17/04/2024 (Ciudad de México). En Argentina, el gobierno del neofascista Javier Milei, que está absolutamente alineado con lo que él llama el “occidente libre” -léase Israel y Estados Unidos- ha comenzado una escalada de tensiones en sus fronteras con Bolivia y Chile.
A través de su ministra de seguridad Patricia Bullrich, el gobierno argentino afirmó que a partir del vínculo militar boliviano con Irán, hay desplegadas fuerzas militares del país persa en territorio boliviano, lo que fue inmediatamente desmentido por el gobierno de Bolivia, que en la ciudad de La Paz convocó a través de la Cancillería al embajador argentino para notificarle su molestia por lo que calificó como “impertinentes y provocadoras afirmaciones de Bullrich”, que se basan únicamente en el hecho de que Bolivia tiene relaciones diplomáticas y acuerdos puntuales con el régimen de Teherán. Para mayor detalle, la Cancillería aclaró que en un Convenio del año 2023, suscrito entre los Ministerios de Defensa de Bolivia e Irán, no se contempla ningún despliegue militar de ninguna de las partes, por lo que la preocupación argentina no se justifica.
Respecto a Chile, la ministra de seguridad argentina aseguró estar informada de que la milicia libanesa Hezbolá ha sido detectada en el norte de ese país, conformando células de respaldo. El presidente chileno Gabriel Boric ha lamentado semejante afirmación, asegurando que no existen grupos armados en Chile y anunció el envío a Argentina de una nota formal de protesta. Bullrich declaró en Buenos Aires que el gobierno argentino está muy preocupado “por la detección de esa milicia acusada de un atentado terrorista en Argentina en 1994, en el último tiempo en la región de Iquique, al norte de Chile”. La anterior semana, Mark Wells, subsecretario adjunto para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, hizo exactamente las mismas afirmaciones que la ministra, una de las piezas fundamentales del aparato represivo del gobierno de Javier Milei.
Lo que hace Milei es parte de una estrategia continental coordinada de la ultraderecha para desestabilizar a los gobiernos no alineados a Washington. No es casual que, en los últimos meses, se están presentando varias acciones agresivas, como el asalto a la embajada de México en Ecuador, por el gobierno de Daniel Noboa, o estas declaraciones formales del gobierno argentino de Milei abiertamente hostiles a los gobiernos de Chile y Bolivia. Forman parte también de la estrategia las ausencias coordinadas de los gobiernos de Uruguay, Argentina, Paraguay, El Salvador, Perú y Ecuador a citas de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que es una plataforma plurinacional surgida al calor del impulso progresista en el continente hace una década.
El periodista uruguayo Aram Aharonian, que codirige el “Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico” con sedes en Montevideo y Buenos Aires, afirma que en Sudamérica “se están generando las condiciones para guerras híbridas, vale decir un tipo de conflagración que no se limita sólo al control territorial, sino que abarca aspectos como la desinformación, los ciberataques y la propaganda negra. Se trata de una nueva forma de conflicto que busca influir en la democracia y la gobernabilidad de los países, convirtiéndose en un desafío de envergadura para los procesos de integración y estabilidad regionales”.
Continúa Aharonian su análisis: “El debilitamiento de la CELAC y la UNASUR son objetivos intermedios de estos gobiernos de tendencia ultraconservadora, ya que son instancias de mediación y diálogo hemisférico que, en su criterio ideologizado, fueron utilizados por la izquierda para expandirse en el continente. Los gobiernos progresistas deben hacer los mayores esfuerzos diplomáticos para preservar estos espacios democráticos y diversos, porque así también se evitará el agravamiento del conflicto entre países y la generación de guerras en nuestro continente”.