La estrategia inició con el gobierno de Clara Brugada e integra varios componentes, incluyendo la sensibilización en las familias, así como asesorías jurídicas y atención psicoterapéutica, entre otros servicios.
24/05/2024 (Ciudad de México). Las elecciones del próximo 2 de julio están a la vuelta de la esquina y las visiones de los candidatos para gobernar la Ciudad de México han sido expuestas en diversas ocasiones. En este universo, el perfil de Clara Brugada resalta, particularmente por su visión progresista de la política, así como por la perspectiva de género que se asoma en gran parte de sus iniciativas, lo mismo durante su periodo como alcaldesa de Iztapalapa que como candidata a la jefatura de gobierno.
Una de ellas es la estrategia Siemprevivas, una iniciativa que busca prevenir la violencia contra las mujeres, particularmente en las familias, y que se compone de varios elementos orientados a actuar integralmente. La estrategia Siemprevivas inició casi con el gobierno de Brugada, en 2019, buscando poner en práctica una perspectiva territorializada de la atención a las mujeres iztapalapenses; es decir, una estrategia que acerque los servicios públicos a las ciudadanas.
Para ello, se conformó un grupo de 50 orientadoras comunitarias por una vida libre de violencia, mujeres sensibilizadas para atender a las víctimas de violencia de género. Las orientadoras comunitarias llevan a cabo visitas domiciliarias con el objetivo de reflexionar y sensibilizar a las familias a partir de actividades lúdicas y recreativas.
El programa inició como un piloto en 14 colonias iztapalapenses. Para elegirlas, se comparó el número las carpetas de investigación abiertas por violencia familiar en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), eligiendo aquellas colonias en donde hubiera una mayor concentración de los casos. Entre ellas, la colonia Vicente Guerrero, Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, San Miguel Teotongo, San Lorenzo Tezonco, entre otras.
El equipo de las orientadoras comunitarias tiene un carácter multidisciplinario, según nos explicó Fabiola Rojas Almaraz, jefa de la Unidad Departamental de Promoción de los Derechos de las Mujeres y la Igualdad Sustantiva en la alcaldía Iztapalapa, quien coordina Siemprevivas: son “trabajadoras sociales, psicólogas, abogadas, sociólogas, antropólogas”, entre otros perfiles.
Conforme el equipo de la alcaldía Iztapalapa comenzó a observar cada vez más necesidades para atender la violencia de género, la estrategia Siemprevivas se fue ampliando. Estas necesidades sólo se profundizaron en el contexto de la pandemia del Coronavirus, a partir de 2020.
El segundo paso de la estrategia fue el establecimiento de las Casas de las Siempre Vivas en marzo de 2021, que se trata de inmuebles destinados a brindar servicios más especializados e integrales a todas las mujeres que lo necesiten: “Durante los recorridos que se hicieron en las colonias, detectamos diversos casos de violencia de todo tipo, incluso violencia feminicida; y, a raíz de ahí, pues surgió la necesidad de también tener espacios más especializados en términos de atención; es decir, de una asesoría jurídica y un acompañamiento psicoterapéutico a las mujeres que necesitaban esta atención.”
Hasta el momento, se han fundado 14 de estas casas, 10 al interior de las Unidades de Transformación y Organización Para la Inclusión y Armonía Social (UTOPÍAS) y cuatro más en distintos lugares de la alcaldía. Al igual que con la coordinación de las orientadoras comunitarias, la elección de los lugares para instaurar estos inmuebles se tomó a partir de las necesidades en territorio, buscando llevar la atención a las colonias en donde más fueran necesarias.
Según Fabiola, la territorialización de estos servicios también puede incentivar la denuncia en contra de sus agresores en aquellas mujeres que son víctimas de violencia: “el modelo que ha centralizado toda la atención a ciertas zonas a veces también puede ser un obstáculo para que las mujeres denuncien. Si de por sí no hay una cultura de la denuncia, también le pones un obstáculo de distancia territorial. […] Lo que se hizo fue acercar estos espacios a estos barrios”, explica Fabiola.
Además de la orientación jurídica y psicoterapéutica hacia las mujeres que han sido víctimas de violencia, las Casas de las Siemprevivas tienen otras metas que resultan indispensables para la atención integral hacia las mujeres, ya que buscan “garantizar su acceso a la educación, la salud, la cultura, el deporte, el esparcimiento y el bienestar emocional, a la vez que fomentan su autonomía y empoderamiento”, según un documento oficial.
Asimismo, en caso de que la atención no sea suficiente para algunas mujeres –ya que se trata de un nivel específicamente preventivo–, las Casas de las Siemprevivas también están preparadas para canalizarlas a las instancias correspondientes en aquellos casos que ameriten un servicio más especializado.
Ahora bien, si uno se da a la tarea de buscar “buenas prácticas para prevenir la violencia contra las mujeres”, la mayoría de ellas se orienta a prevenirla en la calle, las escuelas o los centros de trabajo. De esta manera, la estrategia Siemprevivas se destaca porque ha roto con la tendencia global de centrar la atención del Estado en aquella violencia visible, particularmente en los espacios públicos. A pesar de ser necesario atender esta violencia, resulta insuficiente para las víctimas al interior de los hogares y las familias, ya que la violencia doméstica suele permanecer oculta y existe una tendencia a ignorarla en cuanto se hace evidente.
Sin embargo, Siemprevivas rompe con la frontera entre lo público y lo privado, tal como históricamente ha pregonado el feminismo desde la consigna “lo personal es político”. Esta visión representó un punto nodal en el gobierno de Clara Brugada y de su equipo de trabajo como alcaldesa de Iztapalapa: “la filosofía del gobierno de Clara siempre ha sido hacer público lo privado, [buscar] desmitificar este asunto de que lo que pasa tras la puerta es privado y no tendría que entrometerse el Estado. […] Evidentemente, también hay una cultura de velar la intimidad, de incluso ocultar tras la puerta lo que sucede, cuando pues también lo que pasa dentro de las casas es político y tiene un impacto político”, explicó Fabiola.
Ahora bien, es necesario reconocer que la estrategia Siemprevivas es de reciente creación y durante los últimos años se han agregado algunos otros componentes cuyos resultados no han sido tan prometedores como en el caso de las orientadoras comunitarias o de las Casas de las Siemprevivas.
Fabiola menciona la Ruta Libre de Violencia, en la que se busca “propiciar un ambiente libre de violencia y hostigamiento sexual contra las mujeres en el transporte público”. Para ello, las orientadoras comunitarias abordan las unidades de transporte público concesionado y dirigen pláticas sobre el acoso callejero, explicando qué es y cómo actuar si se atestigua que una mujer es víctima; además, también capacitan a los operadores con miras a que sean “aliados de las mujeres”.
También se enlista la iniciativa “Mi negocio te protege”, que buscaba crear espacios seguros entre los comerciantes locales para las mujeres que pudieran ser víctimas de violencia en el espacio público. Con estas medidas, se buscó hacer “copartícipe” a la comunidad de la protección hacia las mujeres, ya que la violencia de género no es un asunto exclusivo del Estado. Sin embargo, la resistencia patriarcal en muchos espacios – como en las empresas de transporte concesionado– han dificultado su éxito, además de que las iniciativas aún se encuentran en ciernes y los resultados no se han hecho visibles aún, concluye Fabiola.