07/05/2024 (Ciudad de México)En Gaza, en las primeras horas de la mañana de hoy, con varias columnas de tanques, Israel tomó el control del lado palestino del cruce de Rafah en la frontera sur con Egipto. Lo hizo con una operación iniciada por la noche, con grupos de infantería especial que mataron a veinte gazatíes, que los servicios de inteligencia israelíes contabilizan como milicianos de Hamás pero que, por las características absolutamente desproporcionadas de fuerza militar, además de haber impedido Israel la presencia de observadores internacionales de Naciones Unidas, no hay forma de verificar si esa información corresponde a la verdad.

Los primeros bombardeos sobre infraestructura civil en la ciudad de Rafah causaron enormes destrozos, obligando a suspender labores a las brigadas que repartían comida y agua entre los refugiados. La parte sur de la Franja de Gaza es el último refugio para un millón quinientos mil palestinos que hacia allá tuvieron que escapar, dejando sus hogares en el norte devastado. En lo que puede ser considerado un acto más en contra del derecho internacional humanitario, el gobierno israelí ordenó la evacuación de varios distritos, lo que significaba el traslado forzoso de 100.000 palestinos, casi todos ellos desplazados ya varias veces por los bombardeos.

Esta operación militar puede convertirse en el episodio más sangriento de la invasión israelí a Gaza, que ya causó 35.000 muertos y decenas de miles de heridos. El ataque estuvo precedido por la aceptación, por el grupo radical islamista Hamás, de una tregua el pasado domingo, que sin embargo fue rechazada por el gobierno conducido en los hechos por el primer ministro Benjamín Netanyahu poco antes de ordenar el inicio de las operaciones en Rafah, ya que consideraba que “las condiciones cambiaron y el marco aceptado por Hamás está lejos de las demandas necesarias de Israel”.

El “marco” al que se refiere Tel Aviv era el intercambio de rehenes civiles en manos de Hamás, comenzando por las mujeres, por presos palestinos en las cárceles israelíes; además de incrementar el ingreso de ayuda humanitaria y combustible a la Franja, así como un eventual retiro de las tropas de Israel de los territorios palestinos, a lo que Tel Aviv siempre se ha negado.

De inmediato la Unión Europea y Egipto han criticado el ataque. “Esta peligrosa escalada amenaza las vidas de más de un millón de palestinos que dependen principalmente de este cruce de Rafah, ya que es el principal salvavidas de la franja de Gaza y la salida segura para que los heridos y enfermos salgan a recibir el tratamiento”, lamentó el gobierno egipcio. Por su parte, Naciones Unidas ha alertado que los dos principales puntos de entrada de ayuda humanitaria han sido cerrados por los israelíes, con lo que una crisis humanitaria aún mayor que la que se vive desde hace seis meses podría presentarse.

En el mundo se alzan nuevamente masivas voces de condena al genocidio a que es sometido el pueblo palestino. Hoy se registraron marchas en Yemen, Líbano, Siria, Jordania, Turquía, Egipto y Argelia. En Estados Unidos, Canadá, Francia y Australia las movilizaciones universitarias en solidaridad con Palestina se han mantenido, con marchas y no ya bajo la forma de campamentos que en gran número fueron levantados por la represión policial, lo que en Estados Unidos recordó las épocas de las protestas contra la guerra de Vietnam. El presidente Joseph Biden hizo un llamamiento a detener la “ola de antisemitismo” intentando hacer suyo el argumento de varios gobiernos europeos para prohibir expresiones de repudio al genocidio.

En América Latina, el gobierno de México se ha pronunciado, a través de un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, exigiendo el cese al fuego de forma inmediata y advirtiendo que la ofensiva contra la ciudad gazatí de Rafah puede tener consecuencias catastróficas. Recordó que “los ataques en contra de la población civil constituyen una seria violación del derecho internacional humanitario”.