04/12/2024 (Ciudad de México). En la mayor crisis política desde que se instauró el régimen democrático representativo, hace 40 años, en Corea del Sur, el presidente Yoon Suk-yeol, de ideología conservadora, trató de someter a la mayoría opositora liberal en la Asamblea Nacional, dictando la Ley Marcial y movilizando a militares de élite contra el complejo de edificios que alberga al poder legislativo.
Pero no logró quebrar la resistencia de los diputados opositores, que bloquearon el acceso a los uniformados y que, pese al momento de enorme tensión, lograron instalar la sesión donde rechazaron por enorme mayoría de votos la medida de militarización. A esto se sumó una enorme movilización popular, que tomó las avenidas principales de Seúl (la capital y sede gobierno) pese a las altas horas de la noche.
La Constitución de la República de Corea, que es el nombre oficial de Corea del Sur adoptado en 1948, permite a un presidente declarar la vigencia de la ley marcial, sea por una amenaza militar o por desórdenes públicos. Pero también establece la prohibición constitucional de mantener la ley marcial, si la Asamblea rechaza la medida de fuerza. Es así que el mandatario Yoon Suk-yeol tuvo que revocar su decisión a las seis horas de ponerla en vigencia, quedando políticamente derrotado por la reacción política y popular.
Todo sucedió en horas de la noche y por la madrugada, en lo que muchos interpretan como un intento del gobernante derechista por dar un golpe de Estado,para no tener que responder a la fiscalización de una Asamblea, en la que las fuerzas conservadoras pro gubernamentales apenas representan poco más de un tercio de diputados.
Las últimas elecciones presidenciales fueron en marzo de 2022, cuando el candidato favorito en varias encuestas, Lee Jae-myung, del “Partido Demócrata”, sorprendentemente fue derrotado por el candidato oficialista, Yoo Suk-yeol, que se presentó con el respaldo de un gobierno con bajo respaldo de la ciudadanía. La organización política de la derecha conservadora en Corea del Sur, se llama “Partido del Poder Popular”, un nombre que poco tiene que ver con su ideología.
En un pequeño país (casi del tamaño de la isla de Cuba) densamente poblado por 52 millones de habitantes, de los que están habilitados para votar 44 millones, pero sólo asistieron a las urnas 34 millones el año 2022, el actual presidente ganó por apenas 150.000 votos de diferencia (el 0,73%).
La situación empeoró para el gobierno en abril de 2024, cuando en las elecciones legislativas para renovar la totalidad de 300 diputados de la Asamblea Nacional unicameral, las fuerzas de la oposición (liberales, progresistas y nacionalistas) se hicieron con 192 curules, dejando apenas 108 para los conservadores.
Ahora la situación apunta hacia la profundización de la crisis de gobierno en Corea del Sur. Algo que ni siquiera con la destitución de su ministro de defensa, al que le culpó de haber dado la idea de aplicar la Ley Marcial, ha impedido que Yoon Suk-yeol tenga que enfrentar una moción de censura en la Asamblea Nacional. Si esa moción logra dos tercios, iniciará el juicio constitucional que puede acabar con el gobierno de derecha.
Por supuesto, el gobierno de Estados Unidos ha expresado su enorme preocupación y ha instado a que se pueda rápidamente recuperar la estabilidad. Tanto para Washington como para Japón, el destino político de Corea del Sur les afectará en sus planes de consolidar un eje para contrarrestar el creciente poderío e influencia de China y de Rusia (con su más reciente aliado, el gobierno de Corea del Norte) en la región.