01/03/2024 (Ciudad de México). Imágenes satelitales y gran cantidad de testimonios de sobrevivientes confirmaron otra matanza de civiles en Gaza, que dejó al menos 112 personas muertas y 700 heridas, muchas ellas de gravedad y que, por falta de atención médica, no podrán salvar la vida. La masacre ocurrió cuando el ejército de Israel disparó desde sus tanques y con fuego de artillería a la multitud de palestinos que esperaba recoger alimentos de un convoy de camiones. Inicialmente, Tel Aviv trató de atribuir a los propios palestinos la violencia, afirmando que la turba se lanzó hacia los camiones que transportaban las cajas de ayuda, muriendo aplastados. Poco después, Benjamín Netanyahu reconoció que fueron militares israelíes los que abrieron fuego y calificó el hecho como “una tragedia”.

Las reacciones en el mundo fueron de absoluta condena ante tan terrible violación del derecho internacional humanitario. El Secretario General de la ONU, António Guterres, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, han reclamado una investigación internacional independiente sobre la matanza.

La masacre confirma lo que personalidades mundiales como el presidente del Brasil, Lula da Silva, el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, o el cantante británico Roger Waters, califican desde hace meses como un holocausto que está sufriendo el pueblo palestino en sus propios territorios.

A manera de reacción, los gobiernos de Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Qatar anunciaron que redoblarán sus esfuerzos para hacer llegar alimentos, medicamentos y agua, lanzándola desde aviones que surcan los cielos de Gaza. Bélgica y Francia anunciaron que se sumarán a esa vía de ayuda en vista de que Israel ha bloqueado muchos de los accesos terrestres.

El gobierno de México, a través de su Secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, se sumó al repudio internacional y reiteró la posición mexicana de un cese al fuego inmediato que permita la entrada de ayuda humanitaria suficiente y de forma segura a los territorios palestinos.

Reunido de urgencia, el Consejo de Seguridad de la ONU debatió una Resolución presentada por Argelia en la que se responsabiliza a las fuerzas armadas israelíes de abrir fuego en Gaza contra civiles palestinos durante la entrega de comida y ayuda humanitaria. La moción fue apoyada por 14 de 15 países miembros del Consejo, incluyendo Gran Bretaña, pero la vetó Estados Unidos, con el inconsistente argumento de que “no se tenía toda la información sobre los hechos”. Fue el representante permanente de Argelia ante la ONU, Amar Bendjama, que denunció la torpeza bloqueadora estadounidense, ya que fueron los propios organismos de Naciones Unidas que detallaron los sucesos y presentaron pruebas en la reunión del Consejo de Seguridad.

La Casa Blanca sigue empeñada en un afán de apoyo incondicional a Israel, siguiendo el lineamiento que hace 41 años trazó el Secretario de Estado de Ronald Reagan, el general retirado Alexander Haig, cuando afirmó: “Israel es el mayor portaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Pero el tiempo pasa y las realidades geopolíticas cambian. El apoyo de Estados Unidos al genocidio israelí lo ha alejado no sólo del mundo árabe, sino también de África y de casi toda América Latina. Y en lo interno, le está pasando facturas en las primarias y seguramente también en las elecciones nacionales del próximo 5 de noviembre a las pretensiones de reelección del presidente Joe Biden.