21/01/2025 (Ciudad de México) “La era dorada de Estados Unidos empieza ahora”, afirmó Donald Trump en su primer discurso como presidente de su país. A esta grandilocuencia suelen acudirlos gobernantes que se asumen portadores de un poder superior; Trump, como afirmó en el acto de su juramentación, se cree investido de semejante mandatodivino, por haber sobrevivido a un atentado durante un acto electoral en julio pasado.

Tras los anuncios que hizo y los decretos que firmó, muchos de ellos referidos a países de América Latina, comenzaron las reacciones desde varios gobiernos de la región.

En México, la presidenta Claudia Sheinbaum, afirmó que las relaciones bilaterales deben ser de igualdad, ya que México hará prevalecer su soberanía. “Que tenga la certeza el pueblo de México de que siempre vamos a defender nuestra soberanía y nuestra independencia. Eso es un principio máximo que la presidenta tiene que cumplir”, afirmó la mandataria. Luego procedió a hacer un repaso de algunas de las medidas, de emergencia de frontera y endurecimiento migratorio, que tomó la Casa Blanca, resaltando que ya fueron aprobadas durante el anterior mandato de Trump, lo que no fue óbice para el diálogo con el entonces presidente López Obrador.

Aguantar la embestida, demostrar eficiencia en la atención a los conciudadanos afectados y seguir manteniendo abiertos los espacios de diálogo bilateral, se infiere que es la línea gubernamental mexicana para afrontar las rigurosas medidas de la entrante administración republicana. La pregunta es si alcanzará con estas respuestas, tomando en cuenta que aún pende la amenaza de subir los arancelestanto a México como a Canadá, que acaba de adelantar Trump podría tomar apartir de febrero. 

En Panamá, el presidente José Mulino afirmó que “el Canal es y seguirá siendo de Panamá”. Fue la respuesta inicial de un mandatario, cuya afinidad ideológica con elultraderechista neoyorquino no es relevante para este asunto. Trump afirmó durante su investidura que el país centroamericano se está aprovechando de Estados Unidos, al entregar la administración del paso interoceánico a China, y cobrar fletes excesivos a navíos estadounidenses, por lo que se fijó como objetivo “recuperar el Canal”.

En Cuba, el presidente Miguel Díaz-Canel calificó como “un acto de arrogancia y desprecio por la verdad” la decisión del nuevo gobierno estadounidense de volver a incluir a la isla como patrocinadora del terrorismo. Hace unos días, el ex presidente Joe Biden había excluido al país caribeño de esa nómina, lo que parecía reabrir el diálogo diplomático entre ambos países. Pero ayer mismo, Trump rápidamente revocó esa exclusión, respondiendo a la presión del exilio cubano de Miami, representado en el gobierno por el Secretario de Estado, Marco Rubio, y por el encargado del Departamento de Estado para América Latina, Mauricio Claver-Carone.

Trump y Rubio están convencidos de que podrán, en esta gestión de gobierno, acabar de una vez por todas con el régimen comunista en Cuba, combinando la presión del bloqueo económico y comercial que acelere el colapso energético y alimenticio de la isla, con el incremento de la presencia militar de Estados Unidos en lugares cercanos a Cuba, como Haití.

Sabiendo que la apuesta hemisférica de Trump es recuperar cuanto antes lahegemonía, a través de la presión política (a cargo de Marco Rubio), la coacción económica (a cargo de Claver-Carone) y la presencia de fuerza a través del Comando Sur (a cargo de Mike Waltz y Pete Hegseth), en Venezuela no se fueron por las ramas. El presidente Nicolás Maduro, a tiempo de afirmar que lo deseable es que haya un buen relacionamiento entre su país con Estados Unidos, anunció la realización de masivos ejercicios militares y policiales de defensa patria, que comienzan mañana.