La medida responde al clima preelectoral en Estados Unidos, en el que quienes defienden una narrativa antiinmigrante parecen beneficiarse
05/06/2024 (Ciudad de México). Este martes 4 de junio se anunció el “cierre de la frontera” entre México y Estados Unidos, luego de la firma de la orden ejecutiva por el presidente estadounidense Joe Biden para restringir el acceso de personas migrantes a su país. La medida se implementa como una respuesta a un “desbordamiento de la frontera” e incluirá los siguientes componentes:
- las personas migrantes que hayan cruzado la frontera de manera irregular no podrán solicitar asilo, salvo en el caso de que sean niños que viajan solos, víctimas de trata o personas que presenten alguna emergencia médica;
- se llevarán a cabo deportaciones aceleradas y los detenidos solo pueden consultar a un funcionario de asilo al expresar temor de volver a su país;
- el proceso para otorgar el asilo será más selectivo.
Para Marco Castillo, de la organización Global Exchange, la decisión que toma el presidente Biden lo coloca del lado de los republicanos y la narrativa antiinmigrante, lo que sólo puede comprenderse si se contempla el contexto preelectoral complejo que vive Estados Unidos. Es decir, se trata de una respuesta al hecho de que el discurso en contra de los migrantes haya adquirido tanta relevancia en las campañas electorales en los últimos años, sobre todo luego de que Donald Trump llegara a la presidencia en 2017: “Creo que, en general, Estados Unidos está este atrapado en esta dinámica política impuesta por un personaje, hoy un convicto, un criminal convicto, llamado Donald Trump”, explica Marco.
En 5 meses, Joe Biden, quien ha enfrentado sin mucho éxito varias crisis en su administración, se enfrentará al expresidente Donald Trump, quien se muestra como el favorito para ocupar la Casa Blanca, según apuntan las encuestas. En este contexto, Joe Biden estaría buscando conquistar al votante conservador y racista que hoy ha sido seducido por la narrativa antiinmigrante de los políticos y medios de comunicación corporativos en Estados Unidos: “es una medida tratando de decir: ‘soy una persona que este puede ponerle un alto a la migración’”, describe el activista de Global Exchange.
No obstante, para Marco, se trata de un cálculo “muy superficial” y “mal hecho” que será contraproducente, incluso para el mismo Joe Biden, que trata de hacerle frente a una crisis de un “sistema migratorio disfuncional, descompuesto e inoperante” y que resulta incapaz de adaptarse a las condiciones actuales de los flujos migratorios a nivel global.
En la práctica, la criminalización de los migrantes se traduce en la imposibilidad de que miles de personas que cruzan la frontera puedan acceder al asilo norteamericano por razones humanitarias, además de que profundiza la persecución hacia la población en tránsito. Marco cuestiona de fondo esta medida, pues “las circunstancias en los países de donde están saliendo las personas migrantes no han cambiado. Las personas van a seguir saliendo por grandes números, particularmente en países como Haití u Honduras.
Además, se incrementa exponencialmente el riesgo que enfrentan las personas en tránsito, pues tienden a buscar otras rutas para evadir a las autoridades norteamericanas: “en la desesperación, las personas migrantes intentan rutas más peligrosas, caen en las manos de polleros y terminan cometiendo actos que ponen en riesgo mucho más su vida”.
Marco se cuestiona si Biden no debería reivindicar una política de puertas abiertas en las que llevara a cabo una renovación del sistema migratorio, tomando distancia de su principal rival político, Donald Trump, quien reivindica la superioridad blanca. Sin embargo, considera que Biden se “sube al ring que Trump ha puesto, básicamente, que hace eco del juego que él ha querido jugar, cuando en realidad, […] la administración Biden debería estar jugando el juego opuesto, debería estar dejando muestras de apertura, de humanidad, de amor, de compasión y empatía por las personas solicitantes de asilo que están en situaciones de emergencia por circunstancias que el propio Estados Unidos ha creado”.
Sin embargo, Biden apuesta por una postura antiinmigrante en la práctica, aunque sin el componente “discursivo” de Donald Trump, tal como parece proyectar en la defensa de su medida. Según el presidente norteamericano, la medida no será “para alejarnos de quiénes somos como estadounidenses, sino para asegurarnos de preservar quienes somos para las generaciones futuras”, señala; aclaró, además, que se trata de una respuesta “temporal” a la crisis fronteriza, por lo que se prevé su suspensión en un futuro.
Global Exchange es una organización radicada en Estados Unidos que lucha por los derechos de las personas migrantes, además de llevar a cabo acciones en contra de la militarización y la violencia armada.