18/06/2024 (Ciudad de México). En Bruselas, los ministros de Medio Ambiente de los 27 países de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo definitivo para poner en vigencia la “Ley de Restauración de la Naturaleza”. Termina así el periplo de una norma que fue propuesta por vez primera en la Comisión Europea en junio de 2022; en ese momento Europa estaba a la vanguardia de las legislaciones ambientales internacionales, impulsada por los socialdemócratas y los verdes, que forjaron una alianza con la fracción liberal de la burguesía, llevando a la alemana Úrsula von der Leyen a la presidencia de la Comisión Europea.

Todo cambió con el impacto económico de la guerra de Ucrania, así como por el crecimiento de las protestas de los agroproductores de varios países, que entre otras cosas demandaban que las rigurosas restricciones ambientales fueran levantadas. La ultraderecha europea aprovechó estas movilizaciones agrarias para fortalecer el nacionalismo proteccionista frente a lo que denominaba “el globalismo liberal socialista”.

Con el potenciamiento político de la ultraderecha creció también el discurso negacionista climático. Y no se crea que sólo son voces aisladas de algunos políticos semiletrados; va mucho más allá, conformando una industria cultural, que cuenta con patrocinadores y medios de difusión. Están en varios países, tal como los identificó un estudio a cargo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, publicado por la revista Climatic Change en el año 2020.

Dicho estudio identificó a los siguientes think tanks negacionistas y que difunden contrainformación sin base científica que tiene por objetivo deslegitiminar a las instituciones y a los exponentes científicos más importantes de la lucha contra el calentamiento global: 1) En Gran Bretaña, el Centre For Policy Studies (CPS), la Global Warming Policy Foundation (GWPF) y el Institute of Economic Affairs (IEA), 2) En Francia, el Institut Économique Molinari (IEM), 3) En Alemania, el Europäisches Institut für Klima und Energie (EIKE), 4) En Austria, el Austrian Economic Center (AEC), 5) En Suiza, el Liberales Institut (LI), 6) En España, el Instituto Juan de Mariana (IJM).

Vienen trabajando al menos por una década y cuentan con poderosos financiadores como losloobies petroleros de la Conoco Phillips y la British Petroleum, y otras multinacionales como las alemanas EON, BASF y Bayer y las francesas Lafarge y GDF-Suez.

Así se explica que las tendencias ecologistas de los gobiernos europeos fueron perdiendo calado, siendo vistas como perjudiciales al desarrollo económico de una región del mundo que se está rezagando en la competencia mundial, en relación con Estados Unidos y China. A mediados de 2023, en el Parlamento Europeo se frenó en seco el debate sobre la “Ley de Restauración de la Naturaleza”.

En noviembre del año pasado, ante la evidencia científica y fáctica de lo que el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, denominó “el tránsito del calentamiento global a la ebullición global”, se retomó el debate y nuevamente comenzó a avanzar la ley, en medio del rechazo de los agricultores.

Hasta que se llegó a la votación final por países, representados por sus ministros y ministras de medio ambiente. Veinte países votaron a favor, seis (Italia, Hungría, Países Bajos, Polonia, Finlandia y Suecia) votaron en contra y Bélgica se abstuvo.

Es así que Europa da un enorme paso con una Ley con cuya aplicación el bloque se pone como objetivo que al menos un 20% de los hábitats degradados puedan recuperarse para el año 2030. La Ley también plantea recuperar el 80% de las tierras y costas europeas.

La aprobación de esta ley es un triunfo ecologista in extremis, ya que varios liderazgos europeos sitúan el apoyo a los agronegocios por encima de la protección de la naturaleza. Con esta decisión tomada en Bruselas, la situación vuelve a equilibrarse con las tendencias favorables a la preservación de la vida en el planeta.