15/01/2025 (Ciudad de México). La correlación de fuerzas político congresales en Estados Unidos cambió luego de las elecciones realizadas el 5 de noviembre de 2024. Esos comicios tuvieron niveles sorprendentemente más bajos de votación efectiva que los registrados en las elecciones de 2020, ya que ejercieron su derecho al voto 155 millones de las 244 millones registradas en el padrón electoral, lo que significa el 63% de participación.
En esas elecciones triunfó en toda la línea el candidato de la ultraderecha del partido republicano, Donald Trump, frente a la candidata del partido demócrata, Kamala Harris. Lo hizo favorecido por el desplome de votos de los demócratas, que bajaron casi en 8% su performance en relación al 2020, en tanto Trump aumentó en 4% su desempeño. Es importante anotar esto, pues no se trató tanto de un tsunami de votos como de un triunfo eficaz, que permitió a Trump el control de la Cámara de Representantes y del Senado.
Los nuevos legisladores asumieron el pasado viernes 3 de diciembre y fue desde ese momento que comenzó a sentirse el empuje de la topadora trumpista. El presidente electo ordenó, desde su mansión en Mar-a-Lago, que se eligiera a Mitch McConell, un ferviente seguidor suyo, como líder de la bancada y así se hizo. Mientras tanto, el partido demócrata, que aún no termina de recuperarse del golpe electoral de noviembre, eligió a Chuck Schumer, un hombre que colaboró con el presidente saliente Joe Biden, que no tuvo mucha expectativa en la candidatura de Kamala Harris, y que combina posiciones liberales en temas como el derecho al aborto, el medio ambiente o la salud pública, con posturas claramente derechistas en asuntos de seguridad, migración y el apoyo total a Israel.
Este es el contexto en el que la Cámara de Representantes aprobó la semana pasada, que ahora el Senado está a punto de aprobar, una nueva Ley Migratoria denominada “Ley Laken Riley”, por el nombre de una estudiante de enfermería asesinada en el Estado de Georgia hace casi un año por José Antonio Ibarra, un migrante ilegal venezolano que acaba de ser condenado a cadena perpetua por el crimen.
La mencionada ley permitirá al próximo presidente Donald Trump realizar deportaciones de inmigrantes sin papeles que hayan cometido delitos menores, aunque no hayan sido condenados. Lo novedoso de esta aprobación legislativa es que, tanto en la cámara baja como en la cámara alta, un importante número de legisladores demócratas se han sumado a los republicanos, haciendo suyo el endurecimiento de las acciones contra los migrantes, pensando que así podrán recuperar los votos que perdieron en noviembre cuando en realidad están apuntalando, en el sentido común ciudadano, las posturas más regresivas.
La “Ley Laken Riley” vulnera los derechos civiles de los migrantes, al colocarlos en riesgo de ser acusados, y por tanto deportados, sin que tengan la posibilidad de asumir defensa dentro de un debido proceso judicial. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos, como por ejemplo la “United We Dream Action”, inmediatamente han alertado que se trata de una ley abusiva, que viola la propia Constitución de los Estados Unidos y que únicamente tiene el objetivo de proporcionar a la próxima administración republicana, el argumento semilegal para proceder a deportaciones masivas de personas procedentes de Venezuela, México, Haití, Guatemala, Colombia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Afganistán, Sudán, Ucrania, Líbano, entre muchos países de donde arriban a territorio estadounidense gente en busca de mejores oportunidades.