09/12/2024 (Ciudad de México). En Siria, luego del abrupto desmoronamiento de las Fuerzas Armadas, ha sido derrocado Bashar al-Assad, que tuvo que salir al exilio en Rusia. 

Bashar al-Assad gobernó el país desde julio de 2000, cuando asumió el poder una semana después de la muerte de su padre, Hafez al-Assad, que a su vez había gobernado desde 1971. 

Siria logró su independencia de Francia el año 1945. Pero recién, luego de un largo período de inestabilidad crónica, con el referéndum del año 1961, el territorio que nace por el oeste en la costa levantina del Mar Mediterráneo, llegando hasta Irakpor el este, y que por el norte limita con Turquía hasta Jordania e Israel por el sur, pasó a denominarse “República Árabe Siria”. 

Siria nació como una formación económica, social, étnica y culturalmenteabigarrada (heterogénea), donde su población cercana a los 20 millones de habitantes, vive en varias regiones, predominando la región costera y céntrica del país, donde queda la capital Damasco y las más importantes ciudades. Allí se concentran las mejores tierras y las mayores inversiones, de un capitalismo que permitió el poder oligárquico de unas cuantas familias.

No fue casualidad que una de esas familias enriquecidas, la familia Assad, prácticamente monopolizara el poder pues, aunque la mayoría de la población es árabe sunnita, ese núcleo de poder representó a la minoría árabe alauita, que manda en esa región más próspera. 

Sin embargo, hay que reconocer que el régimen de Bashar al-Assad (que no era precisamente democrático, sino una especie de autoritarismo plebiscitario)permitió la consolidación de una República Laica, Secular y Plurireligiosa, donde convivieron por mucho tiempo musulmanes, cristianos y judíos. Siria fue la última República de este tipo en el Medio Oriente. Luego de este colapso, es muy probable que pase a convertirse en otra “República Islámica”, siguiendo el camino de Pakistán o Afganistán.

Caído Bashar al-Assad, el poder real en la capital Damasco y en la parte central de Siria, lo tiene una alianza militar salafista denominada “Hayat Tahrir al Sham” (Organización para la Liberación del Levante), que dirige Abu Mohammad al-Julani. Esta alianza la forman grupos calificados como terroristas por el Consejo de Seguridad de la ONU, como Al-Nusra, una filial siria de Al-Qaeda, que fue la que realizó los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York, y el del 11 de marzo de 2004 contra la Estación de Tren Cercanías en Madrid. Por su parte, Abu Mohammad Al-Julani (también conocido como Al-Golani) tiene sus bienes congelados por los Estados Unidos, cuyo Departamento de Justicia ofreció una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.

Lo curioso es que hoy, esas organizaciones y este liderazgo, de terroristas rápidamente pasaron a ser considerados por los medios de comunicación hegemónicos como “rebeldes” o “combatientes por la libertad siria”. La mutación puede explicarse porque, en el saldo de esta expansión a Siria del estado de guerra en el Medio Oriente, los grandes derrotados son Rusia e Irán.  

En la parte norte, con abierto apoyo militar de Turquía, el yihadista “Ejército Nacional Sirio” ocupó territorios y entró en combates encarnizados con las milicias kurdas, siguiendo la férrea línea de otro autoritario, el presidente turco Reccep Tayip Erdogan.

Aprovechando el vacío de poder y la práctica disolución de las fuerzas armadas oficiales de Siria, las milicias del pueblo kurdo ocuparon también algunas regiones. Siendo una nación sin Estado, el pueblo kurdo está repartido entre el sur de Turquía, y el norte de Siria, Irak e Irán. En el caso sirio, hay un millón y medio de kurdos y kurdas que viven bajo constante asedio, ya no tanto de Damasco como de Ankara. 

Hay el gran riesgo de que estalle otra lucha armada entre todas estas facciones que controlan, cada una, partes del territorio del que fue antes un solo país. Puede reproducirse lo que pasó en Libia tras la caída y la muerte de Muammar Gaddafi. 

Mientras eso pasa en el centro y norte, bajo órdenes del genocida Benjamín Netanyahu, tropas y blindados israelíes ocuparon inmediatamente el sur de Siria.