13/08/2024 (Ciudad de México). En Estados Unidos, en charla por X con su aliado Elon Musk, el candidato del Partido Republicano, Donald Trump trató de recuperar la iniciativa política. Recordemos que era el gran favorito hasta el momento de la renuncia de un alicaído Joe Biden a la candidatura demócrata, lo que dio paso a Kamala Harris, cuya irrupción ha modificado totalmente el escenario electoral. Trump lo sabe, por eso es que decidió juntarse nuevamente con el poder tecnológico de X, una plataforma que había abandonado hace un año.

No se trató de una entrevista; fue un acto de campaña que Musk la presentó como “dirigida a los independientes que aún no han decidido su voto”. Este magnate nacido en Sudáfrica, dueño de plataformas tecnológicas, con un perfil ideológico ultraderechista, hasta ahora ha donado 45 millones de dólares a la campaña republicana. El encuentro se realizó con muchas dificultades técnicas (que Musk atribuyó a un ciberataque masivo a su plataforma) y comenzó con un retraso de casi una hora, lo que ocasionó que muchos usuarios, que se habían conectado al sitio, lo fueran abandonando. La emisión en vivo puede ser calificada como un fracaso, porque sólo se alcanzaron dos millones de espectadores cuando el objetivo era llegar a ocho millones.

Durante dos horas Trump habló sin ningún contrapunteo, intentando colocar el eje del debate electoral en la economía, atacando a su rival Kamala Harris por su “ineptitud y su radicalismo lunático”, negando los impactos del calentamiento global y ratificando que, en el tema migratorio, realizará “la mayor deportación en la historia de este país”. Dijo además que, con él en la Casa Blanca, no existiría guerra en Ucrania pues Putin “no se hubiera atrevido a invadirla”, ni tampoco “Hamás habría provocado a Israel” pues su respaldo militar a Netanyahu sería mucho mayor.

Por su parte, la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, mantiene el impulso que le permitió subir su apoyo en encuestas, superando en algunas de ellas a nivel nacional a Trump, y adelantándole por algunos puntos en Estados clave como Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Se atribuye esta remontada a tres factores: 1) La renovada imagen que proyecta la vicepresidenta, no sólo comparándola con Biden sino con el propio Trump, 2) Un discurso de campaña que se ha radicalizado en temas como la gestión de la economía, la defensa del derecho al aborto, la agenda ambiental y las políticas sociales, 3) La elección del gobernador de Minnesota, Tim Walz, como candidato a la vicepresidencia, lo que le dio un aura progresista al binomio que conforman con Harris.

Los resultados para el Partido Demócrata han sido muy buenos, tanto en términos de recaudaciones de fondos para la campaña (muy por delante del Partido Republicano), como en recuperar a una importante base social entre la población afroamericana y latina, y en lograr movilizar nuevamente (la última vez fue con Obama hace 15 años) al activismo de jóvenes y mujeres que se oponen a las políticas ultraconservadoras. 

Esto se está reflejando en la convocatoria de decenas de miles de personas, que colman los mítines de campaña que están realizando Harris-Walz en varios Estados, lo que marca la diferencia con los actos más pequeños de Trump y su acompañante, el todavía desconocido James Vance. A tal punto llegó esta diferencia, que el equipo de campaña de Trump emitió un comunicado asegurando que las imágenes de los actos de campaña difundidos por el Partido Demócrata no eran reales, sino “creaciones de inteligencia artificial”.

La vicepresidenta Harris le ha dado frescura a la campaña demócrata, pero para no hacerse demasiadas ilusiones, ha dejado en claro que no cambiará la postura oficial de Estados Unidos de apoyo a Israel en Gaza. Lo hizo en un acto en Detroit (Michigan), cuando confrontó a un grupo de simpatizantes de la causa palestina, a quienes les dijo: “¿Quieren que gane Trump? Entonces díganlo así”.