16/05/2024 (Ciudad de México). El Tribunal Noveno de Sentencia Penal concedió al periodista José Rubén Zamora Marroquín, de 67 años de edad, una victoria jurídica, al otorgarle la detención domiciliaria (o libertad condicionada, que es como se conoce esta medida cautelar en la legislación guatemalteca) en uno de los casos judiciales que afronta.
No obstante, por otro caso que los fiscales le armaron, seguirá preso en la “Cárcel Mariscal Zavala”, donde está recluido desde el 29 de julio de 2022, bajo falsas acusaciones de lavado de dinero.
Este primer triunfo es un avance democrático para la libertad de pensamiento e información, ya que el de Zamora -respetado periodista que denunciaba la corrupción gubernamental – es uno de los casos más notorios en Guatemala de persecución política de los gobiernos de derecha, que utilizaban el aparato judicial que actuaba desde la Fiscalía, pero también en los juzgados, para silenciar a los opositores.
Zamora es un periodista con más de 30 años de carrera, que fundó los más exitosos medios de comunicación escritos de Guatemala, como fueron “Siglo Veintiuno” que comenzó a circular el año 1990, un medio que se caracterizó por plantear la necesidad de reformas del poder judicial y del sistema de impuestos, que reportó temas riesgosos como el narcotráfico, las violaciones a los derechos humanos, la guerrilla y su reincorporación a la vida civil y la corrupción de los gobiernos.
Cuando en 1993 el presidente José Serrano Elías, intentando emular al peruano Alberto Fujimori que dio un autogolpe en 1992, cerró el poder constitucional durante los diez días que duró el “Serranazo”. En ese lapso Zamora cambió el nombre del periódico a “Siglo Catorce”, publicando ediciones con manchas negras que impedían leer íntegramente las noticias, evidenciando así el régimen de censura de la dictadura. Fue una campaña comunicacional que contribuyó a la defenestración de Serrano, que acabó huyendo del país.
En 1996, José Rubén Zamora fundó “El Periódico” que, a lo largo de los veinte años que lo dirigió, se convirtió en la fuente de investigación periodística determinante para que se destaparan grandes casos de corrupción que llevaron a la cárcel a los ex presidentes Alfonso Portillo, Álvaro Colom y al ex dictador Otto Pérez Molina. Fue célebre el caso de una red de contrabando y narcotráfico formada por jerarcas militares, descubierta y denunciada por la prensa, que ocasionó la caída de la cúpula militar el 2003.
Este caso significó para Zamora el inicio de bloqueos publicitarios a “El Periódico” para quebrarlo económicamente. Significó también el allanamiento ilegal de su casa por policías, que se atrevieron a simular su ejecución frente a su familia, según ha denunciado internacionalmente Ramón Zamora, su hijo menor, de 33 años.
El 2008 lo secuestraron y el 2013 le golpearon gravemente en lo que aparentaba ser un robo, pero en realidad era una represalia. No consiguieron amedrentarlo, pero por un tiempo tuvo que dedicarse a cuidar a su familia y levantar nuevamente su medio de comunicación, muy dañado en lo financiero.
El 24 de julio de 2022, “El Periódico” publicó una denuncia documentada contra el presidente de derecha Alejandro Giammattei, su equipo cercano de gobierno y contra la fiscal general María Consuelo Porras. Descubrió una trama de corrupción y extorsiones judiciales. No era la primera denuncia contra Giammattei, ya que durante la pandemia del Covid 19 destapó una compra millonaria de vacunas rusas “Sputnik V” llena de ilegalidades. También sacó a luz un soborno que el presidente recibió de empresarios rusos a cambio de una concesión.
Ese julio de 2022, la Fiscal Porras, el fiscal de materia “anticorrupción” Ramiro Curruchiche y un juzgado afín, ordenaron la detención de Zamora, procesándolo en tiempo récord por lavado de dinero. Sin dar la posibilidad de conocer el expediente de acusación a los abogados de la defensa, ni permitir que declarasen testigos en su favor, Zamora fue condenado a seis años de cárcel. Eran los tiempos en que reinaba el abuso de autoridad en Guatemala.
Hoy el periodismo libre y sin censura retorna al país centroamericano, sin duda como una de las expresiones de la recuperación del régimen democrático.