05/01/2024 (Ciudad de México). En Colombia, el gobierno de izquierda del presidente Gustavo Petro acaba de inaugurar el “Parque Solar Guayepo”, que producirá energía fotovoltaica, que es la que se obtiene al convertir la luz solar en electricidad empleando una tecnología basada en el efecto fotoeléctrico, que se acumula en centenares de miles de paneles y luego se transmite hacia una red centralizada de distribución energética nacional.
Este Parque Solar está ubicado en los municipios de Ponedera y Sabanalarga, en el departamento del Atlántico, una de las regiones con mayor cantidad de días despejados al año, lo que garantiza una mayor exposición solar. Son en total 820.600 paneles solares, ubicados en una superficie de tamaño similar al de 2.000 canchas de fútbol. El Parque Solar generará electricidad suficiente para cubrir las necesidades de 770.000 habitantes, teniendo la posibilidad de ampliar aún más su capacidad.
Se trata del proyecto de energía limpia más grande del país y el más importante de Sudamérica. Con la incorporación de esta enorme obra de infraestructura, el gobierno de Colombia avanza en la implementación de su programa auténticamente ecologista de transición energética.
Esta transición se refiere al conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de la energía para evitar la emisión de los gases de efecto invernadero, que son los principales factores desencadenantes del calentamiento global. Estas emisiones nocivas que dañan el planeta se producen a partir de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), ya que para convertirlos en energía deben inevitablemente pasar por un proceso de combustión, y en esa quema desprenden los gases contaminantes.
Por tanto, al hablar de transición energética estamos diciendo dejar de utilizar combustibles fósiles sustituyéndolos por energías más limpias y sostenibles. Y este planteamiento ya no es sólo una disquisición académica, es ahora un consenso mundialmente asumido: en la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático” efectuado en la suntuosa y petrolera Dubai, a fines del año pasado, se acordó: “eliminar progresivamente los combustibles fósiles, garantizando cambios efectivos y equitativos hacia la energía renovable”. En esta COP-28 se definió también triplicar la capacidad global de energías renovables acelerando la disminución del uso de energía basada en el carbón.
El presidente Gustavo Petro, cuando le tocó intervenir en esa reunión, dijo: “Hoy se emite un 12% más de Dióxido de Carbono en el mundo que en el 2010, es decir los sectores más ricos de la humanidad han expandido su consumo de carbono y, por tanto, las emisiones de Dióxido de Carbono llevando a la humanidad y a la vida a la crisis”. Petro, en su país que arrastra una herencia petrolera, es consecuente con este discurso internacional, acelerando la transición ecológica.
Da un mensaje a la izquierda latinoamericana, especialmente si tiene responsabilidades de gobierno o pretende ganar electoralmente los gobiernos: hay que incorporar el ecologismo socialista en sus programas de transformaciones, y hay que hacerlo de manera realista pero coherente en cuanto a los principios de defensa de la vida y la naturaleza, sin dobles discursos (uno para la gente que sufre los desastres ambientales, otro para los inversionistas petroleros) y apoyándose en las iniciativas y la organización de los sectores populares.