08/01/2024 (Ciudad de México). Hoy se recuerda el primer aniversario de la asonada promovida y organizada por el ex presidente Jair Bolsonaro. El domingo 8 de enero de 2023, ayudados por la negligencia de la policía encargada de custodiar los edificios oficiales, grupos fascistas atacaron violentamente las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema, todas ubicadas en la Plaza de los Tres Poderes en la capital Brasilia.

Según las investigaciones de esos hechos, que estuvieron a cargo de una Comisión Legislativa Pluripartidaria, cuya relatora principal fue la diputada socialista por el Estado de Maranhao, Eliziane Pereira Gama Ferreira, la escalada de violencia había comenzado mucho antes, el mismo 30 de octubre de 2022, cuando se conocieron los resultados del balotaje presidencial, en las que el candidato de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, se impuso por más de 2 millones de votos de diferencia sobre el candidato de la ultraderecha Jair Messias Bolsonaro. Los guarismos finales fueron 60 millones de votos para Lula, 58 millones para Bolsonaro.

El neofascista inmediatamente desde el Palacio de Planalto lanzó una campaña acusando de “fraude masivo” al proceso electoral, exigiendo la anulación de esa segunda vuelta y nuevos comicios. Contó con el respaldo del gremio de camioneros de transporte de cargas del Brasil (empresarios del carguío), que con sus vehículos de alto tonelaje bloquearon algunas de las principales carreteras del país, pretextando un rechazo a la política de precios de los combustibles.

Continuó la asonada con las concentraciones de militantes bolsonaristas frente a las guarniciones y cuarteles militares, pidiendo a las Fuerzas Armadas que tomen el poder como habían hecho en abril de 1964 contra el gobierno del reformador laborista Joao Goulart, en un golpe de Estado que Bolsonaro, a lo largo de su carrera militar y política, ha reivindicado, sin que le importen los centenares de muertos ni las decenas de miles de torturados y exiliados que significó esa dictadura que duró 21 años.

Como las encendidas arengas no tuvieron respuesta, los grupos fascistas organizados en varios Estados (fundamentalmente los del Centro-Oeste que fue donde Bolsonaro logró mayor votación) comenzaron a movilizarse hacia el Cuartel General de las Fuerzas Armadas en Brasilia, donde montaron un campamento. Desde allí, en la madrugada del domingo 8 de enero, miles de fascistas se dirigieron hacia la Plaza de los Tres Poderes, donde tomaron y saquearon los edificios estatales más importantes. Esa invasión fue exactamente una copia de la que realizaron los seguidores de Donald Trump en el Capitolio en Washington, dos años antes.

Además, de la investigación legislativa que ha remitido al Ministerio Público toda la documentación justificando la imputación de 55 personas, comenzando por el ex presidente, como autores, cómplices o encubridores del intento de golpe de Estado. Entre ese cúmulo de gente figuran cinco ex ministros del gobierno de Jair Bolsonaro, los ex comandantes de la Marina y del Ejército, también la diputada Carla Zambelli, una vocera pública del bolsonarismo.

Por su parte, la Justicia brasileña, por ese brutal ataque a la democracia, ha acusado a dos mil personas, de las que treinta ya fueron sentenciadas y cumplen condenas de hasta 17 años de prisión.

Jair Bolsonaro, aunque está procesado, continúa impune.