federal tampoco ha emprendido alguna medida para proteger Aquila, “a pesar de que hay un reconocimiento de la guardia comunal como un cuerpo de seguridad legítimo”.
A la complejidad que implica la colusión entre algunas autoridades y la delincuencia organizada se suma la colaboración de los grupos del crimen con las compañías mineras que operan en la región, como la mina de Ternium, la cual se encuentra en Aquila y ha buscado expandirse legalmente a otras comunidades de la región, como Santa María Ostula o Huizontla, donde también han ocurrido eventos de violencia contra los defensores del territorio contra la expansión de la minera.
En el caso de Ostula, un comando del CJNG atacó a su guardia comunitaria, matando a tres elementos. Por su parte, en Huizontla, un abogado contra la expansión de la mina Ternium fue asesinado semanas después de haber firmado “una demanda que tiene esta comunidad en contra de la minera”. Heriberto señala que esto ocurre porque existe un vínculo entre las empresas mineras y los grupos criminales operando en la región: “si tú tienes una empresa y quieres contratar un grupo privado de seguridad, contratas ahí a Jalisco Nueva Generación y a los diferentes grupos que tienen, que responden a este nombre”.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de que se esclarezca el crimen contra Hipólito, Heriberto responde pesimista que “nadie va a caer en la cárcel, ni va a ser juzgado por el asesinato de Hipólito Mora, como no lo ha sido por el resto de autodefensas asesinados en Michoacán, y por el resto de periodistas, y el resto de luchadores sociales y de defensores del territorio. No va a haber investigación.”