En estas elecciones estadounidenses hay 36.2 millones de personas de la comunidad latina registradas para votar, cuatro millones más de las que se registraron en 2020. Los partidos buscan cautivar el voto latino, principalmente el mexicano que representa el 61.5% de la población.
12/04/2024 (Ciudad de México). En Estados Unidos se estima que el voto de la comunidad latina será determinante en estas elecciones en las que se juegan muchos temas y sólo hay dos vías en este sistema bipartidista: el regreso del ultraderechista Donald Trump del Partido Republicano o la continuidad del demócrata Joe Biden, cuya aprobación ha caído en las encuestas.
El voto de las comunidades latinas, conformado por al menos 14 nacionalidades, es relevante porque en términos demográficos ha crecido y este año alrededor de 36.2 millones de personas de este sector ejercerán su voto, cuatro millones más de las que se registraron en 2020.
Uno de los grupos más relevantes es el de la comunidad mexicana que tiene 61.5% de representación –es la más numerosa–, seguida de la puertorriqueña y cubana.
El peso del voto mexicano en las elecciones de EE.UU.
A decir de José Eduardo Múzquiz, investigador en la Universidad del Sur de California, el panorama de la votación sigue siendo heterogéneo, así como lo es en sí mismo el concepto de “lo latino”.
De acuerdo con el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) los estados con más votantes de comunidades latinas son California, Texas, Florida, Nevada y Arizona. Se prevé que definirán la elección junto con Georgia.
Para Múzquiz, el voto de los mexicanos es muy importante en Arizona y Nevada. “Otro estado que también va a ser fundamental es Florida, aunque ahí tiene mayor peso la comunidad cubana y puertorriqueña, sin embargo, en el escenario de la Florida se jugarán los referendos del sobre el derecho al aborto y la legalización de la marihuana”, por lo que las comunidades latinas, en mayoría, tendrán un papel importante para decidir sobre esos temas.
Con respecto a los mexicanos, el experto sostiene que hay diversos temas que sobresalen, sobre todo, economía, armas, derecho al aborto y migración (este último afirma suele tocarse sobre todo en estados fronterizos como Texas y California y se atraviesa con respecto a las generaciones). Sin embargo, el tema económico sobresale como primera preocupación entre las comunidades mexicanas en Estados Unidos.
Una de las preocupaciones de Múzquiz es que la preferencia del voto latino ha crecido hacia el Partido Republicano: en 2018, 72% de este voto fue para el Partido Demócrata, frente al 25% del Republicano. La división, incluso, se ve afectada por el género: “Tenemos a los hombres mexicanos y latinos orientándose más hacia Donald Trump. Las mujeres están orientándose más hacia el Partido Demócrata, sobre todo quienes son de segunda generación”.
“Con los mexicanos sucede que las personas más grandes, muchas de las cuales vivieron discriminación y el auge del chicanismo, están mucho más politizadas y más orientadas hacia la izquierda y los demócratas. Mientras que las personas más jóvenes, que no han vivido estos movimientos, tienden a ir más hacia la derecha”, sostuvo Múzquiz.
Voto latino interesado en propuestas sobre derechos humanos
Los candidatos, por su parte, continúan con sus campañas y para José Eduardo Múzquiz la elección se centra en dos posturas: “Joe Biden asegura que no es Donald Trump, un “antiderechos”; En tanto, el republicano se defiende señalando que los demócratas llevaron a Estados Unidos a la ruina y él hará la América Grande”.
“Trump lo que ha prometido es un poco el estándar republicano: más medidas de proteccionismo económico, como lo que vimos en su primera elección. La campaña de Biden se ha centrado en hablar sobre el derecho al aborto, que le fue retirado a las mujeres en Estados Unidos por la Suprema Corte el año pasado, y en esta cuestión de yo no soy Donald Trump”. Para el experto, si los demócratas buscan ganar las elecciones tienen el reto con las comunidades latinas y mexicanas de presentar propuestas enfocadas en derechos laborales, así como el impulso y la protección de derechos sexuales y reproductivos, y en temas de migración, aunque el crisol es más amplio.