Axel Meléndez

02/09/2024 (Ciudad de México). En todo proceso educativo, afirma Freire, se necesita la presencia de educandos y educadores. Estos sujetos establecen una relación de aprendizaje, en donde el vínculo pedagógico puede expresarse de distintas formas según sea la práctica educativa. Asimismo, la construcción de aprendizajes se puede realizar desde la educación más formal o en aquellos procesos que no necesariamente se desarrollan dentro de las escuelas: cursos extracurriculares, talleres formativos que no corresponden al currículo escolar o, incluso, contenidos de internet o desde los medios de comunicación.

En este sentido, llama a la reflexión que el pasado primero de septiembre, en su último informe de gobierno y a escasos días de su salida del gobierno, Andrés Manuel López Obrador informó que hasta el momento se habían realizado mil 418 conferencias de prensa, mejor conocidas como las “mañaneras”. Los espacios diarios que ha generado el presidente López Obrador recuerdan aquellos programas de televisión de Hugo Chávez con su Aló Presidente y los Enlaces Ciudadanos, mejor conocidas como sabatinas, de Rafael Correa. En todas estas iniciativas, sin entrar a profundos detalles, sumado a la información sobre las políticas de gobierno de cada país, servían como como un espacio en donde las poblaciones podían conocer qué pensaban sus presidentes sobre diversos temas y, al mismo tiempo, asumir algunas posiciones e interpretaciones como propias.

En el caso específico de México, estas conferencias de prensa, más allá de sus dimes y diretes con algunos periodistas y de que actualmente es de los espacios en plataformas virtuales más visto en Hispanoamérica, han servido para que millones de mexicanos y mexicanas se informen sobre los acontecimientos más importantes del país y, al mismo tiempo, para construir criterios para analizar lo que aqueja a nuestra sociedad. En estos espacios han surgido discursos e interpretaciones que millones de personas han asumido como propios, tal es el caso de lo referente a “la mafia en el poder”, “los fifís”, “el mal que hace el neoliberalismo y la corrupción”, temas referentes a la política internacional e incluso cuestiones históricas de México.

Las mañaneras de López Obrador, sin negar que muchas veces no se puede estar de acuerdo con algunas de sus afirmaciones como cuando declaró “el fin del modelo neoliberal y su política económica”, son espacios que construyen aprendizajes y que permite que la población mexicana interprete al mundo a partir de las afirmaciones, análisis o dichos que realiza el presidente mexicano. En este sentido, AMLO se ha convertido en un gran educador de la población a nivel nacional. Es una escuela a la que asisten, virtualmente y de lunes a viernes, miles de personas. Este proceso educativo no se desarrolla desde la formalidad y no existe un dialogo entre las y los educandos y el educador, pero la existencia de aprendizajes es innegable.

Estos espacios, originalmente, pueden estar pensados para el diálogo con las y los periodistas de diversos medios que asisten al acto y para contrarrestar las campañas mediáticas de los medios corporativos de derecha, pero, en realidad, ha servido como vehículo para que AMLO le hable a la población en general. No les habla a académicos con los más altos grados de estudio, ni tampoco a las y los investigadores más renombrados del país, su diálogo va dirigido a la gente de a pie, pero también utiliza su tribuna para poder llegar a miles de personas a lo interno y externo del país. Asimismo, promueve que la población este informada sobre los acontecimientos más relevantes de la política nacional y produce que las personas, por lo menos de lunes a viernes, estén en contacto con el gobierno mexicano.

Más de una persona, sea militante del obradorismo o de la oposición, se ha apropiado de conceptos que el presidente ha dicho en sus conferencias de prensa. Tenemos, por ejemplo, personajes de la derecha nacional, como Carlos Alazraki, que han afirmado que él sí es “fifí” y “neoliberal”. Por su parte, la militancia del obradorismo utiliza estos conceptos para definir a los sectores que se encuentran en contra del gobierno. Es decir, cada parte de la población ha asumido los discursos del presidente, incluso para definir identidades, formas de interpretar al mundo y de cómo realinearse con el mismo. Esta situación no hubiese sido posible si las mañaneras no existieran, ya que en estos espacios se produce, diariamente, distintos análisis sobre lo que acontece en la sociedad mexicana y sobre la relación con otros países.

Las mañaneras no son un espacio que, necesariamente, produzca conocimiento anticapitalista, antipatriarcal o anticolonial, pero sí da insumos para que la población pueda tener claves sobre los sistemas de opresión, aunque no se mencionen, muchas veces, a partir de una reflexión profunda. Las conferencias de prensa del presidente mexicano han marcado un antes y un después en la disputa mediática dentro y fuera del país, pero su logro más importante ha sido la construcción de aprendizajes para el conjunto de la población.

Las mañaneras no generan un vínculo pedagógico en donde las y los educandos puedan cuestionar al profesor, pero sí promovió que las y los mexicanos pudieran tener clases virtuales diarias sobre la política nacional. No existe un programa o un currículo de estudios a seguir, pero los contenidos de cada día son temas de conversación nacional. En las conferencias de prensa no se pasa lista, ni se evalúa los conocimientos de quienes la visualizan, pero sí existe una apropiación de interpretaciones, conceptos y elaboraciones que permiten a la población reflexionar sobre su papel en la sociedad. Nos guste o no, lo consideremos o no, AMLO ha sido un educador a nivel nacional. No es el profesor que se encuentra en las aulas de las escuelas, pero sus afirmaciones impactan en cómo la población mexicana interpreta y se relaciona en la vida social en común. Las mañaneras se convirtieron en una gran escuela nacional y los aprendizajes que se construyeron en ese espacio perdurarán un tiempo en la vida social en común.