04/09/2024 (Ciudad de México). En la ciudad de Kiev, el gobierno de Ucrania entró en crisis, con la dimisión de seis ministros, incluyendo al Canciller Dmitro Kuleba, uno de los que más gestiones diplomáticas hizo para la paz, viajando a países como China a reunirse con su homólogo Wang Yi para lograr puentes de acercamiento a Rusia.

Además de Kuleba, otros importantes ministerios que quedaron acéfalos por renuncia de sus titulares son Justicia, Industrias Estratégicas, Medio Ambiente y Recursos Naturales y Reintegración de Territorios. Oficialmente se presenta estas dimisiones como resultado de un natural desgaste y la necesidad de “inyectar nueva energía al gobierno”, según la explicación brindada por el presidente Volodimir Zelenski.

Pero toda crisis de gobierno está expresando diferencias internas, debates cerrados y discrepancias, que luego encuentran cauce de solución con el alejamiento de unos y el nombramiento de otros. En este caso, ha trascendido -según informan medios como El País y The Washington Post- que la orientación de Kuleba ya no tenía respaldo ni confianza en Kiev, por su particular inclinación hacia la negociación del camino de salida de la guerra, cuando de lo que se trata es de preparar al país para un largo período de tensiones y escaramuzas, en que se necesitará el apoyo tanto de la OTAN como de la Unión Europea, incluso luego de firmado un eventual armisticio.

Zelenski rápidamente está remodelando la cúpula gubernamental ucraniana, en uno de los momentos más decisivos de la guerra con Rusia que ya lleva 730 días de duración. Agosto ha sido el mes en que se han reportado los más rápidos avances de las tropas rusas en el frente de Donetsk, una provincia que queda en el este del país, donde están a punto de tomar varias estratégicas ciudades como Pokrovsk, Toretsk y Vugledar. Si consolida el dominio de estas localidades, muy importantes desde el punto de vista de la logística militar, Rusia estaría muy cerca de ocupar las 4 provincias (Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón) que son sus objetivos geoestratégicos. Pero incluso alcanzando tales metas, el presidente ruso Vladimir Putin sabe que, si se diera un hipotético alto al fuego, la etapa posterior será de una “paz armada”, marcada por la inseguridad de las líneas fronterizas.

Por esta razón es que, hace cinco meses, puso en el Ministerio de Defensa a Andrei Belousov, un economista con poca experiencia militar, pero con sobrados antecedentes en manejo de inversiones estratégicas, lo que indicaba la nueva orientación del Kremlin, de potenciar aún más su propio complejo militar industrial.

Volviendo al escenario de la guerra, está fracasando el más reciente intento ucraniano por contener el avance enemigo en el este, atacando en el norte, en el propio territorio ruso de Kursk. Este ataque, que en un principio causó un gran impacto propagandístico a nivel internacional, no ha logrado sus objetivos, pues Rusia no trasladó tropas fuera de la región del Donbas y mantiene la intensidad de su ofensiva.

Podríamos estar asistiendo al fin de esta fase del conflicto bélico.