06/08/2024 (Ciudad de México). Luego de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada ocurrida el pasado jueves 25 de julio en un aeropuerto cerca de El Paso, Texas, en Estados Unidos, una serie de versiones han comenzado a circular sobre los motivos o factores que se encuentran detrás de esta detención. La especulación no hizo sino incrementarse en cuanto se confirmó que “El Mayo” fue detenido en conjunto con Joaquín Guzmán López, conocido como “El Güero”.  El Güero es hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, otro de los íconos históricos del Cártel de Sinaloa, considerada la organización criminal más grande y poderosa en México por las autoridades norteamericanas. 

Cabe recordar que, después de la detención y extradición de “El Chapo” Guzmán ocurridas en 2016 y 2017, respectivamente, se ha especulado sobre si su organización ha permanecido unida. Según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), actualmente, el Cártel de Sinaloa está dividido en cuatro facciones, cada una con sus mandos particulares: la facción de los hijos de “El Chapo” Guzmán conocida como “Los Chapitos”, la de Ismael El Mayo Zambada, la de Aureliano “El Guano” Guzmán Loera (hermano de “El Chapo”) y la de Rafael Caro Quintero. 

Esta formación la han denominado de “sombrilla”, debido a que cubre varias células o facciones en una misma organización. No obstante, diversos actores han referido a que existen rencillas entre las distintas facciones. Debido a estas rencillas o diferencias entre facciones, se observa como algo poco probable que dos altos miembros de éstas, El Mayo y Joaquín Guzmán López, viajaran juntos rumbo a El Paso Texas. 

Para explicarlo, una primera versión – difundida por el Wall Street Journal– señalaba que “El Mayo” Zambada habría sido engañado para acudir al aeropuerto en Texas con la finalidad de supervisar “unas pistas clandestinas”. Al respecto, cabría la pregunta de si “El Mayo” Zambada, líder histórico caracterizado por su inteligencia y discreción, tenía la necesidad de acudir hasta Texas para supervisar pistas clandestinas, sobre todo considerando que cada vez ingresan menos drogas al territorio norteamericano vía aérea. 

Otra versión apunta a que “El Mayo” habría sido “secuestrado” por “El Güero” Guzmán y su grupo armado, luego de que lo hubieran engañado acerca de una reunión entre las facciones. Esta versión fue difundida por el New York Times en Estados Unidos y respaldada por el abogado del propio Mayo Zambada, quien señaló que incluso lo habrían amarrado y esposado. En esta versión se señala, además, que El Mayo venía negociando su rendición desde hace, por lo menos, tres años. No obstante, a pesar de la negociación, el secuestro y la detención en el aeropuerto de El Paso se habría realizado en contra de su voluntad y sin conocimiento de las autoridades norteamericanas. 

Llama la atención que todas estas versiones, al mismo tiempo de haber sido “filtradas” por supuestos agentes norteamericanos que están “familiarizados con el caso” o que se encontraban “presentes en la detención”, resultan contradictorias entre sí. Además de que, en ningún caso, se señala que hubiera sido bajo el conocimiento de las autoridades norteamericanas, lo que coincide con la información que éstas le habrían dado al gobierno mexicano. En ese sentido, no resulta una locura pensar que la difusión de estas versiones impulsadas por los propios integrantes de las agencias de seguridad norteamericanas busque precisamente causar confusión.

Una tercera versión apunta a que la negociación fue completamente negociada y que existen varios motivos por los cuales “El Mayo Zambada” pudo haberse entregado a las autoridades de manera voluntaria: ya sea porque se encuentra enfermo y está cansado de escabullirse en la sierra, o para favorecer a sus familiares procesados en Cortes norteamericanas, incluyendo a Vicente Zambada Niebla, su hijo conocido como “El Vicentillo”, quien se ha presentado ya en las cortes norteamericanas como testigo en juicios clave, como el de “El Chapo” Guzmán. 

Esta versión ha sido difundida sólo por algunos periodistas y como “un secreto a voces”, sin respaldo de ninguna autoridad norteamericana. De ser cierta, se comprende el por qué no es respaldada por los agentes norteamericanos: los actores institucionales estadounidenses no suelen revelar los acuerdos que mantienen con los grandes criminales sólo hasta que ocurren los juicios. Además, de llegar a un acuerdo para que los capos se declaren culpables o participen en el programa de protección a testigos, puede nunca saberse de manera pública. De lo contrario, sería de conocimiento público que corporaciones como la DEA o el FBI saben la ubicación de los grandes capos del crimen o, al menos, mantienen comunicación con ellos. 

Más allá de estas especulaciones, no debemos omitir el contexto general en el que vive actualmente la sociedad norteamericana, considerando que el próximo noviembre se llevarán a cabo unas las elecciones presidenciales en Estados Unidos, unas de las más convulsas de su historia. Al respecto, considero que la detención de “El Mayo” Zambada no es aislada de la disputa preelectoral en la que el candidato republicano Donald Trump, por un lado, y la candidata demócrata, Kamala Harris, por otro, se han involucrado en las últimas semanas, sobre todo tomando en cuenta que ambos se plantean como el agente que podrá “resolver” el problema del narcotráfico en México. 

Al respecto, son ya conocidas las peroratas que el candidato y expresidente republicano, Donald Trump, ha emitido en contra de México bajo el pretexto de criminalizar a los narcotraficantes, lo cual también ha sido respaldado por su propuesta para vicepresidente, el senador James David Vance. Recordemos que, por ejemplo, la promesa de la construcción del muro fronterizo no sólo se inspira en la intención de detener el flujo de migrantes indocumentados hacia su territorio, sino también el flujo de drogas ilegales que ingresan a su país y son consumidos por su población. 

En una entrevista conjunta que los republicanos ofrecieron a la cadena Fox News, expresaron una supuesta preocupación por la debilidad que el Estado mexicano muestra frente a los narcotraficantes. Así, mientras Trump apuntaba a que México “está petrificado ante los cárteles de la droga”, afirmando que éstos tendrían el poder para quitar a los presidentes mexicanos en tan sólo “dos minutos”, Vance señalaba que nuestro país se convertiría en un “narcoestado” si Washington no intervenía para tomar “el control de la situación”. Aunado a ello, ambos republicanos han señalado en más de una ocasión su intención de enviar a nuestro país a elementos del ejército norteamericano para combatir a los cárteles, ante una supuesta inoperancia de nuestras autoridades.

Por su parte, la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris, recientemente ha señalado cómo, durante su trabajo como fiscal general del estado fronterizo de California, persiguió “bandas transnacionales, cárteles de la droga y traficantes de personas que entraban ilegalmente” a territorio estadounidense. Según lo apuntó Harris, para ello, habría recorrido túneles que cruzan la frontera entre ambos países, buscando con ello ridiculizar la idea del muro de Donald Trump para frenar el flujo de migrantes y drogas ilegales. 

De esta manera, resulta evidente que los candidatos a la presidencia de Estados Unidos se disputan discursivamente esa capacidad de confrontar a los cárteles de la droga mexicanos, buscando con ello resolver los problemas asociados al consumo de sustancias ilícitas que enfrenta la sociedad norteamericana. En este escenario, no es difícil imaginar que la captura de “El Mayo” Zambada busca ser una suerte de botín político para beneficiar la imagen de los demócratas, quienes aún permanecen en el gobierno con Harris como vicepresidenta.