23/04/2024 (Ciudad de México). La noticia del descubrimiento, en la parte en ruinas del hospital Nasser en Gaza, de una fosa común, de la que hasta el momento se han recuperado doscientos ochenta y tres cadáveres, causó enorme impacto mundial. En las Naciones Unidas, el portavoz de la Secretaría General de la ONU, el francés Stéphane Dujarric, consultado al respecto afirmó en una rueda de prensa: “Estos informes son extremadamente preocupantes y es otra razón más por la que necesitamos un alto al fuego, por la que necesitamos ver el fin de este conflicto, por la que necesitamos un mayor acceso para el personal humanitario, una mayor protección de los hospitales”.
La desgarradora noticia, al viralizarse en redes sociales, entre muchos efectos tuvo el de aumentar la indignación por las matanzas en la Franja de Gaza, fortaleciendo las acciones de solidaridad con el pueblo palestino en varias universidades estadounidenses. Pese a las inconstitucionales prohibiciones de manifestaciones por esta causa, acudiendo al desgastado argumento de calificarlas como muestras de “antisemitismo”, cosa que también se hace en varios países de Europa, crece en los campus universitarios el repudio al genocidio que comete Israel en tierras palestinas.
En la Universidad de Columbia, ubicada en la ciudad de Nueva York, que es una de las de mayor prestigio académico, los activistas que habían instalado carpas en las que flameaban las banderas palestinas, y que repartían material de propaganda con las consignas “Liberen a Palestina”, “Palestina será libre desde el río hasta el mar” (vale decir desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, que era la original continuidad territorial de Palestina que fue cercenada por Israel), fueron intervenidos por la policía neoyorquina, bajo el argumento de que estaban alterando la normalidad del orden público. Cien estudiantes fueron detenidos y remitidos a centros de reclusión, lo que sólo activó más movilizaciones, ya no sólo en la Universidad de Columbia sino en otras universidades en el país. Las autoridades de la UC, para frenar las protestas, declararon un receso de actividades presenciales, autorizando la realización de clases virtuales.
Al día siguiente, otras cuarenta y siete detenciones sucedieron en las Universidades de Yale y Nueva York. La de Nueva York es otro de los más prestigiosos centros académicos, contando con 50.000 estudiantes. La de Yale es la tercera más antigua de los Estados Unidos, fundada en 1701, queda en New Haven (Connecticut) y se está convirtiendo en uno de los epicentros de las manifestaciones.
La represión sólo aumenta la solidaridad, pues ahora se han sumado tres importantes universidades del Estado de Massachussets, como son el “Massachusets Institute of Tecnology” (MIT) y las Universidad de Emerson y Tuffs, que exigen el alto al fuego inmediato en la Franja de Gaza y cortar la ayuda militar de Estados Unidos al gobierno de Israel.
Recordemos que hace unos días, la Cámara de Representantes en Washington aprobó un paquete de ayuda militar al gobierno de Israel por 31.000 millones de dólares. Este apoyo al muy cuestionado gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, es impulsado por la administración de Joseph Biden y el partido demócrata, un partido que cuenta entre sus filas a la congresista disidente Rashida Tlaib, la primera legisladora de origen palestino, cuyos comentarios sobre la invasión israelí de la Franja de Gaza le valieron ser censurada por la Cámara de Representantes. Tlaib frecuentemente ha dicho que sus críticas son al gobierno de Israel, no al pueblo israelí pues para ella “suenan igual los llantos de los niños israelíes que los llantos de los niños palestinos”.