13/01/2025 (Ciudad de México). En México, con motivo de cumplirse los primeros 100 días de gestión, el Gobierno federal convocó a una multitud que colmó el Zócalo y sus alrededores. El Zócalo, ubicado en pleno centro histórico de la capital, es la plaza pública más grande de América Latina, que ayer, según datos de la Secretaría de Gobernación de la ciudad de México, recibió a 350.000 personas.
Ante la muchedumbre, la presidenta Claudia Sheinbaum pronunció un informe de los primeros logros de su gobierno, señalando también los desafíos a futuro. De esta forma, la mandataria continuó con el legado de Andrés Manuel López Obrador, su predecesor en el cargo que, en marzo de 2020, realizó un acto con las mismas características.
Pero queda claro, en esta ocasión, que la enorme movilización popular tuvo también una fuerte connotación nacionalista expresada, sólo por mencionar un detalle, en que se escuchó al iniciar el acto, el “Himno Migrante”, una canción del Colectivo Legado de Grandeza, cuya letra es un tributo a los mexicanos que viven en Estados Unidos (“Y cambiamos de lugar, no de bandera, verde blanco y rojo lo llevo en las venas”). Este emotivo ambiente le permitió a la presidenta Sheinbaum ratificar y apuntalar, junto al pueblo, la plena defensa de la soberanía de México.
Lo hizo respondiendo a los anuncios de medidas de represión y deportación masiva de migrantes, de presión económica unilateral con incremento de aranceles, y amenazas de tomar acciones intervencionistas de fuerza en materia de seguridad. Todos estos anuncios los hizo el presidente electo de Estados Unidos, el magnate Donald Trump, afirmando que tomaría tales acciones inmediatamente después de volver a la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
Para contestar al republicano neoyorquino, Sheinbaum viene combinando, en las últimas semanas, diplomacia con firmeza, historia con pragmatismo. Así también hizo en el Zócalo, partiendo de la construcción de la nación mexicana: “México es un país extraordinario por su pueblo generoso y fraterno, heredero de las civilizaciones originarias y de la rica historia patria, con héroes y heroínas que no se encuentran en ninguna parte del mundo”.
Continuó resaltando la innegable importancia de las y los trabajadores mexicanos que viven en Estados Unidos: “El pueblo de México es honesto, trabajador y valiente. Las mujeres y hombres mexicanos sabemos salir adelante. Resistimos, pero nunca nos rendimos. Ahí está el ejemplo de nuestras hermanas y hermanos en los Estados Unidos, que este año enviaron a sus familias cerca de 65 mil millones de dólares. Ellas y ellos contribuyen a la economía de México, pero -que se escuche bien y que se escuche fuerte- contribuyen más con la economía de Estados Unidos, pues lo que envían a México es tan sólo el 20 por ciento de lo que dejan allá en consumo, ahorro y en impuestos”.
La presidenta mexicana pudo luego desplegar, en forma pragmática, la idea de complementariedad económica entre ambos países para hacer frente al avance económico y comercial de países asiáticos -lo que bien podría leerse como China. De esa forma, marcó un clivaje (separación) con la competitividad subordinante, que es a la que pretende arrastrar la pugna arancelaria que anunció Donald Trump.
Una frase pronunciada por Sheinbaum, que fue de las más aplaudidas y vitoreadas ayer en el Zócalo, sintetizó la esencia política de esta postura nacionalista: “México es un país libre, independiente y soberano. Como lo he dicho, coordinamos, colaboramos, pero nunca nos subordinamos”.
La jornada de movilización concluyó de la misma forma como inició, con la muchedumbre desconcentrándose gritando consignas de profundo contenido de nacionalismo popular. La historia de América Latina ha demostrado, una y otra vez, que acudir a la fuerza movilizada y organizada del pueblo para defender la soberanía nacional ante las amenazas imperiales, es la única respuesta correcta de los gobiernos de izquierda.