11/06/2024 (Ciudad de México). Con base en los resultados de los cómputos distritales por las elecciones del pasado 2 de Junio, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no obtuvo el porcentaje de votación mínimo necesario para mantener su registro como partido político a nivel nacional.
De acuerdo a la Ley General de Partidos Políticos, en su Artículo 94, incisos b y c, perderán su registro aquellos partidos que no obtengan un mínimo del 3% de los votos válidos en la elección inmediata anterior, ya sea en elecciones locales o federales.
En el cómputo realizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), el partido del sol azteca apenas obtuvo un 1.86% para la elección presidencial (1 millón 121 mil 20 votos), 2.27% para senadurías (1 millón 363 mil 12) y 2.43% para diputaciones (1 millón 449 mil 660), siendo incluso superado en los tres casos por los votos nulos, los cuales, en las elecciones de legisladores sí superaron el 3% de la votación.
Tras la notificación oficial por parte del INE, el PRD comienza un proceso de liquidación que deberá ser confirmado por el Tribunal Electoral. Todas las cuentas y trámites administrativos quedarán congelados y únicamente podrá realizar actividades para recuperar recursos y hacer líquido su patrimonio.
El origen disruptivo del PRD
El nacimiento del PRD marcó una nueva época en la configuración política de México. Tradicionalmente, el PRI mantenía bajo su control a sectores progresistas a través de partidos políticos “paraestatales” como el Partido Popular (PP), el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), todos ellos con ideales nacionalistas, antiimperialistas o incluso socialistas, por lo que su adhesión al partido surgido de la Revolución Mexicana tenía sentido.
Sin embargo, el comienzo de la época neoliberal de la mano del presidente priista Miguel de la Madrid, en 1982, supuso un quiebre definitivo dentro de las filas del mismo PRI, lo cual llevó al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a postularse a nombre del PARM. Luego del fraude electoral cometido en 1988 por todo el aparato del Estado y con una supuesta “caída del sistema”, anunciada por el entonces secretario de Gobernación Manuel Bartlett, el PRI volvió a ganar la presidencia de México y con ello profundizó las políticas neoliberales contrarias al espíritu de la Revolución Mexicana.
Frente a tal fraude, la izquierda electoral de México decidió integrarse en una sola fuerza política, por lo que el 5 de Mayo de 1989 se fundó el Partido de la Revolución Democrática. Dentro de sus filas se encontraban militantes de partidos de izquierda como el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), el Partido Mexicano Socialista (PMS), el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), la Unión de la Izquierda Comunista (UIC), entre otras agrupaciones. Entre sus principales dirigentes se encontraban el mismo Cuahtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Heberto Castillo y Amalia García.
La conformación de este nuevo partido, abiertamente contrario a las políticas del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, gozó de un amplio respaldo popular, lo que lo llevó a ser competitivo en distintas elecciones locales. Frente a este avance de esta fuerza política, el partido sufrió el acoso y el asesinato de cientos de sus militantes. De acuerdo a un trabajo de la investigadora Hélène Combes, tan sólo en el sexenio de Salinas de Gortari 265 militantes perredistas fueron asesinados.
No obstante, los triunfos electorales se concretaron, primero en la Ciudad de México y posteriormente en los estados de Zacatecas, Tlaxcala y Baja California Sur. Pese a perder las elecciones presidenciales de 1994 y 2000, el PRD se mantuvo como una fuerza de izquierda de primer orden en el panorama nacional y, principalmente, en la capital del país, donde el liderazgo del partido recayó en el entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.
En 2006, López Obrador llevó al PRD a las elecciones más competidas de su historia, ganando la presidencia de México, pero derrotado oficialmente debido a un fraude electoral orquestado por lo que desde entonces el tabasqueño calificaba como “la mafia del poder”, esto es, grupos empresariales, económicos y políticos decididos a continuar con políticas neoliberales y privatizadoras.
El secuestro de la dirigencia del partido
Posterior a 2006, la dirigencia del partido fue tomada poco a poco por un grupo compacto comúnmente conocido como “los chuchos”, en referencia a la dupla de Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva, quienes comenzaron a fragmentar al partido y a adueñarse de los cargos políticos más relevantes. Las nuevas prácticas al interior de la agrupación originó diferencias profundas con López Obrador, lo que llevó a este último a fundar en 2011 un nuevo partido político, MORENA, que mermó a la militancia del partido del sol azteca.
Sin líderes sociales, el PRD comenzó un deambular ideológico, primero suscribiendo el famoso “Pacto por México” del entonces presidente Peña Nieto, el cual tenía como objetivo aprobar en el Congreso políticas contrarias a buena parte del ideario político del partido de izquierda. Posteriormente, ante su debilidad electoral, la dirigencia del sol azteca decidió unirse al PAN para múltiples cargos de elección popular e incluso en la elección presidencial de 2018.
Desde entonces, el PRD se convirtió en un partido satélite del PRI y el PAN, cuya actuación durante el proceso electoral de 2024 resultó anecdótica e irrelevante. Hoy, pese a conservar el registro como partido local en la Ciudad de México gracias a la votación de sus diputados locales (3.60%), el otrora partido de izquierda que cambió el mapa político de México enfrenta su anunciada desaparición.